No pudo ser. Como ocurrió hace unas semanas contra el Barça en el Camp Nou, el Deportivo Alavés dio la cara y tuvo ocasiones para llevarse premio contra el Real Madrid, pero sus propios errores le acabaron condenando. Mbappé adelantó a los blancos, Carlos Vicente puso las tablas saliendo como revulsivo y Rodrygo marcó el gol decisivo en Mendizorroza (1-2), donde la afición nunca paró de empujar.
Solo una novedad introdujo Eduardo Coudet en su once para afrontar la visita del gigante herido. El argentino mantuvo el dibujo que le sirvió para ganar a la Real Sociedad y competirle al Barcelona, con la novedad de Antonio Blanco, quien recuperó su sitio en detrimento de Ander Guevara. El cordobés, cabe recordar, venía de cumplir sanción por cinco tarjetas amarillas en el derbi contra los txuri-urdin.
El Alavés saltó al verde con excesiva tensión en sus piernas. Todo el esfuerzo de los albiazules por superar en ritmo al Madrid acabó en saco roto por los muchos errores con el balón, sobre todo, en la salida. Eso hizo que los visitantes se sintieran cómodos y dominaran con claridad el juego durante los primeros compases, aun con Mbappé renqueante varios minutos por un golpe en la rodilla que tenía tocada.
Los babazorros, eso sí, sobrevivieron a ese momento de dificultad. Aunque los blancos tuvieron dos buenos acercamientos en el propio Mbappé y Rodrygo, que dispararon desviado, el marcador se mantuvo en tablas y los de Coudet empezaron a encontrarse. Ibáñez y Abde, este segundo explotando los espacios, dieron alas al Glorioso; pero, justo cuando despertaba el equipo, llegó el varapalo inesperado.
Fruto de una pérdida de Denis en la medular, con gran parte del Alavés ya en campo contrario, el Madrid montó un veloz contragolpe y Mbappé, como casi nunca hace, no perdonó. Su derechazo fue imparable para Sivera (0-1, min. 24). Los locales, al menos, no se vinieron abajo tras el gol. Aun muy lejos todavía de su mejor nivel, sí que aguantaron más tiempo y balón y pudieron acercarse al área madridista.
Lo que no tuvo el Glorioso fueron ocasiones para probar a Courtois, como le lleva ocurriendo desde hace semanas. La mayoría de las transiciones murieron en tres cuartos de campo y el único que exigió a la zaga blanca fue Calebe, además del ya citado Ibáñez. El navarro dispuso de la única acción para empatar, al rematar una falta colgada al área, pero el guardameta visitante evitó el primer tanto albiazul.
Tras el paso por los vestuarios, el Alavés se mostró más mandón, dispuesto a que el Madrid tuviera lo menos posible la pelota. Pero los acercamientos peligrosos continuaron siendo del Madrid: la más clara, una doble ocasión en la que Mbappé y Vini probaron a Sivera. Ese escenario obligó al Chacho a mover el banquillo, dando entrada inicialmente a Carlos Vicente (Calebe), Aleñá (Abde) y Toni (Ibáñez).
Y pocas veces le habían dado un rendimiento tan inmediato los cambios al entrenador babazorro. Tres minutos más tarde, Blanco envió una pelota en largo y Vicente apareció veloz para, con un control espectacular, plantarse mano a mano con Courtois y poner el 1-1. El VAR tuvo que entrar en esa acción para validar el gol, que había sido anulado por fuera de juego. Vuelta a empezar y a soñar.
El problema del Alavés fue el mismo que ante el Barça en el Camp Nou: tuvo una ocasión para tumbar al Madrid, esta vez en las botas de Toni, a quien asistió Vicente, y no la aprovechó. Eso dio alas a los de Xabi Alonso, que castigaron el error en la jugada siguiente, marcando Rodrygo a placer el 1-2. El pase fue de Vinicius, desaparecido durante casi todo el partido. Ahí se entró en la recta final del duelo.
Y el epílogo, aun con la corta diferencia en el electrónico y la entrada de Guevara (Denis) y Yusi (Parada), no dio demasiadas opciones a los de Coudet. Las únicas ocasiones las tuvieron los visitantes, si bien nada se movió en Mendizorroza.