MADRID. La madriguera reveló la presencia de dos animales vertebrados no relacionados juntos y fosilizados después de ser atrapados por una inundación. Para hacer frente a las duras condiciones climáticas posteriores a la extinción masiva del Pérmico-Triásico, el anfibio Broomistega y el mamífero precursor Thrinaxodon cohabitaron en una madriguera.

La exploración muestra que el anfibio se metió en el refugio de un mamífero para protegerse. Esta investigación sugiere que cortos períodos de letargo, llamados estivación, además de la conducta de madriguera, pudieron haber sido una adaptación crucial que permitió a los antepasados de los mamíferos sobrevivir a la extinción del Pérmico Tríasico.

El equipo internacional de científicos fue dirigido por el doctor Vicent Fernández, de la Universidad de Wits, Africa del Sur y la Instalación Europea de Radiación Sincrotrón (ESRF) en Grenoble, Francia.

Después de muchos impresionantes resultados obtenidos en los fósiles, las imágenes de sincrotrón han llevado a un renovado interés en los estudios de las numerosas madrigueras fosilizadas descubiertas en la cuenca del Karoo de Sudáfrica, fechadas hace 250 millones de años. El primer intento de investigar una de estas madrigueras ha arrojado sorprendentemente la primera asociación de dos animales no relacionados.

El fósil fue recuperado de los estratos de roca sedimentaria de la Cuenca Karoo. Data de hace 250 millones de años, al comienzo del Período Triásico. En ese momento, el ecosistema se recuperaba de la extinción masiva del Pérmico-Triásico, que acabó con la mayor parte de la vida en la Tierra. En el contexto del supercontinente Pangea, lo que hoy es Sudáfrica fue un enclave en la mitad sur del llamado Gondwana.

Fue el escenario de un calentamiento climático pronunciado y el aumento de la estacionalidad marcada por las lluvias monzónicas. Para sobrevivir en este ambiente hostil, muchos animales, incluyendo reptiles parecidos a mamíferos (mamíferos precursores), desarrollaron un comportamiento de excavación, atestiguada por los numerosos moldes de madrigueras fosilizadas descubiertas en la cuenca del Karoo.

Usando las propiedades únicas del haz de rayos X de sincrotrón, la exploración de una de las madrigueras comenzó a revelar el cráneo de un mamífero-como reptil llamado Thrinaxodon, un animal reportado previamente en otra madriguera.

A medida que avanzaba el análisis, la reconstrucción tridimensional de resultados fue más allá de las expectativas de muestra: el mamífero estaba acompañado por un anfibio Broomistega, perteneciente al grupo extinto de temnospondyl.

Además de la conservación prístina de los dos esqueletos, el equipo se centró en las razones que explican una convivencia tan inusual. Fernández explica: "La madriguera compartida por diferentes especies existe en el mundo moderno, pero corresponde a un patrón específico: por ejemplo, un pequeño visitante no va a alterar el anfitrión. Un gran visitante puede ser aceptado por el anfitrión si proporciona un poco de ayuda, como la vigilancia ante un depredador. Pero ninguno de estos patrones se corresponde con lo que hemos descubierto en esta madriguera fosilizada".

Una de las posibilidades más obvias es una interacción depredador-presa, pero no hay evidencias en ese sentido. Los científicos finalmente concluyeron que el anfibio --que presentaba las costillas rotas-- se metió en la madriguera en respuesta a su mal estado físico, pero no fue expulsado por el mamífero. Los científicos creen que éste estaba en estado de letargo y aceptó a su visitante. Ambos animales fueron finalmente atrapados en la madriguera por una inundación repentina y se conservaron juntos en los sedimentos durante 250 millones de años.