Edurne Basterra lidera la UAGA desde 2023. Natural de Agurain y heredera de una larga tradición familiar ligada a la agricultura y la ganadería, afronta el cargo con la voluntad de defender en primera línea los intereses de un sector que considera estratégico para Álava. En su conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, entre otras cuestiones, alerta de la falta de relevo generacional y reclama a las administraciones más servicios e infraestructuras en el medio rural para evitar el abandono de los pueblos. 

¿Cómo describiría el perfil de la persona agroganadera en Álava?

Nuestra media de edad ahora mismo es de 57 años. En cuanto a porcentajes, estaremos aproximadamente en un 80% de hombres y un 20% de mujeres. El futuro que tenemos, con esa media de edad, es que en 10 años el sector se jubilará. Hay que fomentar que la gente joven conozca cómo es el sector primario, qué puede aportar y qué beneficios tiene. Pero claro, para que la gente quiera incorporarse al sector e irse a los pueblos, necesitamos viviendas y servicios, cosas que ahora mismo nos están quitando. También es cierto que la gente joven viene con otra mentalidad, de trabajar ocho horas y luego tener tiempo de disfrute. Y eso lo tenemos que proporcionar en las zonas rurales, donde cada vez nos están retirando más servicios. Es algo que depende de las administraciones y de diferentes departamentos: urbanismo, economía social, territorial, agricultura… son muchos tentáculos a tener en cuenta. Si no hay vida en los pueblos, difícilmente la gente se va a poder quedar a trabajar en ellos.

El sector del agro alavés afronta la falta de relevo generacional entre otros retos DNA

¿Y cómo se puede favorecer ese relevo generacional?

Hay que incentivarlo, pero no solo a nivel económico, sino también divulgando lo que supone el sector. Que se conozca lo que hay que hacer, y que existan servicios. Yo vivo en Agurain, un pueblo de 5.000 habitantes, y si quiero ir al médico tengo que pedir la cita con 15 días de antelación. Y eso que es un pueblo grande en Álava. No tiene sentido que desde la administración digan que han hecho un plan de relevo generacional, que en 10 años se van a incorporar 1.200 jóvenes y que para ello aportan 25 millones de euros. Pero, ¿de dónde van a salir esas 1.200 personas? Yo lo veo dificilísimo si no damos servicios, vivienda, si no fomentamos lo que es el sector rural. Eso empieza también en las ikastolas, en los colegios. La educación es parte del proceso. Todos los organismos se tienen que poner a trabajar. Tendremos que abrir la puerta a quienes estén dispuestos a venir a trabajar, pero dar la opción primero a los de casa. Porque la gente se está marchando. Muchos hijos de agricultoras y agricultores, ganaderas y ganaderos, no quieren continuar. Ven lo que han sufrido sus padres y no quieren pasar por lo mismo.

¿Cómo es la rutina de una persona que trabaja en el campo?

El que tiene animales trabaja 365 días al año. Es así. Y el que tiene labranza, bueno, se puede organizar de otra manera. Pero claro, también hay que tener en cuenta las inversiones necesarias para desarrollar la actividad. Desde Europa nos llegan cada vez explotaciones más grandes, todo más grande, para que sea viable. Y yo creo que con un tamaño más pequeño puede ser hasta más viable que una explotación grande.

En ese sentido, ¿qué os transmiten los agroganaderos? ¿Cuáles son sus principales demandas?

Que la administración sea más ágil. Porque tenemos un elefante muy difícil de mover. Llevo dos años que desde UAGA tenemos la voluntad de hacer cosas, pero todo está o en intervención, o en Hacienda, o bloqueado porque tiene que pasar no sé qué trámite. Esto no puede ser tan lento. Cuando pido una ayuda, tengo un plazo para presentar los papeles. Y si no lo cumplo, me quedo fuera. Si me viene una inspección de trabajo, tengo un plazo para presentar la documentación. La ciudadanía cumple plazos, pero la administración no juega con las mismas reglas. 

Además, se trata de un sector que necesita inmediatez, ¿verdad?

Volvamos a Rioja Alavesa. Tengo la sensación de que nos dan tres veces la misma ayuda: cuando la anuncian, cuando sacan la orden y cuando la pagan. Se prometió una ayuda para sufragar los efectos de la Dana, pero la gente está a punto de empezar a vendimiar. Tienen que pagar tratamientos, la vida sigue. Para cuando saquen la orden será noviembre, y para cuando paguen, abril o mayo del año siguiente. 

¿Cuáles son los retos más importantes para UAGA en la actualidad?

Me gustaría que nos escucharan desde las administraciones. Que nos escucharan y que trabajaran con nosotros. No que elaboren su hoja de ruta y nos la presenten. Creo que tenemos que ir de la mano, trabajando por y para la agroganadería. Hay muchas cosas que nos incumben y que deben estar consensuadas y trabajadas conjuntamente. Muchas leyes se hacen desde los despachos, sin bajar a pie de finca. A veces te preguntas: ¿cómo han podido hacer esto? Es imposible o inviable.

¿Qué le motiva a seguir defendiendo en primera línea al sector?

Vengo de una familia de agricultores y ganaderos por los dos lados, tanto abuelos maternos y paternos, y también mis padres. Quiero que mis hijos se queden en casa y continúen con la explotación y con lo que hicieron sus antepasados. Creo que eso no se puede perder. Ni en mi casa ni en la del resto. Es una profesión que te da muchas alegrías: tú marcas tus tiempos. Es una vocación más que un trabajo. Y sí, a veces da muchos sinsabores, pero otras veces da muchísimas alegrías.