Una de las figuras más influyentes del tejido empresarial de Álava y del País Vasco ha fallecido este domingo 21 de deiciembre a los 78 años de edad. Antón Iráculi construyó a lo largo de décadas un conglomerado económico con raíces en la promoción inmobiliaria, la hotelería y otras actividades empresariales, dejando un legado que marcó tanto épocas de expansión como de profundas dificultades.

La trayectoria de Iráculis se consolidó desde sus inicios en Vitoria-Gasteiz, ciudad en la que se integró plenamente pese a haber nacido en Guinea. Su capacidad para detectar oportunidades y asumir riesgos le permitió escalar rápidamente desde proyectos locales hasta liderar uno de los grupos más relevantes del arco empresarial vasco.

Bajo su liderazgo, Grupo Urvasco S.A. se consolidó como una referencia en promoción inmobiliaria en el norte de España, desarrollando miles de viviendas desde los años 70 hasta bien entrado el boom inmobiliario. El grupo, con sede en el País Vasco, extendió su presencia construyendo más de 15 000 viviendas en toda España, con un fuerte arraigo en Álava y regiones colindantes.

Su modelo de negocio apostó por una fuerte expansión geográfica y financiera, recurriendo a financiación bancaria intensiva para adquirir terrenos y financiar proyectos. Esta estrategia le permitió crecer de forma notable en los años previos a la crisis, aunque también incrementó considerablemente el apalancamiento del grupo.

El empresario alavés Antón Iráculis lanzando un txupin durante una celebración en Txillida Leku en 2006 DNA

Silken, hoteles emblemático

Una de las aportaciones más visibles de Iráculis al sector empresarial fue su impulso a la cadena hotelera Silken, creada dentro del paraguas de Urvasco para gestionar y operar establecimientos hoteleros emblemáticos. Bajo esta marca se integraron hoteles de alto perfil como el Puerta de América en Madrid o el Gran Domine en Bilbao, ubicados en enclaves estratégicos y con diseños arquitectónicos de referencia.

Silken llegó a gestionar más de treinta hoteles en España, consolidándose como una de las cadenas independientes más reconocibles del país y situando a Álava en el mapa del turismo y la hotelería de calidad.

La trayectoria de Iráculis no estuvo exenta de controversias. Tras el estallido de la crisis inmobiliaria, Grupo Urvasco acumuló importantes desequilibrios financieros y, en 2015, inició un concurso de acreedores con un pasivo que superaba los 300–400 millones de euros, afectando tanto a la matriz como al negocio hotelero a través de Silken.

Además, Iráculis fue procesado y absuelto en 2018 en Álava por acusaciones relacionadas con la presunta apropiación indebida de fondos de Urvasco durante un momento crítico para la empresa. La Audiencia Provincial alavesa determinó que no había pruebas suficientes de delito, eximiéndolo de responsabilidad penal. Durante ese proceso, él mismo defendió públicamente que no había “vaciado” la empresa ni destinado fondos a su beneficio personal, subrayando que todas las operaciones contaban con asesoría legal y tratando de preservar la reputación del grupo y de su gestión.

Su fallecimiento marca el cierre de una era empresarial que dejó una huella profunda en el panorama económico tanto alavés como vasco.