- A la espera de poder publicar su tercer disco -una agenda que está mediatizada por la pandemia-, el dúo navarro Iseo & Dodosound está aprovechando estas semanas para ofrecer una selecta pero intensa gira en compañía de The Mousehunters. Este viernes, Leire Villanueva y Alberto Iriarte regresan a la capital alavesa para actuar en un Iradier Arena que, aunque pocas, todavía tiene algunas entradas a la venta.
¿Cómo están viviendo esta vuelta a los escenarios?
-Lo primero que hicimos antes de volver fue pensar en el público, en cómo iba a poder disfrutar de los conciertos, teniendo en cuenta que iban a estar sentadas, con distancias, las mascarillas y lo que ya sabemos. Iseo hizo una pequeña gira el año pasado, con muy pocos bolos, ella sola con la guitarra, aunque yo estaba junto a ella como road manager. Con esa experiencia y sabiendo cómo iba a estar el público, se montó este tour.
Pero la suya es una propuesta que siempre invita a moverse, a compartir, a estar junto al resto.
-Sabes lo que pasa, que otras bandas han tenido muchos más problemas con la pandemia. Hay grupos que tuvieron que cancelar giras antes ni siquiera de empezarlas. Gente que se quedó sin poder sacar el disco que tenía o que justo se había lanzado. A nosotros, en ese sentido, la pandemia nos respetó. Volvimos de India a finales de febrero de 2020 después de hacer allí cinco conciertos. Después hicimos una historia en Katakrak, en Iruña, en marzo, y hasta ahí nos llegaba la agenda salvo un bolo en Cruïlla. Para nosotros, ir a un concierto, sea en una sala o en un festival, es vivir la energía. No somos un grupo de grandes velocidades en las canciones, sobre todo si nos comparamos con la gente con la que solemos estar en carteles de grandes festivales, pero la vibración y la energía en nosotros es muy importante. Así que ahora lo que hemos querido es demostrar que el proyecto también se puede adaptar, que es versátil. ¿Gente sentada? Vale, pues vamos a darles momentos diferentes. Además, a Gasteiz llegamos entrenados porque ya hemos dado unos cuantos bolos en este formato. Estamos viviendo nuestra música en otras circunstancias, ya está. Estamos tocando con la gente sentada sin necesidad de que grite más que nosotros (risas). Y siempre trabajando para que valga la pena.
Además, vienen con la banda.
-A todos los lados, sí, sí. Estos conciertos los estamos haciendo, en primer lugar, por juntarnos con el público, pero también por estar con nuestra gente, y no solo me refiero a The Mousehunters, sino también a nuestro conductor, nuestro técnico de sonido, nuestra lucera y vamos todos como equipo a pesar de que económicamente el resultado de eso es, bueno, diferente. Pero es algo que no queríamos dejar pasar. A dúo hemos hecho muchos conciertos en Euskal Herria, en España y en el extranjero, pero esta gira teníamos claro que queríamos hacerla con toda nuestra gente.
El de Gasteiz es el último concierto que toca por esta zona. Luego ya solo quedan algunas actuaciones a principios de agosto, pero lejos. ¿Y después? ¿Cuáles son los planes? ¿Para cuándo se publicará su tercer disco?
-Está todo el calendario muy trastocado por la pandemia. Esta gira salió porque nos apetecía reunir al equipo y aprovechar la oportunidad, toda vez que teníamos la fecha del Cruïlla que se quedó pendiente del año pasado. Era la única cita, después de India, que teníamos confirmada en 2020 porque la idea era hacer ese bolo estrenando algunas canciones y esperar a navidades para publicar el álbum. Pero con lo que pasó, eso se quedó ahí. En un proyecto como el nuestro, publicar un disco que luego no puedes girar en condiciones, para nosotros es palmar. Internet y todo eso está muy bien, pero a nosotros lo que nos gusta es tocar, estar con la gente y girar. Hemos estado girando prácticamente desde 2016 y por todos los lados. Ahí hemos visto que este proyecto podía ser un modo de vida. Así que ahora mismo los planes del disco y de conciertos cambian de un día para el otro. Tenemos claro que no queremos sacar el álbum sin poder girarlo. Vamos a ver si lo podemos lanzar a finales de este año y que 2022 sea diferente. Es nuestra esperanza, por lo menos. De todas formas, en este tour con el que volvemos a Gasteiz ya estamos tocando cuatro o cinco temas del nuevo disco, que es algo que no habíamos hecho nunca hasta ahora. Pero por lo demás estamos esperando al momento que nos parezca más oportuno, porque es todo muy cambiante. Tampoco tenemos, además, la necesidad de estar todo el rato lanzando singles, de producir sin casi descanso para tener una novedad al mes o a la semana.
Lo que pasa es que tener más tiempo para trabajar un disco suele traducirse en darle a veces demasiadas vueltas. ¿O el álbum está ya acabado?
-No, no, sigue en proceso. Hay canciones que te cuestan una semana y con otras estás tiempo picando piedra. Y es verdad que cuando las llevas al directo sin haber publicado el álbum, aparecen ideas nuevas y, como dices, empezamos a darle vueltas para ver si añadimos esto o modificamos lo otro. Son dilemas normales porque es verdad que el disco no está terminado pero tampoco estamos preocupados por ello. Es cierto que estos tiempos te piden material nuevo continuamente, pero nosotros tratamos de marcar nuestros propios ritmos para poder estar tranquilos.
El suyo es un proyecto que habla también de comunidad, de encontrarse, de caminar juntos. Y hay quien dice que de toda esta cuestión de la pandemia, la sociedad saldrá mejor. ¿Lo ve así?
-Hay como muchas visiones. Hoy en día, sobre todo con lo que supone Internet y las redes sociales, hay muchas opiniones sobre todo, multiplicándose los debates, a veces creciendo sin ser necesariamente necesarios. Con respecto a la pandemia, ya veremos más adelante qué sucede, pero no creo que la sociedad vaya a ir ni a mejor ni a peor, creo que va a ser más o menos igual. El tiempo lo marcará. En todo caso, nuestro mensaje son nuestras canciones y ya está. A partir de ahí, no queremos ser un foco de opinión ni de debate. Nuestras canciones hablan por nosotras y es lo que queremos seguir haciendo tanto ahora como en el futuro.