La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) entregó un nuevo motivo de optimismo al Gobierno español al anunciar que revisa tres décimas al alza su previsión de crecimiento para España para este año, de manera que la estimación se establece ahora en el 1,8%, después de la expansión del 2,5% en 2023. Al mismo tiempo, el organismo con sede en París mantiene la expectativa de una mejora de la actividad hasta el 2% para 2025.
El nuevo cálculo se une a la actualización de las previsiones del propio Ejecutivo. Esta misma semana, el Gobierno proclamó que espera un incremento del 2% del PIB para este año y del 1,9% para 2025, una décima por encima de la previsión anterior, al tiempo que mantiene en el 3% sus estimaciones para el déficit público este año y lo rebaja dos décimas el próximo ejercicio, hasta el 2,5%. Se trata de previsiones en línea similar que apuntalan la idea de que el crecimiento esperado en el Estado es superior al de economías como la de Francia o Alemania, si bien el gran caballo de batalla, más que el incremento del PIB, lo constituye ya el problema de la deuda y el déficit publico. Para evitar que esta circunstancia vuelva a coger a Europa con la guardia baja -como ocurrió en la crisis del euro de la década pasada- Bruselas ha aprobado unas nuevas reglas fiscales que entrarán en vigor el año que viene y que propiciarán que la Comisión Europea decide si abre un expediente cuando un país rebase el tope de deuda, tenga déficit y las desviaciones en el gasto superen el 0,3 % de PIB anual o el 0,6% del PIB acumulado. Según las proyecciones de la OCDE, el déficit presupuestario caerá este año al 3,3% del PIB desde el 3,6% del año pasado, mientras que para 2025 espera que caiga al 2,6%. En cuanto a la deuda pública, las previsiones contemplan que la ratio se sitúe este año en el 107,1% del PIB para bajar hasta el 106,7% un año después.
La buena marcha del empleo y el sostenimiento del consumo privado son los dos motivos que animan los cálculos positivos de la OCDE. “El consumo privado sustentará el crecimiento respaldado por un mercado laboral resistente y aumentos de los ingresos reales”, apuntó la OCDE, añadiendo que espera que la tasa de inflación armonizada de España caiga al 3% en 2024 y al 2,3% en 2025, mientras que el dato subyacente bajaría al 2,9% este año y al 2,2% el siguiente. De este modo, la economía española seguirá creciendo este año y el siguiente de manera sustancial por encima de la media de la Eurozona, cuya expansión también revisó al alza la OCDE hasta el 0,7% y el 1,5%, respectivamente, desde el 0,6% en 2024 y el 1,3% en 2025, anticipados en febrero.
No obstante, la OCDE también marca deberes a España. La organización considera que España “necesitará una consolidación fiscal más fuerte y sostenida en el medio plazo” para mantener la deuda a la baja, cumplir con las reglas fiscales y crear espacio para futuras prioridades” de gasto. Entre ellas van a continuar las pensiones, un desembolso que la OCDE considera que seguirá aumentando, ya que el gran porcentaje de deuda sobre PIB y la fuerte subida del gasto en estas prestaciones podría actuar en detrimento de los elementos que mejoran el crecimiento económico. l