- “El auge de la vieja ideología fascista en el día de hoy, en muchos países, es un desafío directo a mi alma de bufón irreverente. Sentí una necesidad visceral de buscar las contradicciones en su retórica y divertirme con las consecuencias. Así fue cómo me surgió la idea de encarnar el personaje más emblemático del fascismo: Benito Mussolini”. Con estas palabras, el incansable Leo Bassi presenta su nueva propuesta, Yo, Mussolini, un montaje que se estrenó el año pasado y que en este particular 2020 tenían que haber seguido girando, aunque la pandemia se ha encargado, como en tantos otros casos, de poner piedras en el camino. Aún así, la obra ya tiene cerrada su presencia en Vitoria el próximo 11 de diciembre.
Así lo ha anunciado el propio actor en su página oficial y en sus redes sociales. En concreto, el encuentro con el público se producirá sobre las tablas del Félix Petite (centro cívico Ibaiondo). Eso sí, en cuanto a la hora de inicio, habrá que seguir pendiente la evolución de la situación con el covid-19 y las medidas del Gobierno Vasco, que en estos momentos han llevado a la Red Municipal de Teatros a celebrar todos sus montajes para adultos a las 19.00 horas.
Más allá de esta cuestión, cabe recordar que el Ayuntamiento de Vitoria tiene abierta, desde el pasado día 3, la taquilla para tres propuestas ya anunciadas de cara a su temporada de fin de año, aunque en el caso del concierto de Izaro el 2 de enero de 2021 en el Principal, quien no tenga ya su entrada en la mano, puede ir despidiéndose porque las 400 butacas disponibles están agotadas. Sí hay plazas todavía a la venta -en ambos casos, también en el escenario de la calle San Prudencio- en lo que se refiere a la representación de Déjà Vu a cargo de la Compañía Manolo Alcántara el 29 de este mes, y de la presentación del nuevo disco de Korrontzi y Xabier Amuriza en el marco del Aitzina Folk, cita que se producirá el próximo 30 de diciembre.
A ello se suma ahora -aunque los pases, en este caso, todavía no están disponibles- el regreso a la capital alavesa de Leo Bassi. “Yo, Mussolini mezcla el chiste y la provocación fácil con una reflexión profunda sobre la manipulación política, un ejercicio artístico que toca la esencia del arte bufonesco. Es una obra provocadora y divertida, pensada para generar optimismo y dar al público que sale del teatro ganas de resistir con inteligencia a la intolerancia. A la fin, el mejor antídoto contra al fascismo es la risa y el pensamiento positivo. Sin su capacidad de generar miedo, el totalitarismo se queda en nada”, dice el creador.