La realidad preocupa. Los policías encargados de velar por la seguridad ciudadana de los gasteiztarras lo saben y así lo confirman cada vez que son interrogados al respecto.

En la actualidad circula gran cantidad de estupefacientes por los ambientes habituales de compra-venta, fundamentalmente, cocaína. Esta, por aquello de las leyes del mercado, llega a las manos de los consumidores con precios más competitivos que antaño. Ambas circunstancias, gran cantidad (no siempre acompañada de calidad) y un precio menor, han ayudado a la consolidación de consumos en ambientes de ocio nocturno de la capital alavesa.

Consumos generales

Según los últimos estudios facilitados al respecto, hasta un 13,5% de los varones mayores de 15 años en el conjunto de Euskadi ya habrían probado el citado estupefaciente, casi un 9% de la población total a partir de esa edad. Así lo certifica la última Encuesta sobre adicciones 2023, publicada hace apenas unas semanas.

“Desde luego, hay más que antes”, aparte de otros canales de distribución, más actores implicados y cada vez más profesionalizados

“Desde luego, hay más que antes”, aparte de otros canales de distribución, más actores implicados y cada vez más profesionalizados. Así se explicaba en este espacio apenas hace una semana un investigador de la Ertzaintza con años de experiencia en las calles en relación a la presencia generalizada de la cocaína en ambientes muy concretos de Gasteiz.

Punto de partida

Su experiencia en la lucha contra el narco confirma el diagnóstico que sirve de punto de partida. Existe una fuerte relación entre ciertos locales de ocio nocturno y de hostelería y la compra-venta de marihuana, hachís y, sobre todo, cocaína.

Todo ello ha provocado un cóctel complicado. El narcótico que llega a la calle lo hace en grandes cantidades y a un precio más reducido que antaño. Según la valoración policial, alrededor de un 16% más económica en términos absolutos respecto a lo que se pagaba en el mercado, por ejemplo, a finales del siglo pasado, pasando a costar un gramo unos 50 euros, 10 por debajo de lo que el mercado pedía en años pretéritos, ganando así en presencia.

Negocio perfeccionado

El repunte de la oferta obedece a un sistema de negocio perfeccionado con el paso de los años y que ha logrado elevar la producción mundial de cocaína a máximos históricos, según certifican los profesionales consultados por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

El repunte de la oferta obedece a un sistema de negocio perfeccionado con el paso de los años y que ha logrado elevar la producción mundial de cocaína a máximos históricos

Bajo tales parámetros, el mercado está bien nutrido. En la actualidad, la sustancia llega a Vitoria por distintos canales. Una vez aquí, hasta tres grupos diferentes de distribuidores se encargan de ponerla en el mercado, cada cual, con su particular sistema de negocio, dependiendo su cultura profesional y modus operandi, tal y como ilustra otro agente de la Policía autonómica, que prefiere mantener su anonimato por razones obvias.

Distribución generalizada

Según su propia experiencia, en Gasteiz no es complicado acceder al estupefaciente, ya que su distribución se ha generalizado en distintos locales de ocio nocturno a través de grupos extremadamente profesionalizados y a los que es complicado acceder en el marco de las diferentes investigaciones puestas en marcha tanto por la Ertzaintza como por la Policía Local. “Lo difícil es decir una zona en la que no haya tráfico de drogas”. En conversación con este rotativo, el citado enumera las tres grandes ramas de narcos que se reparten en líneas generales la distribución de cocaína.

Distribuidores

Por una parte, se encuentran los grupos especializados en el menudeo tradicional a pie de calle de cocaína y hachís (costo), y circunstancialmente, de marihuana. Son distribuidores muy numerosos y, en principio, de cantidades pequeñas. Habitualmente proceden del Norte de África. A ellos se suman los grupos de distribuidores que se dedican casi en exclusiva a la colocación de cocaína en locales que, por decenas, controlan en la capital. Según el criterio policial trasladado a este rotativo, se trata de organizaciones que tienen mucha fortaleza, están organizados y son muy profesionales. Su origen es sudamericano. 

Junto a ellos, y ligados al fenómeno de las bandas juveniles violentas en boga en la ciudad, muy al estilo de Trinitarios o los Blood –cuyas células se han desarticulado recientemente en Vitoria–, hay otros distribuidores de cocaína de origen antillano que empiezan a hacerse fuertes en media docena de locales, especialmente, discotecas. 

Papelina de cocaína en una exhibición policial. Alex Larretxi

Ranking

Todo ello ha ayudado a colocar a la cocaína en el ranking de los estupefacientes más consumidos en Euskadi. Según la citada encuesta, ya es el narcótico ilegal más consumido, detrás de la marihuana y el hachís. Su prevalencia en los últimos 12 meses es reveladora. En el tramo de edad entre 15 y 21 años, hasta un 1,93% la habría probado (ligeramente por detrás de los consumos de MDMA y similares, con 1,98%), porcentaje que se eleva hasta el 2,26% entre los alaveses de 22 a 34 años, y que se reduce al 1,23% entre las personas de entre 35 y 54 años.

Consumo experimental

Mientras las estadísticas apuntan claras tendencias a la baja, Euskadi confirma el repunte del consumo experimental (alguna vez en la vida) de las drogas ilegales, fundamentalmente, cocaína y anfetaminas, seguidas de cerca por el éxtasis y similares. Así lo certifican los datos de la última Encuesta de adicciones elaborada por el Gobierno Vasco.

Material decomisado por la Ertzaintza en un operativo contra el narco. Efe

En términos generales, el consumo de sustancias es mayor entre los hombres, con la excepción de los tranquilizantes. Este consumo disminuye con la edad, excepto en el caso de los psicofármacos. Las drogas de inicio más temprano son el tabaco y el alcohol, donde se empieza en torno a los 16 años, y algo más tarde (sobre los 19) el cannabis; entre los 20 y 22 se adentran en el mundo de las drogas ilegales.

Menos tabaco

Según esos datos, Euskadi está frenando notablemente el consumo del tabaco ya que el año pasado se alcanzó la prevalencia más baja desde 2010, que fue cuando empezó la caída. Hay un 19% de personas que fuma a diario, y un 23% que lo hizo en el último mes. Sin embargo, las autoridades sanitarias observan, preocupadas, que el cigarrillo electrónico se ha cuatriplicado desde 2017, pasando del 5% al 15% en 2023. El incremento se da sobre todo en la población más joven ya que cuatro de cada diez hombres y tres de cada diez mujeres menores de 35 años vapean. Según la Encuesta sobre Adicciones de Euskadi 2023, el número de personas que consume tabaco, cannabis y alcohol bajó el año pasado en la CAV. Los datos reflejan un avance significativo en la mejora de los hábitos de vida de los vascos.

Descenso en el alcohol

También se constata un descenso en el consumo diario de alcohol, salvo en el grupo de 55 a 74 años. La proporción de borracheras disminuye con respecto a 2017 y se aleja de las cifras de 2004-2006. Además, el porcentaje de personas que no beben ningún día entre semana es alto, pero, por el contrario, el fin de semana se dispara. 

Menos hachís

Lo único que ha descendido con respecto a 2017, fecha de la anterior encuesta, es el consumo de cannabis. Los años de mayor consumo fueron 2004 y 2006 y a partir de entonces hay una bajada en todos los grupos de edad. A lo largo de toda la serie histórica desde 1992, los consumidores más frecuentes son jóvenes de 15 a 34 años.

Ambiente de ocio nocturno ajeno a esta información. Pablo Viñas

Mención aparte merecen los tranquilizantes que están siendo muy demandados por mujeres veteranas. El uso de píldoras para los nervios, ansiolíticos, pastillas para dormir, hipnóticos, y antidepresivos registra momentos de gran auge. Y es que el consumo de tranquilizantes continúa la tendencia ascendente observada en mujeres a partir de 2010 y en hombres desde 2017, incrementándose con la edad