De entre el nutrido abanico de proyectos sociales que alberga Cruz Roja en Álava, también los hay ligados al terreno alimentario. En este caso, se trata de un taller enfocado a la alimentación saludable que nace de un simple comentario de una usuaria. “Me he comprado una freidora de aire y no sé si es sana o no”.
A partir de ahí, este electrodoméstico –de extendido uso en los hogares vitorianos durante estos últimos tiempos– servirá de base para desarrollar un taller de concienciación sobre cómo llevar un buena alimentación a base de “verduras, frutas y productos frescos” además de abarcar otros puntos como la eficiencia energética.
"Desde estos aparatos, queremos llegar a temas como el consumo responsable o el ahorro del aceite"
“Las airfryers son un poco la excusa para hablar de alimentación con las personas que vengan al taller. Desde estos aparatos, queremos llegar a temas como el consumo responsable o el ahorro del aceite”, explica la trabajadora del área de Intervención Social y referente del grupo de personas de extrema vulnerabilidad, Sara Sánchez, a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.
Y es que, en concreto, esta iniciativa, que se desarrollará los días 21 y 22 de agosto de 10.00 a 13.00 horas en la propia sede de Vitoria, en el número el número 52 de Portal de Castilla, estará destinada a personas que pertenecen al programa de extrema vulnerabilidad de Cruz Roja en Álava y que ya forman parte de otros proyectos en activo.
"Esta actividad lo que pretende es darles una enseñanza global sobre la alimentación, la energía o los hábitos saludables"
“Son usuarios que también vienen a talleres de eficiencia energética o de lectura de etiquetas, entre otros. Al final, esta actividad lo que pretende es darles una enseñanza global sobre la alimentación, la energía o los hábitos saludables”, añade la trabajadora social.
Junto a Sánchez, también estará Yaiza Palacios, trabajadora del área de Salud de Cruz Roja en Álava, quien apostilla que tras la “buena acogida” que tuvo la prueba piloto el pasado mes de julio, han diseñado varias réplicas para los próximos meses, por lo que además de los que tendrán lugar la próxima semana, se prevén seis talleres más durante este 2024.
“Estamos viendo la posibilidad de que al menos dos de ellos sean por la tarde, para abarcar a personas que no han podido venir en horario de mañana porque están haciendo formaciones”, añade Palacios.
Máximo de diez
En un principio, la actividad está ideada para un máximo de diez familias derivadas del programa de extrema vulnerabilidad; aunque también pueden asistir personas a título individual que formen parte de ese mismo grupo. Asimismo, ambas trabajadoras insisten en que ese límite de participantes se debe a la posible “caída de luz” si se conectan más máquinas de las previstas así como a la facilidad de “estar más atentas y presentes” con un grupo más reducido.
Partiendo de esas freidoras de aire, que podrán llevarse a sus casas, la idea es poder ofrecerles uno buenos hábitos alimenticios en su día a día. “Cuando les decimos que hagan la compra, les damos una tarjeta para que puedan obtener los alimentos que utilizan aquí en las recetas, para que no les suponga un gasto extra a la familia. Intentamos promover que esa compra tenga fruta, verdura, alimentos frescos...”, indica Palacios. Por lo que ese recetario que entregan en los talleres, contempla recetas saludables que “tienen su parte de proteína, hidratos y vitaminas”.
Y en ese terreno de airfryers, la trabajadora del área de Intervención Social explica que gracias a ellas es posible consumir de una forma “mucho más saludable; porque al no utilizar aceites, no consumes fritos, sino que lo haces como si fuese al horno”.
“A nivel eficiencia energética tiene la ventaja de que consumes menos” porque a diferencia del horno “la airfryer tiene un motor con más potencia se calienta más rápido y la comida se hace en menos tiempo”.
"El taller va de compartir y conocer otras culturas, de poder intercambiar diferentes experiencias"
Aún y todo, el taller va más allá del uso y las ventajas de esta herramienta de cocina. “Va de compartir y conocer otras culturas, de poder intercambiar diferentes experiencias. Nosotras hacemos una receta compartida, que la hemos propuesto, y luego invitamos a que nos traigan una receta propia, que normalmente suele estar asociada a productos de sus países de origen”, cuenta Sánchez.
Objetivos secundarios
Además de esa “alimentación consciente y saludable”, ambas trabajadoras aseguran que “se busca crear esos vínculos emocionales y sociales en los que puedan contar con el personal técnico y las personas voluntarias que nos acompañan a la hora de hacer los talleres”. Además de poder “resolver dudas” respecto a cualquier cuestión que surge entre los usuarios.
“Muchas veces entre todas las personas participantes se van dando todas esas respuestas”, indica Sánchez. “Es como un punto informal de orientación e información que a aquellas personas que acaban de aterrizar en la ciudad les puede venir muy bien”, concreta.
A fin de cuentas, este taller de alimentación trabajará tanto la salud y bienestar como la parte emocional de usuarios y usuarios que cruzan situaciones de dificultad. “Queremos ser una herramienta para aquellas familias que no tengan aquí personas en quien apoyarse y encuentren en Cruz Roja u otras personas que vayan conociendo ese punto de apoyo”, comparte la trabajadora social.
Extrema vulnerabilidad
“Cualquier persona puede estar en una situación de vulnerabilidad. Cuando faltan recursos económicos, no tienes familia, amistades o no se tiene un punto de apoyo que te pueda echar una mano cuando la necesitas”, expone de ejemplo la trabajadora social. En este sentido, Palacios añade que no existe una “casuística concreta”, sino que cualquier ciudadano se puede ver “envuelto”.
Si bien, asegura que la mayoría de las veces, esas dificultades suelen estar vinculadas a problemas económicos.