Si a la excelsa temporada protagonizada hasta la fecha por Luwawu-Cabarrot le faltaba alguna guinda en este final de 2025, el broche de oro aconteció en Lugo. No en vano, un estratosférico triple final con Russell y Andric colgados de su hombro permitió al Kosner Baskonia encontrar un tesoro de un valor incalculable que le acerca sobremanera a la Copa del Rey.
La enésima genialidad del alero francés salvó los muebles para un equipo vitoriano que también se agarró a renglón seguido a la sangre fría de Forrest y Kurucs desde la personal para cerrar su séptima victoria de la campaña. En un combate entre pesos pesados, el Baskonia terminó pegando más duro que el Río Breogán y reinando en la locura de una velada disputada a pecho descubierto.
Por fortuna, el talento ofensivo de Luwawu-Cabarrot, perfectamente secundado por los destellos de Howard y la raza de un omnipresente Kurucs, ahorró un serio disgusto a un visitante alavés empeñado en intercambiar canastas y consentir que el combinado gallego se le subiera a las barbas de una manera peligrosa.
Tras jugar con fuego durante excesivos minutos, salió cara para el Baskonia en un final no apto para cardíacos que coronó a una de las indiscutibles estrellas de la campaña 2025-26. Luwawu-Cabarrot acreditó su álgido nivel con una canasta de muchos quilates, mientras que a Cook sí le tembló el pulso en un lanzamiento similar poco después que pudo haber enviado el encuentro al tiempo suplementario.
En la última cita del 2025, el Baskonia vivió una noche de extremo sufrimiento en el Pazo Provincial dos Deportes, hogar de un Río Breogán que elevó al máximo el nivel de contacto y le llevó al límite mediante un trepidante ritmo ofensivo.
A la cansada escuadra de Galbiati le costó horrores bajar al barro en una noche donde reaparecieron sus problemas defensivos y exhibió una tibieza incomprensible a estos niveles. Pese a estar huérfano de un talento desbordante, el cuadro gallego alcanzó unos dígitos insospechados ante un Baskonia que incluso se permitió el lujo de no llegar al bonus en algunos cuartos.
El intercambio de golpes fue de los que crean afición mientras el Baskonia se mostró impotente para reducir la efervescencia lucense y poner trampas a un anfitrión rebosante de fe. Los ataques se impusieron a las defensas en una jornada de auténtico desenfreno a la hora de profanar el aro rival y de ese escenario propicio para pistoleros salió reforzado un día más Luwawu-Cabarrot, un jugador tocado por una varita mágica que silenció a una afición local inflamada por el arbitraje.
Un desenlace agónico
El Baskonia no tuvo una buena puesta en escena en Lugo, donde las tres primeras canastas azulgranas llevaron la firma de un incisivo Rodions Kurucs a la carrera. Su hermano Arturs no se quedó corto, aunque su amenaza llegó básicamente desde la larga distancia con dos triples embocados.
Ambos técnicos se guardaron de inicio a sus mejores anotadores en el banquillo: Francis Alonso en las filas gallegas y tanto Howard como TLC en las visitantes. El exterior malagueño de Luis Casimiro fue una pesadilla para la defensa alavesa, aunque el francés no tardó en dar la réplica con su mordiente habitual.
Un parcial de 0-11 equilibró la contienda y dibujó un panorama más alentador a partir del segundo cuarto de una velada que cogió definitivamente un espectacular ritmo de crucero a nivel ofensivo y estuvo presidida por las constantes alternativas.
No hubo margen para conseguir un pequeño colchón en el marcador y la velada se encaminó hacia un desenlace agónico que esta vez sonrió los intereses del Baskonia, que ya tiene a tiro el billete para la Copa del Rey tras haberse perdido cuatro de las últimas seis ediciones.
Salvo sorpresa, la silueta azulgrana volverá a aparecer a mediados de febrero en la glamurosa cita del Roig Arena. Incluso existen posibilidades matemáticas para atacar una de las cuatro primeras plazas que concede la vitola de cabeza de serie de cara al sorteo, aunque eso todavía queda muy lejos.