En Bilbao, al sol desvergonzado y punzante del mediodía, se brindaba por el ciclismo mientras se protestaba en contra de Israel, que está perpetrando un genocidio contra la población de Palestina, masacrada día a día.

Antes de partir, los representantes de los equipo se reunieron con miembros de la organización y emisarios de la asociación de ciclistas profesionales para debatir sobre la presencia del Israel en la Vuelta.

Las conversaciones entre todas las partes se han intensificado después de lo vivido en la etapa de Navarra, donde la protesta al paso por Lumbier provocó el caos en el pelotón al entrar unos activistas dentro del recorrido.

Según ha podido saber este periódico son varios los equipos, al menos cuatro, los que desean que la formación israelí abandone la carrera para preservar la seguridad del pelotón, en riesgo en medio de las protestas que están alterando el devenir de la carrera. Los ciclistas temen por su seguridad e integridad física.

La organización también entendería que la salida del Israel sería lo mejor para la carrera, pero no tiene potestad para expulsar a la escuadra israelí. Esa decisión no le compete y pertenece a la Unión Ciclista Internacional (UCI), órgano rector del ciclismo.

En caso de que se reproduzcan acciones temerarias contra la integridad física del pelotón durante el recorrido, desde el pelotón se manejaba la neutralización de la etapa como medida.  

Fuentes consultadas por este diario explicaron que si las acciones de protestas generan caídas, la idea es neutralizar la jornada. Unos activistas detuvieron la carrera en la salida neutralizada, pero no hubo peligro para el pelotón, que continúo el curso de la etapa.