- Un debate en el pleno del Parlamento Vasco sobre el retraso en la llegada del Tren de Alta Velocidad (TAV) a Euskadi desembocó ayer en un emplazamiento directo por parte del lehendakari Iñigo Urkullu a EH Bildu para que condene todos los sabotajes que han sufrido las obras, y muy especialmente el asesinato del empresario Inaxio Uria a manos de ETA, el 3 de diciembre de 2008 en Azpeitia.

La pregunta que realizó la coalición abertzale para denunciar los “incumplimientos” de los compromisos asumidos en torno a estas obras le fue devuelta por parte del jefe del Ejecutivo vasco, que admitió que “no puede decirse” que la gestión de estos trabajos por parte del Gobierno español sea la “adecuada”, ya que se trata de un proyecto estratégico que acumula importantes “retrasos” en su ejecución.

Durante el intercambio dialéctico con el parlamentario de EH Bildu Unai Fernández de Betoño, Urkullu pidió a esta formación que condene “todos los sabotajes y amenazas” contra las empresas que participaron en el proyecto, unas actitudes que, según recordó, “han provocado también el retraso y el encarecimiento” de las obras. Añadió que “les vendría bien mirarse en Europa y en los verdes alemanes y sería deseable que esa mirada fuese acompañada de una condena del asesinato de Inaxio Uria”, en referencia al dueño de una empresa adjudicataria de obras en la Y vasca, que fue asesinado.

Sobre el proyecto en sí, dejó claro que “el pacto para terminar las obras ya está suscrito” y que, por lo tanto, “cualquier solución provisional será siempre provisional y deberá respetar el cumplimiento de estos acuerdos”. Fernández de Betoño denunció por su parte “el cachondeo” con la construcción de esta infraestructura tras conocerse que la estación del TAV a su llegada a Bilbao se establecerá provisionalmente en Basauri. Criticó además que es un “agujero” para las arcas públicas, dado que “se comerá 6.500 millones de euros”, de los que 2.300 millones corresponden a sobrecostes.