Edurne y Celedón Txiki ya se habían metido en el bolsillo a una multitud de familias que llenó este mediodía la Virgen Blanca, antes incluso de que articularan las primeras palabras de su discurso desde la Balconada de San Miguel.
“¡Ay!”, suspiraron nada más acercarse al micrófono Alazne Rubio y Joritz Esperanza, ambos de 13 años, de las cuadrillas Gautarrak y Txolintxo, respectivamente, que tuvieron el honor este año de encarnar a la versión humana de los muñecos que en pleno mediodía descendieron por el cable de la torre de San Miguel en la jornada que La Blanca dedica a los reyes de la casa.
“¡Ay! ¡Han dicho ay!”, comentaban enternecidos todos esos aitas y amas allí reunidos que, siguiendo el consejo que les dieron los protagonistas de la jornada, de “saltar, bailar, reír y pasarlo bien” para “disfrutar de un día tan especial”, bien que lo hicieron.
Como si no les miraran
Brincaban sin parar, al escucharles entonar el esperado hit del día, la canción de Celedón, tanto en su versión en euskera como en la de castellano. Bailaban sin importarles que desde ese “palco” les miraran la alcaldesa Maider Etxebarria y la edil de Cultura, Sonia Díaz de Corcuera, maravilladas por la alegría contagiosa de ese gentío, junto a otros miembros de la Corporación municipal.
Coreaban a pleno pulmón el Gora Gasteiz!, Gora Andra Mariaren Zuriaren Jaiak!! y, se desgañitaban todavía más, si cabe, con el Gora Celedón eta Gora Edurne!
Hubo algunos que hasta tuvieron el privilegio de tocar sus paraguas en su paseíllo desde Postas mientras se abrían paso por la plaza, tras burlar a los cabezudos que les escoltaban, y que no dudaron en dar zurrazos a todos esos progenitores desatados que llevaban a hombros a sus peques para que tuvieran la mejor visión posible.
Y es que no era nada fácil verles de cerca, dado que desde las once y cuarto, los mejores huecos, los de la codiciada sombra, ya se habían llenado de carritos de bebé. Pero encontrarlos a tiempo solo lo saben hacer los mejores veteranos en esta fiesta txiki.
Tal era el caso de Daiane. “Llevo viniendo 34 años, que son los que tengo. Desde que se hace en la Virgen Blanca siempre intentamos ponernos cerca de estas escaleras, que se bien y da la sombra”. Antes, en la Plaza Nueva, era más agobio”, detallaba esta simpática amatxu de Iraia (3 años) y Ane (7 años), que acudió con su marido Patxi, su amiga Ainhoa y la pareja de éste, Eder, que ya están inculcando las bondades de esta juerga a sus hijos, Nahia (7 años) e Izan, que cumplió un mes la víspera.
También con temazos
La espera fue amenizada por la txaranga Los Chones, poco antes de que se lanzara el cohete anunciador, y por la Banda Municipal de Música y de Txistularis y hasta por otros temazos sin nada que envidiar al de Potra Salvaje que este año hizo vibrar la Virgen Blanca el 4 de agosto o al Ave María, de David Bisbal, el anterior, y al Quédate, de Quevedo de 2022.
Este 7 de agosto el que pegó fuerte fue el Aukera Berriak de ETS (En Tol Sarmiento), la banda de Rioja Alavesa, que convirtió este céntrico espacio en una mini disco móvil.
De hecho, el día grande de los txikis empezó una hora antes, cuando Edurne y Celedón Txiki mostraron sus respetos a la patrona de Vitoria en su capilla, bailaron el aurresku y realizaron la ofrenda floral en la hornacina.
Según el plan previsto
Todo salió a la perfección, tal y como deseaba minutos antes el padre de Joritz Esperanza, Aitor: “Estoy más nervioso yo que él, seguro. Él ha dormido muy bien. Ha estado un mes o mes y pico ensayando el aurresku, en un local de la comisión, porque ha empezado de cero”.
Otras que no se perdieron ni el aurresku ni la visita a la capilla de la Virgen Blanca fueron las hermanas Velasco: Mariasun, María Lourdes y Mari Carmen.
Esta última lo hizo acompañada de su hija Leire y de su nieta Uxue (4 años) y Lourdes de su nieta Daenerys, sí como la de Juego de Tronos, de 2 añitos, y que con su prima promete conquistar la ansiada corona de Edurne en La Blanca.
“No somos de ninguna cuadrilla, pero les gustaría llegar a serlo”, adelantaba Leire, su ama y tía.