En un momento que está siendo duro para el sector, el Gobierno Vasco ha aprobado este martes la concesión de ayudas directas destinadas a las personas productoras de remolacha azucarera en Álava. El objetivo pasa por compensar la pérdida de rentabilidad causada por el notable incremento de los costes de producción durante la campaña de este año 2025, según explican desde el Ejecutivo.
Para contrarrestar esta situación, el Departamento de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca establece una ayuda directa de 400 €/ha, vinculada a la superficie declarada en la campaña PAC 2025. Este importe permite compensar el sobrecoste medio derivado del incremento de tratamientos fitosanitarios, de los costes de fertilización, del aumento de horas de tractor y del encarecimiento del carburante y la mano de obra, entre otros.
El presupuesto total destinado a esta medida asciende a 303.848 euros, correspondientes a las 759,62 hectáreas cultivadas en Álava durante el año 2025. El 100% de la ayuda se imputa a Álava, ya que no existen superficies de remolacha en Bizkaia y Gipuzkoa. La consejera de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca, Amaia Barredo, ha subrayado que estas ayudas responden a la necesidad de “apoyar a los productores de la remolacha ante una etapa de fuerte presión económica y acompañar la transición hacia un modelo agrícola más resiliente”.
Situación del sector en Álava
El cultivo de remolacha, tradicionalmente uno de los más productivos de Álava, atraviesa en los últimos años una grave contracción en superficie, producción y sostenibilidad económica, según explican desde el Gobierno Vasco. Entre 2020 y 2024, la superficie cultivada ha pasado de 1.111 a menos de 700 hectáreas, mientras que la producción ha descendido de más de 120.000 toneladas a menos de 80.000 toneladas.
Esta tendencia preocupante se ha visto agravada por factores agronómicos y regulatorios: la retirada de materias activas fitosanitarias eficaces, el aumento de tratamientos contra plagas, el incremento del precio de fertilizantes y carburantes, y un mayor uso de maquinaria, que ha elevado considerablemente los costes del cultivo. Según las estimaciones técnicas, el coste de producción por hectárea ha superado los 3.700 euros en 2025, lo que genera márgenes negativos de entre 100 y 300 €/ha. Como consecuencia, el número de explotaciones activas ha caído drásticamente: de más de 300 en 2006 a cerca de 70 en la actualidad.