Tras la derrota del sábado frente al Espanyol (0-1), en lo que supuso la enésima decepción de la temporada, el Deportivo Alavés debe tomar una decisión. Puede seguir apostando por el Chacho Coudet o, reviviendo vicios del pasado, acabar su relación con el argentino y embarcarse en otro curso de tres entrenadores. Algo que parecía superado en Mendizorroza, pero que ahora mismo no puede descartarse. Al contrario, más bien.

Y razones no faltan para ello, ciertamente. Aunque la permanencia no está lejos –a solo un punto después de los pinchazos de Las Palmas y el Valencia–, el equipo no da señales de poder abandonar la zona roja. Da igual cómo juegue. Lo haga mejor o peor, el resultado casi siempre es el mismo. Este Glorioso es un caramelo para los rivales: solo con defenderse más o menos bien, saben que tendrán su oportunidad para golpear.

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En imágenes: Así ha sido el Alavés - Espanyol

Esto último se ha visto, principalmente, en Mendizorroza. Y es un drama. No hay salvación posible si el Alavés se muestra débil donde debería ser fuerte. Un lastre del que, por supuesto, la afición no puede abstraerse. Si el césped no transmite, se dan escenas como la del sábado: no hubo rabia, ni enfado, ni tristeza en las gradas al escuchar el pitido final de la contienda, solo apatía; como si ya se aceptara el descenso a Segunda División.

Esa sensación, mezclada con impotencia por no encontrar la solución, también la transmitió el Chacho en su comparecencia posterior a la derrota con el Espanyol. Pese a que manifestó tener aún ganas para seguir intentándolo, no titubeó al poner su cargo a disposición de la propiedad: “Yo, de momento, estaré el lunes entrenando, pero aceptaré y entenderé cualquier decisión que pueda tomar el club. Los resultados mandan”.

NÚMEROS POBRES

Los números no respaldan al argentino, eso está claro. Desde que se puso al frente en la primera semana de diciembre, el Alavés ha cosechado una victoria, cinco empates y cuatro derrotas en Liga. Es decir, ocho puntos de 30 posibles. En consecuencia, el equipo ha caído hasta la penúltima plaza de la tabla, partiendo de la decimosexta en la que lo dejó Luis García Plaza a su marcha. 14 de 45 unidades fueron las que sumó el madrileño.

Esos pobres resultados son mucho más alarmantes cuando se revisan los rivales. Los albiazules no han sido capaces de ganar ni al Valencia, ni al Celta, ni al Getafe, ni al Leganés ni al Espanyol, cinco clubes que pelean por el mismo objetivo. El único triunfo con el Chacho llegó en el Benito Villamarín, donde jugó a muy a su favor que el Real Betis se quedara con un futbolista menos al comienzo de la segunda mitad (1-3).

Otro factor que no juega en favor del argentino es la respuesta de la plantilla. Kike García y Joan Jordán son los únicos que han mejorado a sus órdenes. El resto ha mantenido el nivel o, directamente, ha empeorado, y eso que ha probado distintos sistemas. Las suplencias de Jon Guridi, por ejemplo, no han gustado a la afición. Muy poco o nada ha aprovechado al futbolista capaz de dar sentido al juego del equipo en los últimos años.

Atendiendo a lo anterior y también a la manera de actuar de la propiedad, no hay motivos para mantener a Coudet. Podría darse una excepción y que, por primera vez, el club ignorase los resultados y confiara en la capacidad de su técnico para reconducir la situación. El debate, en ese caso, sería por qué no se hizo lo mismo con Luis García, capaz de devolver la ilusión a la grada y de llevar y mantener al Glorioso en Primera División.

UNA SOLUCIÓN SIN CERTEZAS

Ahora bien, cambiar una vez más de técnico no asegura nada. La última vez que tuvo tres inquilinos en su banquillo en un mismo curso, el Alavés perdió la categoría. Fue en la temporada 2021-22, durante la que pasaron Javi Calleja, José Luis Mendilibar y Julio Velázquez por Mendizorroza. Sí hubo más éxito en las dos ocasiones anteriores: Abelardo y el propio Calleja consiguieron la permanencia en las campañas 2017-18 y 2020-21.

Pase lo que pase en este sentido, resulta evidente que la figura que queda más tocada es la de Sergio Fernández. El leonés tuvo muy claro que el problema era el banquillo y no la plantilla, por eso prescindió de Luis García. Y el tiempo no le está dando la razón. El Chacho fue su apuesta personal, lo ha defendido a ultranza siempre que ha podido y, sin embargo, el Glorioso se ha asomado al abismo del descenso.

Presentación de Coudet como técnico babazorro.

Difícilmente le va a perdonar Mendizorroza un error así, salvo que el Alavés acabe logrando lo que hoy parece difícil. También debe entrar a debate si el esfuerzo de la propiedad ha sido suficiente o no en los últimos mercados. Si bien es cierto que invertir grandes sumas en fichajes no garantiza el éxito, pretender tapar la marcha de futbolistas franquicia con cedidos de rivales directos o jugadores libres no parece la mejor opción.

Lo positivo es que hay margen para revertir la situación. Aún restan 13 jornadas por disputarse y, visto el ritmo de puntos de los rivales directos, todo hace pensar que la permanencia volverá a ser bastante barata. Una buena racha puede cambiarlo todo, pero el calendario no va a ser nada amable para los intereses babazorros. En cualquier caso, lo ocurrido esta temporada merece una reflexión en mayo. Este no puede ser el camino.