La vendimia en Rioja Alavesa comenzará a mediados de septiembre, aunque las expectativas no son precisamente optimistas. Así lo lamenta Edurne Basterra, presidenta de UAGA, en su conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. “Hemos tenido un montón de problemas: entre la dana, los granizos, el mildiu… La cosa pinta bastante complicada y, además, tampoco hay mucha uva”, repasa.

Tal y como explica, “todavía no ha comenzado la campaña”, pero todo apunta a que la cosecha será menor que en años anteriores. “Ha habido una reducción en los rendimientos y hasta que no terminemos no podemos hacer una valoración definitiva”, agrega.

Al ser preguntada por si el sector vitivinícola se está adaptando a las circunstancias derivadas del cambio climático, Basterra recuerda que es un fenómeno que afecta a todo el sector primario.

La vendimia en Rioja Alavesa se presenta con una producción escasa, según la UAGA

“Si nos vienen lluvias en otoño o en primavera y no podemos hacer las siembras, tenemos que anticiparnos, retrasarnos o cambiar cultivos”, señala. En cualquier caso, se trata de improvisar a marchas forzadas.

“Este año vamos a tener menos cantidad de cereal, pero vemos muchas fincas sembradas de girasol, que son las mismas que no pudieron sembrar cereal por las lluvias”, añade.

Tampoco la campaña de cereal ha resultado favorable para la agricultura alavesa. “Tenemos una merma de entre un 10% y un 15% de grano en los almacenes”, precisa Basterra. “También hay que computar la siembra de girasol, que no se recogerá hasta finales de septiembre u octubre, pero es evidente que la climatología de este año nos ha condicionado”, sostiene la presidenta de UAGA.

Instalaciones de la fábrica de Azucarera en Miranda de Ebro.

Instalaciones de la fábrica de Azucarera en Miranda de Ebro. DNA

Azucarera de Miranda

Otro de los cultivos en el punto de mira es la remolacha. “Se ha sembrado bastante menos que el año pasado”, admite Basterra. En este caso, los motivos no se deben al clima.

“Tenemos un problema con la Azucarera de Miranda porque este año no va a recoger la remolacha y habrá que llevarla a Toro y mucha gente se lo ha pensado a la hora de sembrar ese cultivo”, denuncia.

El presente y el futuro de la remolacha resultan inciertos. Muchos agricultores tendrán que sembrar “a pérdidas, porque el precio está muy ajustado, y el año que viene no sabemos qué pasará”.

“Los contratos que hemos visto están demasiado justos respecto a los gastos del agricultor y lo hemos denunciado ante el Gobierno Vasco para que se cumpla la ley de la cadena alimentaria”, subrayan desde UAGA. No obstante, la respuesta de las instituciones es que “como son de Miranda, no pueden hacer nada”.

Varios trabajadores se afanan en la recogida de uvas en un viñedo de Rioja Alavesa durante la pasada campaña de la vendimia. Este año, se acercan ya las fechas para el inicio de la cosecha agrícola. | FOTO: DNA 2 M. González

Aun así, pese a los contratiempos que sufre el cultivo de remolacha, muchos agricultores “por edad o por falta de maquinaria no se plantean cambiar de cultivo”.

La alternativa es la patata, aunque “no todo el mundo está preparado para sembrarla y tampoco vemos que desde las instituciones haya apoyo para que la remolacha tire adelante; más bien al contrario”.

En el caso de la patata, la presidenta de UAGA explica que “la siembra fue tardía porque con las lluvias de primavera no se pudo preparar ni sembrar como otros años”. En cualquier caso, este ejercicio se prevé una buena producción, si bien “otros años para finales de agosto ya se veían las patatas más tempranas”.

El gran reto para UAGA y la población que trabaja en la agricultura y la ganadería sigue siendo la de obtener rentabilidad de las explotaciones. “Desde el Gobierno dicen que cobramos una ayuda de ahorro ambiental y que no perdemos dinero, pero creo que la rentabilidad tiene que venir del producto que produces. No puedes depender de las ayudas, porque entonces siempre nos van a tener agarrados por el cuello”.

Reogida de remolacha en una finca alavesa. DNA

En este sentido, Basterra defiende que “nuestras explotaciones tienen que ser rentables por sí mismas y la única manera de lograrlo es con valor añadido”. Ese valor añadido, precisa, pasa por la transformación y un entorno que lo favorezca.

“Nos falta industria de transformación en Álava. No podemos vender todo fuera: hay que producir y transformar aquí. Necesitamos harineras, secaderos, mataderos públicos donde se pueda hacer una buena gestión de nuestro producto”, concluye.