Transcurridos dos meses y medio desde el descorche de la temporada, queda claro que el Baskonia se mantiene muy lejos de las ambiciosas expectativas que generó la llegada de Pablo Laso al banquillo en lugar de Dusko Ivanovic.
El club azulgrana arrancó en verano una ilusionante era con el técnico vitoriano al frente de la nave, pero de momento los resultados ni el juego están siendo los esperados por diferentes razones.
Tras el incuestionable eco de aquel bombazo que dejó al personal ciertamente boquiabierto, la temporada no ha arrancado ni mucho menos con la determinación, confianza y firmeza que debía derivarse de un movimiento de tanto calado para el banquillo.
"Aún se desconoce la identidad real de un grupo que no contagia, vive de impulsos individuales y protagoniza fases realmente tenebrosas en mitad de los encuentros"
Al margen de haber cosechado tan solo siete victorias en los 17 partidos oficiales –algunas de ellas angustiosas ante rivales muy asequibles–, la afición no acierta a presenciar un equipo mínimamente reconocible.
Aún se desconoce la identidad real de un grupo que no contagia, vive de impulsos individuales –últimamente liderados por Chima Moneke– y protagoniza fases realmente tenebrosas en mitad de los encuentros.
Los dientes de sierra ante el Efes, ante quien el Baskonia pasó de perder por 27 puntos a meterse luego en la pelea tras un racial tercer cuarto, ilustran un equipo poco fiable que no encuentra la continuidad ni la solidez soñadas.
Lejos de atisbarse progresos con el paso de las jornadas, el conjunto alavés se ha adentrado en un terreno pantanoso. En una Euroliga salvaje donde la mayoría de las plantillas están armadas hasta los dientes y son más largas que la azulgrana, el Baskonia ya ha encadenado cuatro derrotas consecutivas que le han hecho bajar hasta la duodécima posición. Lo malo que a la vuelta de la esquina aparecen dos salidas temibles a El Pireo y Kaunas que pueden empeorar este registro.
A nivel doméstico la angustia de perderse la cuarta Copa del Rey en las últimas seis temporadas vuelve a estar presente. Y todo ello tras sendas derrotas en el Buesa Arena ante el Joventut y el Andorra que no entraban en el guión inicial.
Queda tiempo para enderezar el rumbo, sobre todo en una ACB donde al equipo sí se le debe exigir competir mucho mejor, pero la reacción debe ser inmediata con el fin de que no siga cundiendo la preocupación no solo entre las altas esferas sino también la afición.
Howard, la cara de la tristeza
Varios jugadores se hallan señalados por el mal momento azulgrana, aunque posiblemente ninguno como Markus Howard. El estadounidense, renovado a precio de oro el pasado verano y sobre el que se construyó el nuevo proyecto, es una sombra del anotador compulsivo que deslumbró en el Viejo Continente durante las dos últimas temporadas.
La afición no acierta a ver un grupo reconocible que muerda en defensa y juegue suelto en ataque con su estrella totalmente difuminada y sin anotar ningún punto ante el Efes y el Mónaco
Los últimos partidos ante el Anadolu Efes y el Mónaco, en los que ha fallado sus 10 tiros de campo y se ha quedado sin anotar, permiten atisbar un escolta desconectado del juego, impotente y reo de la ansiedad. Su lenguaje corporal es francamente preocupante, mientras no halla la química ideal con los dos bases y el balón no le llega nunca en el momento ni en el lugar adecuados.
A Laso le urge crear cuanto antes un ecosistema para explotar sus virtudes y levantar el ánimo de una pieza capital en un perímetro que no va sobrado de pólvora. Y es que muchos de sus tiros no se encuentran bien seleccionados y acontecen en situaciones forzadas, a lo que se añaden sus consabidos problemas defensivos que le convierten en el hombre a atacar constantemente por todos los contrarios debido a su inferioridad física.
Howard es la punta del iceberg de las dudas que asolan al Baskonia, pero el técnico vitoriano tiene otros quebraderos de cabeza que solucionar para capear el temporal.
Problemas en el timón
La dirección de juego también se mantiene en el punto de mira con tres jugadores que hasta ahora no se han podido hacer con las llaves del equipo. Trent Forrest ha dejado destellos a nivel individual, pero su capacidad de hacer mejores a sus compañeros permanece en entredicho.
Kamar Baldwin, otra de las grandes apuestas del verano cuyo pasaporte georgiano se ha esperado como agua de mayo hasta las inminentes ventanas FIBA que arrancan el día 17 de este mes, tampoco está sabiendo responder a la exigencia de una Euroliga donde los 'pequeños' juegan un papel crucial en la estabilidad de los participantes.
En el caso de Ognjen Jaramaz, la tercera pata del banco azulgrana, aparece y desaparece de la rotación sin un criterio demasiado claro, si bien el serbio ha sido capaz de dar una vuelta de tuerca a la intensidad atrás en algunos partidos.
La sombra de Miller-McIntyre aún es alargada en una posición donde el Baskonia parecía contar con más argumentos que la pasada temporada, presidida por la falta de un relevo de calidad para el ahora director de juego del Estrella Roja.
Sin un ‘cuatro’ suplente
En situaciones de emergencia, siempre queda la opción de acudir al mercado para subsanar carencias y dar un impulso al equipo, pero está por ver si el Baskonia puede satisfacer dicho objetivo ante sus limitaciones económicas y la falta de gangas.
Nadie duda en este sentido que Laso vería con buenos ojos una ayuda en una posición coja desde la marcha de Matt Costello. En el Baskonia imperó en su día el sentido común para no igualar la oferta fuera de mercado del Valencia Basket al versátil pívot de Michigan –4,5 millones brutos por dos campañas–, pero la dirección deportiva decidió arrancar la campaña sin un recambio de garantías confiando en la juventud de Ousmane Ndiaye.
Aun admitiendo que ha ayudado de lo lindo en algunos partidos con su energía, el senegalés todavía está demasiado verde para competir a estos niveles. Moneke se encuentra solo en el puesto de 'cuatro', donde apenas se desenvuelve ya el polivalente Sedekerskis.
El lituano, cuyos problemas físicos están haciendo mucho daño, sigue actuando casi a tiempo completo como alero, puesto en el que Laso tiene más opciones para elegir si todos los jugadores se encuentran sanos. De los 13 jugadores que componen el 'roster' alavés, Raieste y Savkov no tienen ningún peso y los recursos para plantar cara a los más poderosos son insuficientes.