El Baskonia ha sufrido dos severos varapalos en la reciente semana de doble jornada europea y agota sus últimos tres cartuchos para formar parte del play in. El conjunto vitoriano cayó frente a Partizan y Zalgiris Kaunas en dos incursiones exigentes lejos del Buesa Arena en las que se puso de manifiesto la falta de un pívot intimidador bajo los tableros. 

Tanto en Belgrado como en Kaunas, los dos rivales baskonistas se encontraron con sumas facilidades en la zona. Además de demostrar una evidente de Markus Howard en estático, al Baskonia le faltó mordiente y respeto en la pintura. Algo que, como es lógico, aprovecharon Partizan y Zalgiris para mermar a la cariacontecida escuadra de Dusko Ivanovic.

Por desgracia para los intereses azulgranas, Kotsar y Costello no pueden abarcar todo el juego interior. El estonio, pese a los buenos fundamentos mostrados desde su aterrizaje en Vitoria, está inmerso en uno de sus momentos más bajos del ejercicio. Frente al Partizan, su mala defensa le llevó al ostracismo del banquillo durante el segundo tiempo y, en total, no llegó a los diez minutos sobre el parqué. Una noche similar a la vivida en Kaunas.

Cambio de mecánica

Los problemas de hombro le han obligado a cambiar su mecánica desde el tiro libre y da la sensación de no encontrar su espacio en los esquemas de Ivanovic, en parte por la falta de un base como Darius Thompson que le alimente en el pick and roll. Costello, por su parte, aporta puntos y constituye una clara amenaza desde el exterior, pero transmite serias dificultades en los emparejamientos ante parejas más grandes y atléticas.

En la visita a Belgrado, el Baskonia sufrió de lo lindo ante dos interiores como Kaminsky y Caboclo. Entre ellos sumaron 38 puntos. 20 de ellos llevaron la firma del norteamericano y los restantes fueron del fornido interior brasileño. Es cierto que los de Ivanovic se agarraron al partido gracias a otra exhibición de Howard, pero la rémora en el juego interior y la tímida lucha en el rebote decantaron la balanza a favor de los serbios.

En el Stark Arena, Maik Kotsar vivió una de sus peores noches como baskonista. Su defensa del ‘pick and roll’ hizo aguas y, además, dejó liberado a Kaminsky en todos sus lanzamientos desde el exterior. Costello, por su parte, sí que se entonó con el paso de los minutos y generó peligro en ataque, pero tampoco fue capaz de frenar la sangría de Kaminsky y Caboclo. 

Oportunidad desperdiciada

Así las cosas, la visita a Zalgiris era de obligada reacción por parte del Baskonia. Pero no fue así. El conjunto vitoriano exhibió una versión frágil a domicilio y no dio la talla en el plano físico. Sin Roland Smits al ser baja por lesión, Kevarrius Hayes dio un paso hacia el frente en el juego interior lituano. Y volvió a poner de manifiesto las debilidades del Baskonia en esta zona. De hecho, Hayes no encontró oposición por parte de un equipo muy empequeñecido lejos del Buesa y fue, junto a Keenan Evans, el jugador mejor valorado de la contienda.

A las dificultades mostradas por el Baskonia en el puesto del ‘cinco’ se suma la falta de punch acreditada por Khalifa Diop antes de su lesión. El atlético interior senegalés, pieza clave del Gran Canaria en la pasada Eurocup y, a priori, un jugador llamado a dar un salto de calidad en la zona alavesa, no ha cuajado pese al desembolso de 700.000 euros por parte del club. Sus problemas físicos le han lastrado desde el inicio y, con su baja, las piernas de Costello y Kotsar no abarcan el frenético ritmo de la Euroliga y ACB.

Por todo ello, el endeble juego interior se ha convertido en una vía de agua que, por el momento, el Baskonia no está pudiendo taponar. El conjunto azulgrana sufre de lo lindo en los bailes con homónimos que son más atléticos en el poste bajo y los últimos partidos se han encargado de refrendarlo.