La directora del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Aintzane Ezenarro, ha recordado el "sufrimiento injustamente padecido" con motivo de la colocación del primer Stolperstein en Euskadi, una placa que recuerda en las víctimas del nazismo y, en este caso, al vasco Anjel Lekuona, fusilado en un campo de concentración.
Ezenarro ha participado en el barrio Altamira de Busturia en un acto honor a Anjel Lekuona, natural de esta localidad, que fue deportado a Hraistko, un campo de concentración del Tercer Reich, donde fue asesinado el 10 de abril de 1945, tras ser deportado desde Francia, dónde se exilió tras luchar como gudari en la Guerra Civil.
Junto a Ezenarro, han estado presentes el alcalde de Busturia, Aitor Aretxaga, Anton Gandarias, sobrino de la víctima, Unai Egia, investigador del grupo de trabajo 'Cuidar la memoria de los exiliados en la concentración de Hradisch acampar' y Mikel Garteiz-goxeaskoa Elguezabal, cónsul honorario de la República Checa para Euskadi y Nafarroa.
En el transcurso del acto se ha colocado un Stolperstein, una placa que recuerda a cualquier víctima del nazismo, muerta o no. Se trata de la primera de este tipo en Euskadi, de las que existen 75.000 en más de 20 países. Además de la colocación de la placa, se ha proyectado un vídeo con la biografía de Anjel Lekuona y el trabajo realizado por la familia para recuperar su memoria.
Gogora y el consistorio local han organizado el acto, con el impulso de la propia familia Lekuona y el grupo de trabajo para la preservación de la memoria del campo de Hradischko.
"SUFRIMIENTO INJUSTAMENTE PADECIDO"
En su intervención Aintzane Ezenarro ha hecho referencia a que rescatar la memoria democrática es "recordar el sufrimiento injustamente padecido por tantas y tantas personas", pero supone, sobre todo, "recordar el esfuerzo por construir y defender, aún en las peores circunstancias, una convivencia democrática y una sociedad basada en la defensa de los derechos humanos, la paz y la libertad".
En este caso, -ha señalado- la biografía de este gudari de Busturia, y los diferentes actores que a lo largo de esto 77 años han participado en su historia para que su familia y la sociedad en general haya podido recuperar su memoria, "son un ejemplo de humanidad", en palabras de Ezenarro.
"Esa memoria, la memoria en positivo, la que refleja el lado más humano de la persona, es la que debemos rescatar para fortalecer el compromiso por los derechos humanos", ha añadido Ezenarro y para recordar, "más ahora en un contexto de guerra en Europa lo vulnerable que es la paz, con qué facilidad se rompe la convivencia democrática".
Asimismo, ha subrayado que la memoria "tiene que ayudar a todos, pero sobre todo a las generaciones más jóvenes que no han conocido la guerra y la violencia, a comprender el alcance de la pérdida cuando se pierde la democracia".
Al finalizar su intervención ha agradecido a la familia y al grupo de trabajo para la preservación de la memoria del campo de Hradischko la labor realizada para recuperar la memoria de Anjel Lekuona.
Por su parte, Unai Egia, investigador del grupo impulsor de este acto, ha sido el encargado de conducir el homenaje, en el que han intervenido también el alcalde de Busturia, Aitor Aretxaga, y Antón Gandarias, sobrino de Anjel Lekuona. En el transcurso del acto, se ha hecho entrega de un ramo de flores a Graciela y Elvira Lekuona, hermanas de la víctima.
PRIMER STOLPERSTEIN EN EUSKADI
Tras las intervenciones, Antonio Medina, nieto de un deportado asesinado en el mismo campo, ha sido el encargado de colocar el Stolperstein que recuerda a Anjel Lekuona.
El Stolperstein en memoria de Anjel Lekuona Beitia contiene sus principales datos biográficos. 'Aquí vivió Anjel Lekuona Beitia, nacido en 1913, detenido en Francia el 10 de julio de 1943; deportado en 1944 a Buchenwald, Flosserbürg. Asesinado el 9 de abril de 1945 en Hradischko', se indica en el Stolperstein.
Este Stolperstein colocado en el suelo a modo de adoquín, es parte de una iniciativa que pretende mantener viva la memoria de las víctimas del nazismo, también a las que sobrevivieron al mismo, y es la primera de estas características que se coloca en Euskadi.
Gogora publicó en 2020 'La deportación de los vascos a los campos del Tercer Reich (1940-1945)', investigación en la que se concluyó que 253 personas fueron deportadas, de ellas 113 murieron y 125 salieron con vida, mientras que se desconoce lo sucedido con otras 15.
Además, destaca la cifra de muertos del campo Mauthausen, donde exterminaron a dos terceras partes (65%) de todos los vascos que murieron en la deportación.