miami - Después de salir del corredor de la muerte y volver a la cárcel acoplada al juzgado del condado de Broward, al norte de Miami, Pablo Ibar está “animado y asustado, las dos cosas a la vez” según su padre Cándido. Lograron convencer al Tribunal Supremo de Florida de que su condena a muerte de hace 16 años fue injusta, y cara al nuevo juicio que debe celebrarse según la ley en un plazo de 90 días a partir de ahora, Cándido Ibar confía en que el abogado tiene “una buena papeleta”, aunque cree que “estaremos bien”. Su hijo fue condenado a muerte pese a la ausencia de evidencias físicas que parecían exigibles dadas las circunstancias del crimen. Además, fue considerado culpable presuponiendo que su parecido físico con un retrato borroso podía ser una prueba de cargo contra su presunción de inocencia, cuando ahora se aportan análisis científicos realizados por el experto británico Dr. Evans que descartan la identificación de Pablo Ibar en la secuencia grabada del triple asesinato ocurrido en Broward en la madrugada del 26 de junio de 1994.

El juez de circuito de Broward, comprometido por su palabra, debe pronunciarse ahora sobre la fianza que han pedido los abogados de Ibar. Si es concedida, el ex reo de muerte no podrá salir del condado aunque dependería de qué tipo de libertad se le otorgue. Si es sin restricción de movimientos, el juez puede determinar que Ibar salga en libertad condicional fijando la cuantía de la fianza, y restringiendo sus movimientos a los límites de, por ejemplo, la ciudad de Miami. También existe la libertad condicional bajo fianza con restricción de movimientos, que se trataría de algo similar a un arresto domiciliario. No obstante, Cándido cree que por ley “la fianza le pertenece”, aunque según algunos abogados, en casos como éste donde hay tres muertes, no suelen darse nunca fianzas” y después del chasco provocado por el juicio en el que fue condenado, Cándido no quiere calentarse “los cascos esperando que Pablo salga de la cárcel antes del juicio”.

Como asistente del fiscal, el ya jubilado Chuck Morton, reapareció en la escena del Arthur Hearing (para la petición de la fianza), rechazando la misma y presentando sin previo aviso, cuatro cajas de evidencias y pruebas testificales archivadas del caso, menospreciando así el valor de la sentencia del Tribunal Supremo que invalidó aquellos mismos argumentos a los que él continúa dando toda la importancia.

“Ya vendrá con alguna tragedia” Cándido Ibar se lo dijo al cónsul al inicio de la comparecencia mientras esperaban a que llegara el fiscal: “Ya vendrá con alguna tragedia”, y su don adivinatorio se confirma, según él, porque “Morton volvió con una marranada para evitar y atrasar la decisión” dice Cándido. El fiscal que llevó a su hijo al corredor de la muerte apoyó su postura trayendo a la vista declaraciones de testigos oculares que identificaron a Pablo Ibar en supuestas extrañas coincidencias alrededor del crimen, testigos que, según Cándido Ibar, fueron manipulados por la policía con dinero y favores personales. “En todo caso son cosas que deben ser tratadas en el juicio”, dice Cándido, pero el juez del circuito, “el mejor juez que podíamos tener, se vio obligado a decir ya sabéis como soy, no quiero hacer nada sin saber lo que estoy haciendo”, y suspendió nuevamente la vista prometiendo dar a conocer el auto sobre la fianza hoy jueves.

Cándido no oculta la rabia que siente hacia Chuck Morton que después de 16 años “sigue igual de viejo e igual de pendejo, hablando y moviéndose de la misma manera y llevando el mismo traje”, asegura cargado de resquemor.

Además de la moción solicitando la fianza, el abogado de Ibar presentó al juez otras mociones que incluyen eliminar el vídeo del crimen como medio de prueba en el nuevo juicio, impedir que pueda volver a pedirse la pena de muerte y tener en cuenta el tiempo servido en prisión por Pablo Ibar, así como otras cuestiones que deben resolverse antes del juicio.

34 personas arroparon a Pablo Ibar durante la última vista en el juzgado de Broward y entre ellas, Seth Penalver, condenado a muerte en un juicio separado por el mismo crimen, y después absuelto en el 2012, por una sentencia que rechaza declaraciones policiales y pruebas de testigos como las que Chuck Morton vuelve a sacar de las cajas del caso como arma contra la fianza.

Salir del corredor de la muerte ha supuesto para Pablo Ibar un enorme alivio pero la vuelta a la cárcel de Broward, donde fue llevado cuando todo empezó en 1994, supone para él afrontar nuevas dificultades. En el corredor de la muerte tenía derecho al contacto bis a bis con sus familiares mientras que ahora las visitas se hacen a través de la pequeña pantalla de ordenadores con cámara de vídeo. Por otro lado, a Cándido le preocupa que su hijo esté “peligrosamente expuesto a una población de delincuentes frustrados y desesperados”.

El jueves pasado, el abogado de Ibar se reunió con el fiscal adscrito al caso (sin Chuck Morton), para pedirle que no recurra la decisión del juez si es favorable a la fianza. El fiscal reiteró que si el juez concede la fianza por efectos de la ley, el ministerio público recurrirá la decisión apelando a las leyes. Sin embargo, si el juez utiliza el poder que le confiere la constitución, la fiscalía no podrá recurrir la decisión según el abogado defensor.

El juicio podría celebrarse este año o a comienzos del año que viene si se tarda más de la cuenta. Cándido tampoco descarta la posibilidad de llegar a un arreglo con el ministerio fiscal. “Lo digo de corazón, ya no me importa lo que diga o piense la gente; si le dan una oportunidad de decir que lo hizo él para salir de la cárcel, no sé, yo lo haría sin tardar ni un día más, porque han sido años muy duros los que hemos vivido y el lugar en el que está ahora es muy peligroso”, dice.