La actividad física en la mediana edad, y particularmente el ejercicio aeróbico, está fuertemente relacionada con una mejor salud cerebral y menor riesgo de demencia en la vejez, especialmente en mujeres.
La investigación de Neurology se ha llevado a cabo entre 191 mujeres de 50 años de media. Al inicio una prueba de esfuerzo midió su capacidad cardiovascular máxima y en función de los resultados se formaron tres grupos: en el primero se incluyeron las 40 que tenían un nivel cardiovascular más alto, en el segundo 92 con un nivel medio y en el tercero 59 con un perfil bajo. Todas fueron seguidas durante 44 años y sometidas seis veces a pruebas de demencia. Sorprendentemente, entre las del primer grupo solo un 5% desarrolló esta enfermedad. En comparación con el resto, su alta capacidad cardiovascular, resultado de la práctica de ejercicio, redujo en un 90% el riesgo de Alzheimer.
Al activar el corazón, la actividad física aumenta la llegada del flujo sanguíneo al cerebro, combate la inflamación, que favorece la neurodegeneración, y estimula la liberación de BDNF, un factor esencial para la formación de nuevas conexiones neuronales y el mantenimiento de la memoria. Además, ayuda a mantener bajo control otros factores que disparan el riesgo de Alzheimer como la hipertensión, más frecuente a partir de la menopausia.
Combinar actividades
La idea es realizar 150 minutos a la semana de ejercicio cardiovascular (caminar, nadar, etc) con dos sesiones a la semana de entrenamiento de fuerza (levantar pesas, bandas elásticas, etc) y complementarlo con ejercicios de equilibrio y coordinación como el yoga y el taichí.
Además se recomienda realizar juegos que potencien la memoria y la capacidad cognitiva: desde juegos de mesa como cartas o parchís, hasta otros más variados como jugar a pasar una pelota o un globo, o incluso hacer arreglos florales u hojear álbumes de fotos. Deben de ser siempre juegos sencillos e incluso que puedan adaptarse con nuevas reglas a las necesidades de cada persona.
Contra el Parkinson
A la hora de frenar esta enfermedad neurológica, la segunda más común tras el Alzheimer, la práctica del pimpón reporta numerosos beneficios. Por ejemplo, mejora las habilidades motoras y cognitivas como la coordinación y el equilibrio gracias a los movimientos rápidos y continuos ajustes posturales que obliga a hacer. Esto es particularmente beneficioso para combatir síntomas del Parkinson como la rigidez.
El tenis de mesa también viene bien a nivel psicológico, porque la depresión y encerrarse en casa es muy común en los enfermos. Con esto salen, socializan, hacen grupos, derivan a otras actividades...