El Baskonia no pudo repetir este viernes la hazaña protagonizada hace 19 días en el Palau Blaugrana, donde esta vez se vio sometido por las afiladas garras del Barcelona. En un marco muy distinto como la Euroliga, el equipo vitoriano purgó un gélido arranque que le condenó a ir siempre a remolque en el marcador dejando una imagen bastante triste en términos generales.

Casi una tortura de principio a fin tras una noche en la que el gigante blaugrana pasó por encima como un rodillo pese a que Joan Peñarroya dejó en la reserva a Willy Hernangómez.

En cualquier caso, queda claro que este Baskonia incapaz como visitante hasta la fecha en la Euroliga sigue sin carburar como a todo el mundo le gustaría. Noviembre está aquí y se resisten todavía esas hechuras de equipo realmente sólido que permitan augurar una buena temporada.

Más dudas que certezas alrededor de un grupo que apenas sigue dejando destellos esporádicos en ataque por mediación de Forrest o Howard y atrás se ha empeñado en tender una alfombra roja para el lucimiento de muchos rivales. Y todo ello mientras un puñado de jugadores destinados a tener un rol importante a las órdenes de Laso no terminan de alcanzar el vuelo deseado.

Hay rivales armados hasta los dientes como el culé que en teoría figuran algunos peldaños por encima, pero sin embargo la imagen debería ser la de un grupo luchador y enérgico que venda mucho más cara su piel. Vesely y Punter se ensañaron de mala manera con un Baskonia superado desde el salto inicial y que nunca encontró rendijas para meterse en un partido torcido desde el arranque.

Un arranque aterrador

Pablo Laso tuvo que parar pronto el encuentro ante el calamitoso arranque de los suyos. El concluyente 15-2 del minuto 6 dibujó un panorama desalentador de entrada y el Barcelona, con ganas de revancha y ajustar cuentas tras lo sucedido en el frente doméstico, hizo toda la sangre que quiso para propiciar un marcador doloroso a más no poder.

Moneke se vio completamente superado por la clase de Parker Alejandro García

Todo se puso en contra desde el salto inicial ante la desigual puesta en escena de unos y otros. Mientras el Barcelona arrancó como un verdadero cohete con un baloncesto rebosante de ritmo, acierto y energía, el Baskonia pecó de tibio en todas las facetas y sobrevivió con una solitaria canasta de Forrest en los cinco primeros minutos.

Se vieron reproducidos en el Palau los problemas de las últimas jornadas que han provocado un hondo estado de inquietud en el baskonismo. Por un lado, la falta de clarividencia para atacar en estático, ya que muchas posesiones con exceso de bote y poco movimiento sin balón se consumieron incluso sin lanzar a canasta. Por otro, la candidez defensiva que permitió a los estiletes de Peñarroya campar a sus anchas.

El sufrimiento arrancó con los tiros abiertos de Vesely tras el bloqueo y continuación con Satoransky, aunque continuó a renglón seguido con la clase inagotable de Parker y Punter, los triples de Núñez o la intimidación de Fall. En la Ciudad Condal reapareció en el segundo cuarto la versión más volcánica de Howard para tratar de reanimar al Baskonia, pero el 'killer' de Nueva Jersey tampoco se convirtió en un argumento de peso para meter el miedo en el cuerpo al Barcelona.

Reapareció Sedekerskis, aunque como cabía esperar el lituano acusó su inactividad y no pudo aportar prácticamente nada al engranaje alavés más allá de dos triples tras el descanso cuando el destrozo ya era evidente. Jaramaz quedó fuera de la rotación de Laso pese a que Baldwin no se dejó sentir como base ni tampoco como escolta cuando compartió pista con Forrest.

La velada discurrió casi siempre con cómodas rentas favorables al Barcelona, que se disparó desde el inicio del tercer cuarto tras un triple más adicional de Abrines (48-33). Sin embargo, lo peor estaba por venir más tarde ante el ciclón blaugrana.

Los esporádicos acercamientos de los vitorianos se vieron arruinados en la mayoría de las ocasiones por ese diablo llamado Punter y la puntería de Vesely, cuya mano de seda desde la larga distancia ante las defensas con la mirada de Hall terminó por dar la puntilla al Baskonia. En definitiva, una noche de perros que conviene olvidar cuanto antes.