Arrodíllense ante el estadista de talla planetaria que acaba de nacer. "Casado concede a Sánchez lo que le niegan sus socios", anuncia a todo trapo ABC en primera. Si se preguntan de qué se trata, el subtítulo se lo aclara: "El líder de la oposición llama al presidente para garantizarle su apoyo en la crisis de Ucrania pero le insta a acudir a dar explicaciones al Parlamento". Qué altura de miras, qué nobleza, qué saber estar.
En la primera de La Razón el asunto ocupa menos espacio, pero el titular no deja dudas sobre quién es el que ha actuado con gallardía: "Casado mueve ficha y llama a Sánchez ante la crisis en Ucrania". Y por si no se entiende, el segundo editorial del diario azulón lo aclara: "En un ejercicio de responsabilidad el presidente popular llamó ayer a Pedro Sánchez. Le trasladó su apoyo sobre Ucrania y pidió su comparecencia en el Congreso tras ocho meses sin comunicación. La iniciativa dejó en evidencia a Sánchez y a su trato anómalo e irrespetuoso no ya con su interlocutor, que ya es grave, sino con los millones de españoles a los que representa".
Para El Mundo, la llamada apenas merece una línea perdida bajo toda la información de la crisis de Ucrania en la primera página. Eso se compensa con un editorial con zanahoria para Casado y palo para Sánchez: "Que Pablo Casado tomara ayer la iniciativa de llamar al presidente del Gobierno para expresarle su apoyo en un asunto tan delicado como la crisis de Ucrania es una muestra del sentido de Estado del jefe de la oposición ante el desdén del segundo".
En El Debate la pieza informativa lleva unas gotas de cayena al gusto: "Casado llama a Sánchez para apoyarle en Ucrania y él aprovecha para abroncarlo", reza el titular. Como suele ocurrir, al buscar los datos que apoyen la segunda parte del encabezado, debemos conformas con las consabidas "fuentes del Partido Popular". Ya, ya.
Cómo no, el director del digital católico, Bieito Rubido, aprovecha el viaje: "De ahí que Pablo Casado, quien puede sustituirlo relativamente pronto en la Moncloa, lo haya llamado ayer y la respuesta del imitador de Maduro, al menos en el color de la camisa y el uso del teléfono, fue echarle una bronca a quien le debe un elemental respeto de cortesía democrática. El problema de Sánchez es que no cree en la democracia".
En el vagón de cola de la cosecha, y ya fuera del asunto del telefonazo, les copio y pego una henchida loa al padre del emérito que firma Eduardo Álvarez en El Mundo. Ni ustedes ni yo nos hemos enterado, pero Felipe de Borbón ha vuelto a estar cumbre: "En nombre de España, de la Corona y de lo que el propio Monarca simboliza , Don Felipe ha dicho basta. Y ha reivindicado en un castellano muy clarito «el modelo español» de colonización de América. No se arredró el Rey por que fuera recibido en Puerto Rico con el derribo de la estatua de Ponce de León, conquistador y primer gobernador de la isla. Ni mucho menos por que desde hace muchos meses una ristra interminable de mandatarios de la región en la órbita bolivariana le hayan llamado de todo menos bonito y le exijan un día sí y otro también disculpas por lo que se hizo bajo el reinado de Isabel la Católica y sus sucesores".
Y la última de verdad, a cargo del inefable Alfonso Ussía en El Debate. El desbarre se titula "Cataluña nos roba", aunque en la letra pequeña resulta que no solo es eso: "Días atrás, en Vic, fueron agredidos los representantes del Partido Popular. Porque, además de robarnos, los separatistas catalanes nos apalean. Y nosotros, inmensa e interminable mancha de borregos, lo aceptamos sin emitir ni un ruidito de protesta. Premiamos la antipatía y el odio".