Vitoria - Hace nada ha vuelto al mundo del vídeoclip junto con la banda lekeitiarra Sustrajah Band y su nuevo tema Iluntasuna. Además, ultima ya el estreno el año que viene de su nuevo cortometraje, un Cuando el sueño termina rodado en Londres que relata una historia dramática sobre los viajes temporales. Eso sí, no pierde de vista los dos guiones que está escribiendo con la mirada puesta en el largometraje. La agenda no para, tampoco en la escuela de cine en la que trabaja en Madrid, así como en otros proyectos para los que es solicitado. Aún así, el creador y director audiovisual gasteiztarra Mikel Ugarte encuentra de vez en cuando un hueco para regresar a su ciudad natal. “No suelo venir mucho por falta de tiempo, pero tengo contacto con las productoras y la gente de aquí”.

Esas dos historias que prepara obedecen a sus dos géneros predilectos. La primera es una comedia adolescente (teen comedy). “No son unas películas muy comunes aquí, aunque en los últimos años sí ha habido algunas producciones y tal vez sea posible encontrar el hueco. Por eso la estoy haciendo en castellano”. La segunda está dentro del slasher, un tipo de cine de terror que se caracteriza por la presencia de un asesino por lo general con máscara o sin rostro que utiliza armas punzantes o cortantes para matar a adolescentes y jóvenes. “Ese guión sí que lo estoy haciendo en inglés, porque aquí no tenemos casi ninguna tradición”. Aunque sonríe al decir que “la mayoría de los filmes de ambos géneros no valen nada”, describe que “hay unas cuantas películas que sí merecen la pena. Son las que me interesan, las que además de risas o muerte, tienen un mensaje”.

Con todo, comenta que “no me gusta encasillarme por géneros. Prefiero ir tocando diferentes temas. Soy muy fan de los personajes. Creo que una película no depende ni del género ni de la historia sino simplemente de los personajes, de que te identifiques con ellos, que te transmitan, de que tengan algo que te llame la atención, que no sean simples clichés”. A partir de ahí, tiene claro que en su camino audiovisual otro punto fundamental pasa por “darle una vuelta de tuerca a todo, probar cosas nuevas”.

De todas formas, lo que queda por delante está todavía por llegar. Detrás está una niñez y una adolescencia en las que las películas tuvieron un papel principal. “Me empecé a interesar mucho por cómo se hacían las películas, a leer guiones? pero no conocía a nadie relacionado con el cine. De hecho, me parecía algo irreal lo de poder trabajar en él”. Sin embargo, de la mano de sus padres, llegó a la Escuela de Artes y Oficios y al departamento de imagen. “Juan Arrosagaray me abrió los ojos, fue fundamental para mí”, un impulso que le llevó a seguir formándose primero en Alicante -donde aprovechó para trabajar en algunos rodajes de la Ciudad de la Luz y para realizar su primer corto, un Pause que tuvo más recorrido del que él esperaba- y después en Londres, en la MET Film School junto a profesionales como Simon Shore (ganador de un Bafta) y Robert Bierman, director de una de sus películas predilectas, Besos de vampiro, protagonizada por Nicolas Cage. “Allí descubrí que nunca voy a terminar de aprender”.