Dice Fernando Bernués que si José Antonio Aguirre hubiera sido norteamericano “a estas alturas ya se habrían hecho, como mínimo, un par de películas sobre él”. El director de De Gernika a Nueva York, pasando por Berlín, además de responsable junto a Patxo Telleria de la adaptación del texto que sirve como sustento al montaje, tiene claro que “sigue siendo hoy un personaje muy desconocido” a pesar de que tanto en su faceta humana como política “merece mucho la pena”.
Por ello, tras el germen que hace tres años se plantó en un acto de recuerdo celebrado en Gernika, Baleuko y Tentazioa producen ahora una obra en la que visualizar el compromiso “antifascista y en pro de los derechos humanos y de la democracia por encima de todo” de un hombre que “es parte de nuestra historia pero que trasciende de nuestro ámbito”. Para ello, la base fundamental de esta pieza se encuentra en las propias palabras de quien fuera lehendakari, vivencias y reflexiones recogidas en el diario que fue construyendo entre el momento de su marcha obligada en plena Guerra Civil hasta su llegada a la conocida ciudad norteamericana.
“El 90% de las palabras que se dicen son de Aguirre” remarca en este sentido el actor, director y dramaturgo gasteiztarra Iñaki Rikarte, que es quien da voz al lehendakari. “Ni Fernando ni yo queríamos una imitación. Se trata de respetar sus palabras y devolverlas a la vida”, destaca, planteando sobre la escena diferentes reflexiones y cuestiones que hoy siguen estando de actualidad.
Sin entrar a hacer juicios de valor, la producción busca poner el foco en ese “náufrago en la Europa ocupada” que fue Aguirre a través de sus propias expresiones y parlamentos, caminando por los senderos del teatro documental pero sin constreñirse a él por completo, dejando también que la ficción tenga su presencia. A la palabra, de todas formas, se le unen en esta propuesta otros dos lenguajes que se convierten en fundamentales para adentrarse en el todo, como describe Bernués. Por un lado, la música, que el conocido y reconocido pianista Iñaki Salvador interpreta en directo. “Está más que acostumbrado a tratar con actores y es un lujo contar con él” dice con una sonrisa Rikarte. Por otro, la pieza se sirve del trabajo audiovisual que se ha creado de manera específica para esta apuesta escénica, un arrope necesario para trasladarse al momento histórico y por los diferentes lugares que construyen ese exilio que nunca pudo tener viaje de vuelta a casa.
El montaje se estrenó a principios de este otoño y llega ahora a la capital alavesa para adueñarse del Principal este jueves a las 19.00 horas, puesto que sigue vigente el adelanto del horario para adecuarse al toque de queda y a la prohibición de que las citas culturales se alarguen más allá de las 21.00 horas. Todavía quedan entradas a la venta, que se pueden conseguir por 18, 12 y 6 euros, dependiendo de la ubicación. A partir de ahí, y durante casi una hora y cuarto, los presentes en el edificio de la calle San Prudencio, realizarán un viaje no sólo físico.
“Impresiona porque era un tipo optimista hasta la médula, pero no un ingenuo, sino uno con carácter” convencido, por ejemplo, que la lucha antifascita en la II Guerra Mundial terminaría con el fin de la dictadura franquista. En eso, claro, no acertó. De hecho, hoy siguen resonando ecos de una historia que hay quien se niega a recuperar, mientras determinados postulados ideológicos han vuelto a primera línea, ocupando también espacio en cámaras de representación democrática como el Parlamento Vasco.