"Venceréis, pero no convenceréis". La famosa cita atribuida a Miguel de Unamuno, escritor y filósofo de la generación del 98, el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, bien podría ser uno de los lemas de cabecera de Ibon Navarro. La apuesta por el diálogo y la cercanía con su plantilla es una de las señas de identidad del extécnico baskonista, ahora al frente del MoraBanc Andorra. Tratar de convencer de una forma moderada y sin recurrir a métodos impositivos ni dictatoriales para buscar juntos un objetivo común. "Democracia dirigida", así define el preparador gasteiztarra la forma de trabajar con su cuerpo técnico y plantilla. Todas las opiniones cuentan y luego él decide. Pero se escucha primero al resto.

Un estilo moldeado tras coincidir con técnicos de distinto talante durante sus primeros años de carrera. No en vano, Ibon Navarro ha sido la mano derecha de grandes entrenadores con una forma de gestionar plantillas muy distintas: estrictas, más condescendientes en ocasiones y neutras también.

Es lo que tiene haber trabajado con entrenadores de la talla de Neven Spahija, con el que coincidirá esta tarde en el parquet del Buesa Arena y con quien conquistó liga y Supercopa para el Baskonia en su estreno como entrenador ayudante en la élite en la campaña 2007-08, Dusko Ivanovic (2008-10), con quien ganó Liga y Copa, Sergio Scariolo (2013-14), también como ayudante en el banquillo azulgrana, o Velimir Perasovic (2012-13), del que fue segundo en Valencia.

El entrenador de MoraBanc Andorra ha forjado su propia personalidad. Tiene su método. Basado en el consenso pero también con capacidad de mando para definir los límites. Por algo es el jefe, tal y como ha reconocido en más de una ocasión. "Pensamos y analizamos los tres entrenadores y buscamos una manera de dirigir que sea efectiva y que sea cómoda para el equipo. Me gusta hablar con los jugadores, saber lo que piensan, pero hay cosas no negociables que quedan claras desde un inicio, y otras que se pueden hablar", precisa.

EL JUGADOR ES MUY IMPORTANTE

Y es que, tal y como desvela el entrenador del conjunto andorrano, es muy importante tener un trato cercano con la plantilla para saber qué es lo que necesitan y que te quieren decir a través del lenguaje corporal. "Es importante captar lo que te dicen tus jugadores, algunos te lo verbalizan, otros lo expresan con la cara, depende, pero ellos son los importantes, son los que juegan".

Por eso, en Ibon Navarro predomina el trato amable y cercano. Eso no significa que no tenga carácter. Lo tiene y fuerte como admite cuando grita a los suyos desde el banquillo. Pese a esos momentos de tensión en la pista, Navarro no se considera un técnico sargento, sino que se define más como alguien abierto y accesible, que siempre está dispuesto a escuchar. "Lo importante es ser tu mismo. Si eres abierto, no quieras ser un dictador, y si eres una persona cerrada y estricta, pues así has de actuar. Si cambias tu manera de ser al final te vas a traicionar a ti mismo, hay que ser natural y coherente."

Fiel a sus principios. Un técnico forjado en la factoría del Buesa Arena. De las categorías inferiores de Corazonistas dio el paso a la cantera del Baskonia en el año 2000. Primero con los infantiles y de ahí fue dando pasos. Cadetes (2001-03) y júniors (2003-05), de donde pasaría al UPV de categoría nacional una temporada y después otra al Tenerife como ayudante de Rafa Sanz.

No tardaría en volver a la que ha sido su casa. Al año siguiente regresaría al entonces TAU Cerámica dirigido por Neven Spahija, uno de los técnicos que más han marcado su carrera, tal y como ha señalado en más de una ocasión.

Ibon Navarro ensalza la mano izquierda con la que el de Sibenik gestionó aquel díscolo vestuario en el que estaban jugadores como Pete Mickeal, Teletovic, Planinic, Splitter, Singleton, McDonalds o Jasaitis, entre otros. "Tenía el equipo con más talento en el que he estado: el Tau del 2007 que fue campeón de Liga, de Supercopa y llegó a la Final Four y a la final de la Copa. Era un escudo contra la presión para sus jugadores, les preguntaba la opinión teniendo siempre una buena opción y gestionaba con más zanahoria que palo. De aquellos entrenadores que tienen un don".

El preparador gasteiztarra también guarda un buen recuerdo de su etapa junto a Sergio Scariolo. Del actual seleccionador de España ensalza su capacidad de trabajo. Inagotable. Y meticuloso a más no poder también. "Lo controlaba todo", explica. "Tenía un equipo de tres personas generando información y lo absorbía todo. No dábamos abasto y ampliamos el equipo. Seguimos sin dar abasto y generando aún más cosas. Y él, las aprovechaba todas. No es fácil tener esa capacidad", añade.

Así ha ido forjando su carrera Ibon Navarro. De la mano de grandes técnicos. Siendo una esponja y absorbiendo lo mejor de todos ellos para ponerlo en práctica una vez que comenzó a volar solo. Primero en el Baskonia del curso 2014-15 tras el despido del italiano Marco Crespi en noviembre hasta el final de temporada y después en Manresa (2015-17), UCAM Murcia (2017-18) y desde ese año hasta hoy en el MoraBanc Andorra, donde intenta imponer su sello.

LA DISCIPLINA

Dialogante, como ha quedado dicho, pero con disciplina y primando al colectivo sobre lo individual. Le gusta un plantel unido, sin estridencias y sin que nadie se salga del tiesto. Un equipo en definitiva. Por eso, prima el respeto en el grupo y no trata de imponer estrictas normas de disciplina. "Ser un equipo organizado en la pista no es posible si no lo eres fuera. Cumplir los horarios, la vestimenta, el aspecto físico€ tenemos un reglamento interno basado en el sentido común, no soy extravagante".

A Navarro le gusta, además, que el jugador se sienta valioso y que pueda alcanzar las metas que se ha marcado al llegar al equipo. "Eso es muy importante para mí porque si tú consigues que un trabajador consiga sus propios objetivos, si le ayudas, estará centrado, satisfecho, y es probable que sume más al proyecto común", explica Ibon Navarro.

Eso sí, siempre pensando primero en el equipo. Ahí, el extécnico baskonista es tajante con todos sus jugadores. "Le puedo demostrar que mete muchos puntos, por ejemplo, pero que al mismo tiempo el equipo pierde y juega peor. Con ese argumento contrastado le puedo pedir que cambie su juego, y si lo hace, le podré demostrar también cómo su cambio ha beneficiado al equipo". Todo por el bien común. A través del diálogo. Así es el método de Ibon Navarro.

"Ser disciplinado es clave, un equipo organizado en pista no es posible si no lo es fuera de ella"

Entrenador del MoraBanc Andorra

"Spahija era un escudo contra la presión para sus jugadores. Gestionaba con más zanahoria que palo"

"Lo importante es ser tú mismo; si eres abierto, no quieras ser un dictador"

"Me gusta hablar con los jugadores y saber lo que piensan, pero hay cosas no negociables"