Aunque no nos acordemos, mucho antes que nosotros se han vivido miles de sucesos, ha habido miles de personas con sus historia y vida propia y, muchas veces, esto se plasma en pequeños restos que guardamos y cuidamos hoy en día. En otras ocasiones, la suerte de poder preservar todo como los verdaderos tesoros que son, no es posible, y se quedan olvidados y abandonados hasta que alguien vuelve a ver la luz que un día tuvieron.

Esta vez, unos pequeños escombros casi imperceptibles en un islote de Cantabria han dado un vuelco para retomar las memorias que un día creaba.

La ermita de San Pedruco

Frente a la playa del Ris en la localidad cántabra de Noja, hay un islote desolado en el que residen los restos de lo que en un día fue una ermita, la ermita de San Pedruco. Antaño se celebraban romerías en barco hacia el islote. Estas romerías consistían en trasladar el santo patrono hasta el templo en procesión; se hacían esencialmente para pedir lluvia en época de sequía o para rogar un cese de agua en las épocas lluviosas antes de que las cosechas sufrieran daños graves.

Durante uno de estos tradicionales viajes al pequeño islote, las fuertes olas del mar cantábrico arrasaron con todo lo que se dirigía hacia el lugar, consiguiendo de igual manera llegar hasta la ermita. La gravedad del vuelco de los barcos y el desastre general hizo que no se repitiese más esta tradición por miedo a nuevas represalias por parte del océano atlántico.

A partir de ese fatídico día, las aves marítimas como las gaviotas o pequeños roedores comunes se aprovecharon de este paraje deshabitado para poder vivir con libertad y tranquilidad. Este pequeño trozo de tierra se cubrió al completo de vegetación y maleza, entrando así en el edificio religioso.

Islote de San Pedro (izquierda). Discasto

Restauración

Dado el cariño de los locales y visitantes habituales de Noja hacia este pequeño templo y su historia, se han agrupado para volver a darle una segunda vida. Aunque ahora esta antiquísima construcción se encuentre rodeada de hinojos e higueras y en pésimas condiciones en cuanto a las instalaciones, se le quiere recordar como un lugar de devoción. La idea que ha tenido el ayuntamiento de Noja ha sido convertirlo de nuevo en un lugar de peregrinación. Se intentará recuperar los altos muros que siguen de pie, la cúpula y la bóveda de medio cañón. La cantidad de 94.000 euros será necesaria para que gente con afán de recuperar el uso de esta ermita tal y como se hacía hace décadas.

Los trabajos de reconstrucción se iniciaron en mayo del año pasado y se espera que en unos meses se pueda empezar a recibir peregrinos de todos los lados del mundo, pudiendo disfrutar de una localización única y especial en Cantabria.

Cosas que hacer en Noja y alrededores

  • Playas. Las playas de Trengandin, el Rís y Helgueras son ideales para pasear y, si eres de los valientes, meterte en la fría agua del cantábrico. Actividades como el paddle surf y el surf se pueden hacer en las zonas habilitadas para ello y, si no tienes el equipamiento, en una de las escuelas de la zona puedes alquilar el material que necesites.

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Playa en Cantabria.

  • Molino de Santa Olaja. Este molino que en su interior es museo, está en el centro de unas preciosas marismas repletas de fauna y flora. Se pueden dar paseos a ras del agua mientras disfrutas de unas inigualables vistas.
  • Marismas de Santoña. Si cogemos el coche, en tan solo 15 minutos podemos llegar a Santoña. Famoso por sus anchoas y, en general, por todos los productos del mar, podemos visitar las famosas marismas de Santoña. Tras finalizar esta visita, te recomendamos pasar por alguna de las fábricas de anchoas y catar el producto local de kilómetro cero.
  • Cabo de Quejo. Si decides visitar también el pueblo de Isla, puedes hacer alguna de las rutas de senderismo que van hacia el Cabo de Quejo. En este saliente hacia el mar Cantábrico podemos observar una de las mejores vistas de Cantabria.