El 5, 6, 8 y 9 de agosto, blusas y neskas reparten pegatinas entre los niños y niñas más pequeños que, alucinados con el espectáculo que tienen ante sus ojos, sobre todo si es su primera vez en el paseíllo de las Fiestas de La Blanca, las guardan como pequeños tesoros de papel. Es el primer paso, la iniciación en una tradición centenaria en la ciudad y que, a la vista de cómo estaba ayer el desfile del día de Celedón txiki y Edurne, tiene el futuro garantizado.
Esos pequeños neskas y blusas que no hace tanto coleccionaban las pegatinas de las cuadrillas se encargaban ayer de distribuirlas en los márgenes de las calles del centro de la ciudad a quienes se sumarán en unos pocos años a este paseíllo, menos gamberro que los de sus mayores pero quizá más emocionante.
Es así porque ayer las niñas y niños transmitían la ilusión que se ha conseguido transmitir de generación en generación, y hoy es el día en el que Celedón, el grande, ya conoce la experiencia de haber representado a los más pequeños de la ciudad, cuyo papel en las fiestas es cada año más relevante.
Este 7 de agosto estos chavales, conscientes de lo que significa salir en el paseíllo, desfilaban acompañados por su padres y familiares, y por hermanos o primos que en sus sillas y carritos todavía no entienden dónde están, pero ya lo van sintiendo.
Celedón Txiki y Edurne
Ha sido a las 17.00 horas en punto cuando, después de que salieran las cuadrillas de la Federación, Joritz Esperanza y Alazne Rubio echaban a andar desde el cruce de la calle Dato con Postas, precedidos por los gigantes y cabezudos y al son de las dulzainas y las gaitas.
Joritz y Alazne se han separado por un día de sus cuadrillas, Txolintxo y Gautarrak, para saludar a todos los niños más pequeños que aspiran algún día a salir en el paseíllo y, por qué no, a encarnar a los dos personajes que bajan cada 7 de agosto desde la torre de San Miguel.
Ambos agitaban sus paraguas con soltura, tras varias horas metidos en el papel, y caminaban escoltados por un intimidante grupo de pequeños guardaespaldas pertrechados con pistolas de agua. Han sido estas armas el elemento estrella de una jornada de creciente bochorno en la que neskas y blusas mayores y niños se han intercambiado disparos del liquido elemento, el mismo que dispensaban en katxis los chavales a los que la cuadrilla Gaupazaleak ha encargado la fundamental tarea de atender la barra de su camión.
Los payasos de la tele
Las charangas han animado el ambiente con todo el repertorio de Los payasos de la tele, las neskas combatían el calor con otro de los productos de la temporada, los abanicos, y un niño aguantaba el tipo con uno de años anteriores, un gorro de picachu que hacía correr chorretones de sudor por la frente de hasta quienes no lo portaban. Otro desfilaba con un flotador, quién sabe por qué, y hasta un pequeño blusa andaba a duras penas con su chupete en la boca y dando palmas con entusiamo.
Las niñas llevan sus delantales con las pegatinas de todas las cuadrillas, y muchos mayores, quizá por mimetizarse con la chavalería, quiá por dar ejemplo, quizá por el calor, cargaban hoy sus vasos con agua del grifo.
Celedón Txiki y Edurne han cerrado así la jornada dedicada a los más pequeños, el futuro de las fiestas de la Virgen Blanca. Este jueves, los veteranos.
