La mesa redonda, que se celebrará de 18.30 a 20.30 horas, tiene como meta “invitar a reflexionar” sobre estas conductas que se manifiestan en forma de un intenso deseo por realizar algunas actividades unidas a la incapacidad de autocontrolarse.
¿Por qué Asajer ha decidido que la mesa redonda gire en torno a las personas mayores?
–Porque vemos que hay una tendencia a la hora de hablar de prevención de adolescentes y de jóvenes, pero no de las personas mayores, que están invisibles, y eso no significa que no tengan la misma problemática. Nos vemos con cada vez más frecuencia, familias, sobre todo hijos, que consultan por las dificultades de sus padres, de 70 a 80 años, para saber qué pueden hacer y lo complicado que es intervenir. Y vemos que hay factores que les influyen de forma notable, a la hora de tener esas adicciones, como la jubilación o el quedarse viudos.
¿Qué son las adicciones comportamentales?
–Son conductas que se manifiestan en forma de un intenso deseo por realizar algunas actividades unidas a la incapacidad de autocontrolarse. Es cuando la persona ha perdido el control de esa conducta y ello le puede afectar en la vida cotidiana, en las diversas áreas del día a día.
¿De qué clase exactamente son esas adicciones comportamentales que sufren?
–Generalmente, juegos de azar, tecnologías, compras e inversiones. En el juego, por ejemplo, la única diferencia es que entre los mayores no es tan habitual el online, sino los presenciales.
¿Qué casos se dan entre las nuevas tecnologías?
–Suele ser por el teléfono móvil y está relacionado con la sensación de soledad entre muchos de los casos que nos llegan a la asociación. Es cuando lo usan constantemente para hablar, por ejemplo. En otras ocasiones, tiene que ver con las redes sociales.
¿Es habitual que sufran estos problemas las personas mayores? ¿Tiene datos de Álava?
–De Álava no hay datos. Según un estudio que se hizo en todo el Estado en 2020, la prevalencia era del 2% entre las personas de más de 65 años.
¿Tienen más riesgo de sufrirlas que otros grupos de edad?
–Las adicciones entre los mayores es una fotografía escondida que hay que sacarla a la luz. Son difíciles de detectar porque muchas veces viven solos y ello dificulta reconocer y ver que tienen un problema. La jornada es para darles ese valor, que se les vea. Es importante que se reflexione y que haya debate.
Dada su edad, ¿estas adicciones comportamentales las arrastran desde hace tiempo?
–Normalmente, sí que son adicciones que arrastran desde hace tiempo, sobre todo las compras y los juegos de azar, exceptuando las causadas por nuevas tecnologías e inversiones. Tienden a buscar juegos aceptados socialmente, como la quiniela, el cupón, la primitiva, a diferencia de los jóvenes que buscan juegos más activos, como la ruleta, apuestas… Debido al tiempo que llevan, les cuesta más modificar sus hábitos, como el hecho de no entrar en los bares para jugar en las máquinas. En cuanto a las mujeres, es más fácil que tomen conciencia del problema, al hacer más vida en casa, y no gustarles cómo llevan su día a día. Y buscan ayuda. Los hombres, en cambio, suelen estar más acompañados y no rompen con esa parte social: siguen saliendo con su cuadrilla.
¿Es fácil rehabilitarse de ellas?
–Es más complicado por el tiempo que llevan y que por el hecho de no ser jóvenes, cuando parece que tienes toda la vida por delante.
¿Cuál es el origen de estas adicciones comportamentales?
–El juego ha existido toda la vida: bingo, loterías, cartas... Forma parte del ocio y sus inicios tienen que ver con el ámbito familiar/social y en algunas personas se desencadena el problema, cuando hay circunstancias que no se saben manejar y se buscan refugios, si estoy solo y me voy al bingo porque estoy allí más a gusto. En la época de nuestros mayores era absolutamente natural, por ejemplo, el hecho de llevar a sellar el boleto de la lotería, aunque no se tuviera la edad para hacerlo. En algunas personas con párkinson, el descontrol tiene que ver con la medicación.
¿Cuáles son los signos de alarma?
–Pedir dinero para mantener la situación o huir de la familia para que no me molesten. Excepto con las tecnologías, el detonante tiene que ver con el dinero: que en la cuenta haya poco y en el banco les digan que están sacando mucho o que avisen de que han pedido un crédito. Suele ser también cuando se hace público el problema: que últimamente pasa mucho tiempo en el bar jugando a máquinas, y en algunos centros para mayores, nos cuentan que tienen muchas discusiones por partidas de cartas: que si me has ganado...
¿Suelen llamar ellos para pedir su ayuda o es su entorno?
–Es difícil que a esa edad sean ellos los que la pidan, más bien es la familia o los vecinos.