Con los ojos vidriosos por la emoción de ver cómo el muñeco de Celedón volvía a sobrevolar una abarrotada, de nuevo, Virgen Blanca se despidieron por todo lo alto esta madrugada las fiestas patronales de Vitoria de este 2024.
Una edición que será recordada por sus prefiestas en la víspera de la bajada del aldeano más famoso de Zalduondo, al caer esta vez en domingo, y por un nuevo nombre protagonista: el de Iñaki Kerejazu, en su primer año de cinco encarnando al personaje festivo, tras tomar el relevo de Gorka Ortiz de Urbina estuvo 21 años metiéndose en la piel del mismo.
Broche de oro
Se puso así el broche de oro a seis días de intensas celebraciones que nuevamente se han visto empañadas por las agresiones sexuales, motivo por el que la Comisión de blusas y neskas activó el protocolo y paró el jueves el paseíllo de vuelta, en el que se vieron pancartas que denunciaban “Horrela ez” (así no), en furgonetas de cuadrillas como la de Galtzagorri, al tiempo que txistularis y txarangas dejaron de tocar.
Actos de repulsa
Por su parte, el Ayuntamiento el viernes mismo convocó una concentración en la Plaza Nueva con la presencia de Celedón, en la que la alcaldesa Maider Etxebarria hizo suyas las palabras de Kerejazu durante su discurso de la tarde del 4 de agosto, cuando llamó a que Gasteiz fuera un “espacio seguro” para todos y todas:
“Estamos hartas. Quien quiera venir a molestar, que no venga. Y el que sea de aquí y también quiera venir a molestar, mejor que se quede en su casita”, clamó Etxebarria
Ya por la tarde, el Movimiento Feminista, convocó otro acto en la Virgen Blanca porque “estamos rabiosas. En estas fiestas de Vitoria han violado a dos mujeres y además hemos tenido noticia de otra docena de agresiones machistas”.
Grandes momentos
Pese a todos estos intentos por aguar la fiesta, la ciudad también vivió grandes momentos al volver a rememorar clásicos como el Meneíto Veterano, la Gambada Popular, unas goitiberas con un lesionado, la Carrera de Barricas....
Facilitó incluso regresar a la infancia, con las barracas de Mendizabala o con las sesiones de fuegos artificiales en familia, y hasta volver a la juventud más trasnochadora con solo darse una vuelta por las txosnas o por los conciertos.
Sin querer también llegaron los excesos gastronómicos y alguna que otra cata de kalimotxo en la Kutxi, de sidra en el Machete y de cerveza en la Plaza Nueva.
Y así, como el que no quiere la cosa, el programa de La Blanca fue arrancando sus hojas, en un bucle festivo que dejó mermadas a las cuadrillas de blusas y neskas.
Una sucesión de actos festivos en el que el único que no flaqueó sus fuerzas fue el mercurio, con máximas de 29 grados también en su colofón, casi tantos como los de la bochornosa tarde con la que los centros regionales dieron su pistoletazo de salida.
Últimas horas
Aún así, hubo valientes que apuraron sus últimas reservas de energía en esas últimas horas para honrar a la patrona.
Los supervivientes de La Blanca que quedaban salieron a la calle a disfrutar de los últimos pasacalles y del desfile por el centro de los gigantes y cabezudos, en el que los txikis aprovecharon para plantar su muxu más tierno a modo de despedida de estos personajes en la calle San Antonio, o de los herri kirolak en Los Fueros y la degustación solidaria a favor del Banco de Alimentos, organizada por Basatiak y los bertsos del Machete, siempre un horno al mediodía.
Más actos
No faltaron tampoco los juegos infantiles, el concierto de la banda de música o la final del campeonato de bolo alavés. Por no hablar de los últimos paseíllos de las cuadrillas de blusas y neskas que pudieron verse este año, el concierto de Gatibu, en la zona de la Universidad, y la verbena de la Plaza Nueva, a cargo de la orquesta Nueva Era .
Llegados a este punto, hoy toca el turno de que feriantes, puestos de trenzas y de globos de helio hagan las maletas con dirección a otros festejos.
Es el momento de echar a la lavadora el traje de blusa y neska y de consolarse con que ya queda menos para volver a ver a Celedón surcando el cielo de la plaza de la Virgen Blanca