MADRID. España tiene un 20 por ciento de jóvenes que ni estudian ni trabajan y cerca de 10 millones de adultos con un bajo nivel de rendimiento en comprensión lectora o matemáticas, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Estos datos se recogen en el informe "Estrategia de competencias de la OCDE: construyendo una estrategia de competencias eficaz para España", que hoy presentan los secretarios de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Marcial Marín, y de Empleo, Juan Pablo Riesgo, junto al director de Educación y Competencias de la OCDE, Andreas Schleicher.

El documento delimita doce retos en materia de habilidades a los que se enfrenta España para favorecer el crecimiento económico, la creación de empleo, el aumento de la productividad y la mejora de las condiciones de vida.

Entre ellos, la OCDE destaca la necesidad de mejorar las competencias de los alumnos de enseñanza obligatoria, ya que se ha registrado un aumento en el número de alumnos que completan sus estudios de enseñanza secundaria superior, aunque los índices de repetición de curso, abandono escolar prematuro y finalización tardía de los estudios son "elevados y costosos".

Garantizar que los estudiantes universitarios adquieran un alto nivel de cualificación profesional para integrarse en el mercado laboral es otro de los retos fijados por la OCDE, dado que la educación superior ha experimentado una importante expansión, pero un gran número de titulados universitarios tiene dificultades para encontrar trabajo.

La OCDE resalta asimismo la importancia de mejorar la capacitación de los adultos con una escasa cualificación, puesto que dos tercios seguirán en el mercado laboral dentro de diez años y un tercio continuará trabajando dentro de veinte años.

Otra de sus propuestas está dirigida a remover las barreras a la contratación de trabajadores en un mercado de trabajo caracterizado por las altas tasas de paro, las bajas tasas de empleo y la dualidad.

También apuesta por reintegrar a los desempleados a través de políticas y estrategias de apoyo a la búsqueda de empleo, como la mejora de los Servicios Públicos de Empleo y el aumento de la inversión en formación.

Mejorar la transición de los jóvenes del sistema educativo a un trabajo estable es otro de los desafíos marcados por la OCDE, ante los altos niveles de paro juvenil y las tasas de empleo de larga duración.

En el informe se insta aprovechar al máximo la formación en el lugar de trabajo para potenciar la productividad y la competitividad, así como a apoyar a los trabajadores altamente cualificados y a las universidades para impulsar la innovación.

Igualmente, la OCDE sugiere ampliar el acceso a una información de calidad sobre inserción laboral, entablar relaciones de colaboración más estrechas entre la Administración española y el sector privado para mejorar los resultados en habilidades, financiar un sistema de competencias más eficaz y eficiente y fortalecer la gobernanza del sistema de competencias en España.