El Baskonia sufrió anoche su cuarta derrota consecutiva en Euroliga lejos de Vitoria, donde no gana desde el 18 de enero, y desperdició una buena oportunidad de redimirse de la cruda derrota sufrida hace escasos días en Belgrado. 

Los pupilos de Dusko Ivanovic, inoperantes en territorio báltico, cayeron de manera abrupta ante el Zalgiris en una velada en la que el conjunto vitoriano evidenció todos sus males cada vez que actúa como forastero.

Y es que el Baskonia volvió a manifestar una preocupante sensación de vulnerabilidad lejos del abrigo del Buesa Arena. A pesar de un buen arranque de partido que sirvió a los vitorianos para establecer un colchón de seis puntos con ese 9-15, lo cierto es que el partido, en su conjunto, se convirtió en un martirio para los contados soldados de Ivanovic. Nada salió bien para los intereses azulgranas.

El Zalgiris arrolló a su endeble huésped en todas las facetas del juego. El Baskonia no dio la talla y, a fin de cuentas, perdió una muy buena oportunidad para asentarse en los puestos del play in. 

Sin mordiente

La principal debilidad volvió a ser la falta de agresividad defensiva, como se denota en las pocas faltas (16) al término de los cuarenta minutos o que el equipo no llegara al bonus en ninguno de los cuatro cuartos. Ese aspecto que resulta determinante para un Ivanovic incrédulo en el banquillo. El Baskonia también permitió 15 rebotes ofensivos a un Zalgiris que no perdonó ni en sus voraces transiciones ofensivas ni en el paciente juego en estático liderado por el estelar Keenan Evans. 

El equipo vitoriano concedió demasiadas facilidades a un rival letal desde el exterior. Justo lo contrario a lo que fue el Baskonia en Kaunas, pues al descanso no llevaba ningún triple y al final del duelo tan solo acertó cuatro de sus 22 lanzamientos desde la línea de 6,75 metros. 

Noche aciaga en el triple

Esta fue una enorme losa que impidió a los vitorianos creer en la remontada y atemorizar a su rival. La dependencia del Baskonia en su triple es manifiesta dadas las dificultades para generar ventajas en el pick and roll.

La imagen del Baskonia fue muy pobre y su inercia no es que alimente el optimismo. La falta de puntería desde el triple fue un severo contratiempo para los alaveses, pero también lo fue el pobre rigor defensivo del juego interior. 

Kevarrius Hayes constituyó un auténtico quebradero de cabeza para Kotsar y Costello. En especial para el interior estonio, uno de los señalados por Ivanovic al quedarse en el banquillo durante prácticamente todo el segundo tiempo. 

El Baskonia atesoraba hasta el inicio de esta semana cierto margen clasificatorio de cara a su presencia en el play in, pero su candidatura se complica sobremanera tras las dos últimas derrotas y el hecho de que todavía debe viajar a dos plazas sumamente complicadas como Madrid y Bolonia.