Como cada 7 de agosto, todas las miradas ayer se pusieron de nuevo en la torre de San Miguel, donde a las doce del mediodía volvió a bajar el muñeco de Celedón en el día grande de los txikis de Vitoria, tras el encendido de la mecha festiva por parte de la alcaldesa de Vitoria, Maider Etxebarria acompañada de la edil de Cultura, Sonia Díaz de Corcuera.

La plaza de la Virgen Blanca se abarrotó de gente, tal y como pasó hace escasos tres días con el estallido de las fiestas patronales de la ciudad, solo que esta vez los biberones y las sillitas de coches sustituyeron a las garrafas de kalimotxo y litronas de cerveza.

Los más txikis toman el testigo de la fiesta de la mano de Edurne y Celedón Txiki

Los más txikis toman el testigo de la fiesta de la mano de Edurne y Celedón Txiki Agurtzane Salazar

La expectación era máxima ya desde media hora antes, cuando las familias empezaron a llenarla ante la impaciencia de los txikis que no dejaban de preguntar si faltaba mucho para ver por fin cómo los encargados de encarnar al aldeano más famoso de Zalduondo tanto en su versión femenina, Edurne, como en su masculina, Celedón Txiki atravesaban este céntrico espacio.

Las zonas con más sombra, como la bancada que rodea al monumento de la Batalla de Vitoria, se convirtieron en las más codiciadas porque pese a solo hacía 18 grados, el sol de esos momentos pegaba con fuerza.

Con cabezudos

Y aunque el cometido que tenían Amets Busto, de la cuadrilla Nekazariak, e Iratxe Calvo, de Siberiarrak, era grande, los pequeños demostraron con creces, pese a su corta edad, ella con 11 años y él con 13, su valentía a la hora de atravesarla dándose todo un baño de masas, escoltados por los cabezudos, por si tenían que zurrar a quien osara entorpecer su camino.

Pero al final no fue necesario porque esta misión, de ir desde Postas hasta la balconada de San Miguel, la cumplieron con éxito, tal y como ha hecho Gorka Ortiz de Urbina, la versión adulta del aldeano más famoso de Zalduondo, durante 21 años cada 4 de agosto, así que la cantera de blusas y neskas para sustituirle está más que asegurada.

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En imágenes: Así ha sido la comparsa de los gigantes y cabezudos Jorge Muñoz/ Pilar Barco/ Josu Chavarri

Un paseíllo que empezaron pasados siete minutos de las doce del mediodía y que se dieron entre gritos de júbilo en cuanto sus pequeños fans les vieron asomarse desde el balcón de Postas, una vez que llegaron los muñecos del cable.

La Virgen Blanca empezó a brincar, con muchas amas, aitas y abuelos que no disimulaban para nada su entusiasmo, al ritmo del Viva Vitoria, que tocaba la Banda Municipal de Música desde las escalinatas que acceden a la balconada, y de la canción de Celedón, al tiempo que Busto y Calvo marcaban el compás, subiendo y bajando con gran brío sus paraguas.

Cuando llegaron a la hornacina, arengaron a su público. “Gora Gasteiz! Gora Andra Mari Zuriaren jaiak! Gorra Celedón txiki! Gora Edurne! Es un día para gozar y disfrutar, que nos merecemos. Os invitamos a hacerlo con nosotros y a pasarlo en grande”, destacaron Celedón txiki y Edurne, quienes también tuvieron unas sentidas palabras para los niños enfermos acordándose de ellos también en su día.

A continuación, la regidora de Gasteiz les impuso el pañuelo rojo de fiestas y les entregaron dos figuras del gargantúa, en recompensa por lo bien que lo hicieron.

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En imágenes: Talleres para los txikis y actos solidarios en La Blanca Josu Chavarri

Ofrenda floral

Era la segunda vez en el día que visitaban la hornacina de la Virgen Blanca, teniendo en cuenta que una hora antes, ambos realizaron una ofrenda floral, subiéndose a la escalera guiados por Sergio González, presidente de la comisión de blusas y neskas, en la que demostraron lo mucho que han ensayado para que el aurresku que bailaron ante la patrona saliera a la perfección.

Edurne y Celedón Txiki llevan la fiesta a los más jóvenes

Edurne y Celedón Txiki llevan la fiesta a los más jóvenes

Las miradas que Celedón txiki y Edurne dirigían a la Virgen Blanca, en cada uno de sus pasos, como si les sirviera todavía más para concentrarse, emocionaron a todos los que la presenciaron.

Pero Amets no estaba especialmente nervioso, como contaba a este diario su ama, Zuriñe. “Ha dormido del tirón. Estaba deseando de que llegara este día. Cuando le dijimos que iba a ser Celedón txiki en abril, se puso como loco: chilló de alegría. El aurresku ya se lo sabía, porque ha hecho dantzas muchos años, pero han ensayado juntos todos los lunes durante un mes y medio e Iratxe también lo ha hecho muy bien. El pasar la plaza y vivir ese momento es lo que más le va a gustar”, explicaba.

Para Leire y sus hijas June (8 años) e Izaro (7), vestidas de neskas, fue la primera vez que presenciaron la bajada desde la plaza, “porque normalmente no estamos”, pero a buen seguro no se les olvidará esta jornada de La Blanca dedicada en exclusiva para todos esos locos bajitos, ya que logró que todos se lo pasaran a lo grande.