Los días de fiesta van pasando en la capital alavesa, donde todos disfrutan de las actividades, eventos y desfiles. Es la época más esperada del año por muchos vitorianos, y no solo por los más mayores, sino también para los txikis.
Esta mañana se ha celebrado la bajada de Celedón ‘txiki’ y Edurne, pero previo a su bajada han contado con la acogida y ofrenda floral de los niños y niñas de Vitoria a la Virgen Blanca, en la Iglesia de San Miguel. Un evento organizado por la Comisión de Blusas y Neskas y por la Cofradía de la Virgen Blanca. Al igual que los mayores dejarán flores tanto en la hornacina como en la capilla en honor a la patrona de la ciudad.
El día siete está marcado por la gran presencia de los más pequeños de la ciudad como los anfitriones. Asimismo, a las 11.00 horas la comparsa de Gigantes, Cabezudos, Caballos y Sotas paseo por las calles de la capital. Algo que llevan haciendo desde su creación en 1917.
Comienzo de los personajes
En un principio solo desfilaban gigantes y cabezudos, pero hace años que los reyes, de la baraja de Fournier, y las sotas y los caballos los acompañan.
En total hay 10 gigantes, tres parejas de aldeanos procedentes de Aramaio y de la Montaña Alavesa, que son los cuatro originales de 1917, y los ‘regüeveros’ de 1929; cada uno con una altura de 3,75 metros. Por otro lado, están los cuatro reyes de la baraja vitoriana, el de oros, copas, espadas y bastos.
Unas piezas trotamundos que han recorrido países para participar en las comparsas de otras ciudades. Acompañaron al Baskonia en una Final Four continental, así como en Alemania y en Berlín en 2006. Los gigantes fueron los primeros y después se adquirieron las sotas y los caballos.
Cabezudos
Los cabezudos existen también desde 1917, y son cuatro: Celedón, Cachán, Escachapobres y el Pintor de Vitoria. Se conservan en buen estado, aunque no participan en todos los desfiles, pesan 12 kilogramos. Los más modernos son Ojo Biriqui, LLorón y Calvaseca, además en 2022 recuperaron La Vieja, La Rubia y La Señorita.
Todos ellos participaron en el desfile previo a la bajada de Celedón ‘txiki’ y Edurne. El recorrido pasaba por San Prudencio, después Fueros hasta llegar a la calle de la Independencia, pasando por Postas y finalizando en la plaza de la Virgen Blanca. Un paseo repleto de familias que esperaban ver los diferentes personajes en acción. Los cabezudos son los primeros en aparecer, con sus bolsas colgantes reparten golpes entre los jóvenes y tratan de ganarse la confianza de los más pequeños.
Algunos lloran nada más ver las caretas y otros cuando se acercan o les intentan pegar. En su mayoría se trata de niños muy pequeños como para entender que se trata de un personaje y no de un ser de verdad. Mientras tanto, los más mayores disfrutan de los golpes e incluso se atreven a desafiar o chinchar a alguno de los cabezudos.
Gigantes
Después aparecen los caballos y las sotas ataviados con sus mejores galas. Estos no destacan en gran medida porque detrás se encuentran los gigantes, que se llevan todo el protagonismo. Son imponentes estructuras que para cualquier niño es fascinante. Con sus trajes al viento y los bailes minuciosamente preparados toman las calles de Vitoria para alegrar el ambiente.
Acompañados como siempre del ritmo y melodía de las gaitas y las dulzainas. Estos se intercalan entre músicos y gigantes para marcar el paso de la persona que se encuentra sujetando la estructura y creando la magia.
De generación en generación
Al tratarse de personajes con tantos años de vida es inevitable que muchos padres acudieran en su momento a verlos y que ahora sean ellos quienes lo inculquen. Estela madre de dos pequeños recordaba su niñez en fiestas, “los gigantes y los cabezudos de pequeña siempre los he visto y me han encantado”. Indica que se trata de un desfile llamativo y que capta rápidamente la atención de los niños.
Los diferentes trajes, colores y la música envuelven el ambiente, ”a mis hijos también les gusta, de hecho, creo que es de las cosas que más les puede llamar la atención”. Muchos padres y madres compartían la ilusión de sus hijos por ver a los cabezudos o a los gigantes y trataban de mostrarles que no hacían daño.
Un espectáculo por todo lo alto que se encuentra paseando por las calles de la ciudad, ya que salen varios días con diversos recorridos. Por ello, es muy sencillo encontrarlos y disfrutar con los pequeños de las divertidas ocurrencias de los cabezudos o de los ágiles movimientos de los gigantes.
Al llegar a la plaza de la Virgen Blanca está se encontraba abarrotada de gente esperando ver la bajada de los txikis, los gigantes se han situado en la plaza inmóviles. Los cabezudos como es normal se han dedicado a atacar a todos los niños que vieran, aprovechando los últimos minutos antes de las doce.
Sin duda una de las mejores tradiciones de La Blanca es mantener vivos estos personajes que sin gran esfuerzo pueden conseguir alegrar a los niños.