La consejera vasca de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José, ha recordado este martes a Máximo Casado, trabajador del centro penitenciario de Nanclares de Oca (Araba) asesinado por ETA hace 24 años, y ha trasladado su confianza en "quienes antes estaban en el punto de mira de los terroristas y hoy velan por los derechos de los asesinos" que permanecen encarcelados.

En el transcurso de una reunión mantenida con los directores de los tres centros penitenciarios vascos (Zaballa, Martunete y Basauri), la consejera les ha emplazado a trasladar esa confianza al personal que trabaja en las prisiones, "en un momento en el que su trabajo no es reconocido socialmente e incluso es cuestionado abiertamente desde algunas instancias".

San José, que ha estado acompañada por el viceconsejero de Justicia, Alfonso Gómez; la asesora de Instituciones Penitenciarias, Inés Soria; y el director de Justicia, Chema Bastos, ha manifestado que esto se produce por el "desconocimiento" que existe en torno a las "funciones reales" que desempeña el colectivo de profesionales que trabajan en los centros penitenciarios.

La consejera ha explicado que dicha labor "no es otra que hacer valer los derechos y el principio constitucional de favorecer la plena reinserción social" de los reclusos.   

Convivencia

San José ha señalado que esta función, como ocurrió con Máximo Casado, situó en su día a estos profesionales "en el punto de mira de los terroristas". En este sentido, ha lamentado que cuando los profesionales que trabajan en las cárceles "precisamente hacen valer los derechos de estos, son cuestionados desde otras instancias".

"Lo que hacen, antes y ahora, es trabajar en lo que les corresponde, por la convivencia", ha destacado. Por ello, la consejera ha agradecido expresamente su labor "a quienes siguieron en su vocación a pesar de la presión terrorista, y a quienes lo siguen haciendo hoy en colaboración con el tercer sector y el conjunto de las administraciones".