La contaminación por plásticos en mares y ríos es uno de los mayores retos ambientales a nivel global y una preocupación creciente en Euskadi. La comunidad autónoma, bañada por el Cantábrico y atravesada por ríos como el Nervión, Deba, Oria o Zadorra, enfrenta un problema complejo que amenaza su biodiversidad y calidad ambiental. Para hacer frente a esta crisis, el Gobierno vasco ha intensificado su apuesta por la ciencia, la tecnología y la cooperación multisectorial, con iniciativas como el proyecto Ulysses, que tiene como objetivo conocer y combatir de manera efectiva la contaminación plástica.

El director de Patrimonio Natural y Adaptación al Cambio Climático, Adolfo Uriarte Villalba, explica la situación actual, los avances en la región y los desafíos que persisten en esta lucha contra el plástico. "En Euskadi llevamos años trabajando en la problemática del plástico, pero lo que nos faltaba era una coordinación efectiva y herramientas para cuantificar de forma precisa el volumen y origen de los residuos", señala Uriarte. 

"Lo que nos faltaba era una coordinación efectiva y herramientas para cuantificar de forma precisa el volumen y origen de los residuos"

Aunque existen múltiples proyectos de recogida y sensibilización, aún no se dispone de datos globales consolidados que permitan evaluar la evolución de la contaminación año a año.

El problema no es menor: el 80% de la basura marina que se encuentra en nuestras costas es plástico. La mayor parte proviene de fuentes terrestres, pero también hay un porcentaje significativo derivado de actividades marítimas como la pesca o el transporte marítimo. Esta dualidad del origen de la contaminación dificulta las acciones, que deben combinar medidas terrestres con un control eficaz en el mar.

Tecnología y ciencia

La gran apuesta científica para este reto es el Proyecto Ulysses, una iniciativa conjunta del centro tecnológico AZTI y la Fundación Data For Science, apoyada por el Gobierno vasco. El programa incluye la instalación de más de mil dispositivos con sensores y módulos GPS que permitirán rastrear en tiempo real la generación, acumulación y desplazamiento de residuos plásticos en el Golfo de Bizkaia y en ríos clave de Euskadi.

“Gracias a estas tecnologías de instalar cámaras en los puntos estratégicos como el Puente de Bizkaia, podremos obtener una imagen mucho más clara y cuantificable de cómo y dónde se produce la contaminación”, detalla Uriarte.

El proyecto Ulysses tiene previsto instalar cámaras en los puntos estratégicos como el Puente de Bizkaia, con el fin de obtener una imagen más clara y cuantificable de cómo y dónde se produce la contaminación. Pablo Viñas

Estos dispositivos no solo recopilarán datos, sino que también analizarán patrones para anticipar episodios de acumulación masiva de residuos y optimizar las acciones de limpieza, focalizando esfuerzos en las áreas más críticas.

Datos alarmantes

La investigadora Oihane Cabezas-Basurko, de AZTI, alerta sobre la presencia de microplásticos en el Cantábrico, con niveles similares a los del Mediterráneo, lo que evidencia la urgencia del problema. En los últimos años, varios estudios han demostrado cómo los plásticos afectan a la fauna marina, desde aves hasta peces, mediante la ingestión de fragmentos que pueden alterar sus sistemas digestivos y afectar a la salud de los ecosistemas.

Además, los residuos plásticos pueden actuar como vectores de contaminantes químicos, afectando a cadenas tróficas marinas y terrestres, con posibles repercusiones para la salud humana de toda la sociedad. Por ello es esencial alcanzar un océano sin plásticos.

Más del 80% de la basura marina que se encuentra en las costas de Euskadi está compuesta por plásticos, un dato que subraya la magnitud del problema en Euskadi.

Y es que los estudios realizados han detectado que los niveles de microplásticos en el Cantábrico son alarmantes. Más del 80% de la basura marina que se encuentra en las costas de Euskadi está compuesta por plásticos, un dato que subraya la magnitud del problema en Euskadi.

La clave para el éxito

Además del trabajo tecnológico, también se contempla un componente esencial de educación ambiental y divulgación, a través de programas dirigidos a escolares, familias y sociedad en general. Uriarte subraya la importancia de la colaboración entre todos los actores implicados en la cadena de valor del plástico: productores, consumidores, recicladores, tecnólogos y sectores específicos como la pesca. 

Hemos trabajado con el sector pesquero para que gestionen adecuadamente los residuos generados en la actividad marítima. También con los puertos, habilitando espacios para la recogida de basura marina”, señala. Esta articulación busca cubrir toda la cadena de valor del plástico y avanzar hacia una gestión integral que impulse la economía circular, base fundamental para lograr una sostenibilidad futura.

Asimismo, Uriarte destaca que uno de los factores clave para frenar la contaminación plástica es cambiar los hábitos de la ciudadanía. En este sentido, el Gobierno vasco ha puesto en marcha programas que combinan la ciencia ciudadana con la educación ambiental en colegios y comunidades. “Desde hace años apostamos por llevar a estudiantes y familias al medio natural para que aprendan a identificar la contaminación y participen activamente en limpiezas y recogidas de residuos. El objetivo es generar conciencia, especialmente en las nuevas generaciones, para que adopten conductas responsables”, afirma.

Estudiantes del centro de formacion del Casco Viejo limpiando la playa de Ereaga. Jose Mari Martínez Bubu

Aunque reconoce que los más jóvenes están cada vez más concienciados con el problema ambiental, advierte de un tramo especialmente complejo: la adolescencia. “Siempre digo que hay un momento crítico que es la adolescencia, una etapa difícil de gestionar. A veces parece que quien muestra el peor comportamiento es líder, y eso complica las cosas, aunque por suerte suele durar poco”, reflexiona. “Lo positivo es que estamos viendo que los niños de entre 10 y 14 años tienen muy interiorizadas ciertas conductas responsables; incluso llegan a corregir a sus propios padres. Creemos que ese valor está interiorizado en nuestra sociedad. En las encuestas, la gente demuestra conocer los problemas y querer soluciones. No se actúa por distintos motivos, pero sabemos lo que hay” . Esta sensibilización, junto con políticas públicas, es vital para reducir el plástico que llega a ríos y mares.

Reconociendo la complejidad del problema, el director de Patrimonio Natural insiste en que no se trata de eliminar el plástico, sino de gestionarlo mejor. “El plástico fue una innovación importante, que nos ayudó, por ejemplo, a reducir el desperdicio alimentario. Ahora debemos avanzar en la reutilización y en la valorización, buscando alternativas y tecnologías que permitan reciclar y aprovechar al máximo los residuos, evitando que acaben en el medio ambiente”, apunta. 

"Ahora debemos avanzar en la reutilización y en la valorización, buscando alternativas y tecnologías que permitan reciclar y aprovechar al máximo los residuos, evitando que acaben en el medio ambiente"

Para ello, es necesario superar resistencias sociales, como la oposición a instalar plantas de reciclaje cerca de las comunidades, y apostar por soluciones tecnológicas y de gestión que reduzcan los impactos negativos.

Retos pero con esperanza

Pese a la gravedad de la contaminación plástica, Uriarte tiene una visión positiva: “En los últimos 40 años hemos mejorado mucho la calidad de nuestros ríos, mares y ecosistemas naturales. Aunque persisten problemas, seguimos avanzando”. Reconoce que la contaminación plástica es un desafío global y que Euskadi comparte esta problemática con regiones vecinas como Francia y Cantabria. Por ello, la cooperación transfronteriza y la ampliación del Proyecto Ulysses a otras comunidades es una meta a medio plazo.En los próximos meses, con la implementación del sistema de recogida y análisis de datos de Ulysses, el Gobierno vasco podrá evaluar con rigor si la contaminación plástica aumenta o disminuye.

“Contaremos con una fotografía anual del problema, que nos permitirá tomar decisiones más acertadas y focalizar los recursos donde sean más efectivos. Nuestra aspiración es que estos avances científicos y la implicación social logren preservar el patrimonio natural para las futuras generaciones”, concluye Uriarte.

Este Día Mundial del Medio Ambiente nos invita a reflexionar sobre el papel de cada persona, institución y sector en la lucha contra la contaminación plástica. Euskadi ya está dando pasos firmes para proteger sus mares y ríos, pero la colaboración y el compromiso de toda la sociedad serán esenciales para alcanzar un océano libre por fin de plásticos.