l Tour le golpeó a Mikel Landa (Bahrain) donde más le dolió: justo en las dos costillas que se fisuró el pasado febrero tras un atropello. Fue en la etapa inaugural, a las primeras de cambio, cuando la Grande Boucle, esa a la que por fin llegaba como líder único de un equipo, le involucró en la última de sus múltiples caídas. Y al alavés le visitaron los fantasmas del pasado, los que te recuerdan dolores pretéritos y amenazan con arruinar futuros cercanos. Así que Landa se escondió en el pelotón y se dejó llevar durante las siguientes etapas.

Salvó los muebles en la segunda y ayer, en la tercera, mantuvo en 17 segundos la distancia con el amarillo de Julian Alaphilippe (Quick-Step). Pedalada a pedalada, fue ahuyentando las molestias del accidente de la primera jornada y, poco a poco, se fue encontrando mejor. "El domingo me levanté preocupado pero salvé el día y ayer me levanté mejor así que estoy bien. Por suerte no ha sido nada grave y esperemos que no vuelva el dolor", explicó el alavés a los micrófonos televisivos.

Sin embargo, Landa es consciente de que el Tour, el verdadero Tour, comienza esta tarde. El líder del Bahrain sabe que los tres primeros días fueron de cortesía, para aclimatarse. Pero se acabaron las vacaciones. Llega la alta montaña. Y lo hace con una etapa larga -de 160,5 kilómetros y cuatro puertos no muy duros pero sí muy seguidos-, que dejará el plato fuerte, ese Orcières-Merlette de primera, para el final. Vaya postre.

Así que la etapa de hoy tiene todos los ingredientes para cocinar un buen puñado de fugas. Sin embargo, con la mente todavía puesta en sus costillas, Landa prefiere mantenerse cauto, a la espera. Con el objetivo de buscar sus propias sensaciones, de probarse a sí mismo y de ver cómo se encuentran sus rivales. Aunque, si los astros se alinean, tampoco descarta ir a por la etapa: "Hay que estar atentos, quizá no salgamos con la intención de coger la responsabilidad de la carrera, pero si surge la oportunidad no estamos para desperdiciarla".

Con todo, el alavés continúa con un ojo puesto en sus costillas: "Ojalá no influya en mi rendimiento y hoy, que tenemos una etapa muy dura, pueda estar al 100%". Y es que Landa forma parte del pelotón que continúa lamiéndose las heridas tras la accidentada etapa inaugural. El grupo no parece haberse recuperado del todo, sigue tocado, y ese es el principal argumento que encontró el de Murgia para explicar el ritmo pachanguero con el que ayer atravesaron los imponentes espolones de Sisteron.

En la tercera jornada se rodó muy por debajo del horario previsto. Era una etapa de transición entre las caídas y la alta montaña, y que además acababa picando hacia arriba. Por eso Landa pidió calma. Solo se estaban reservando: "El primer día se cayó más de medio pelotón. El domingo tuvimos un día exigente y hoy tenemos el primer final en alto. Es normal que estemos todos intentando guardar lo máximo posible". De hecho, el pelotón rodó tan despacio que durante la misma etapa al mundo del ciclismo le dio tiempo a anunciar y comentar dos importantes fichajes: el del australiano Michael Matthews, que abandona el Sunweb para regresar al Mitchelton; y el de la mejor corredora del momento, Annemiek van Vleuten, que será la estrella del Movistar.

lesión de lastra Jonathan Lastra (Caja Rural) no pudo terminar el Memorial Marco Pantani a causa de una fractura de clavícula que le obligó a abandonar su gira italiana y regresar a casa para ser sometido, durante la jornada de hoy, a una operación de urgencia. El objetivo del vizcaino es pasar por quirófano cuanto antes para intentar estar a punto y formar parte del ocho del Caja Rural para La Vuelta, que se disputará del 20 de octubre al 8 de noviembre.