La semana Gloriosas Astea ha concluido esta mañana en una auténtica fiesta en Mendizorroza con 6.690 asistentes. En los momentos previos al encuentro y por los aledaños del estadio ya se podía observar multitud de bufandas y banderas de color albiazul. Es más, un gran grupo de aficionados recibió con aplausos la llegada de las jugadoras a Mendizorroza, muestra de las ganas que había de poder ver al equipo en acción en el fortín babazorro. El guión no podría haber sido mejor, ya que hasta el tiempo acompañó en una mañana en la que el sol brilló sobre la ciudad. 

Los miles de aficionados que entraron al estadio pusieron la guinda a un buen partido con sus cánticos y colores. A esta cita tampoco faltó Iraultza, que como siempre no dejó de infundir ánimos al equipo durante todo el encuentro. Es más, cada vez que las Gloriosas se acercaban a la portería rival, ya fuera a balón parado o jugando, Mendizorroza se venía arriba. Y aunque el Atlético de Madrid se adelantó en el marcador, la grada contestó como suele hacerlo en Mendizorroza: con más aplausos y cánticos para impedir que su equipo bajara los brazos. 

Otro de los grandes momentos de la jornada matinal fue cuando desde los altavoces se anunció la cifra exacta de asistentes y todo el estadio ovacionó el positivo número, sin olvidar también el precioso homenaje que recibió antes del pitido inicial la excapitana albiazul Mery, quien recibió una camiseta con su nombre para reconocerle todo su trabajo y entrega que tuvo hacia el club durante todos sus años como jugadora.

Sin embargo, el punto álgido de la cita se vivió cuando el Alavés logró anotar el empate a uno, ya que la afición lo celebró por todo lo alto. Aunque la alegría duró tan solo un par de minutos, el ánimo no decayó y la grada albiazul siguió dejándose la voz. Tampoco faltaron algunos cánticos ya clásicos de la grada babazorra, como cuando los aficionados comenzaron a responderse desde una punta del campo a la otra.

Aunque finalmente no se logró el empate, en cuanto finalizó el encuentro la grada agradeció a sus jugadoras el esfuerzo realizado y toda la plantilla albiazul hizo lo propio dando una vuelta de honor al campo y devolviendo los aplausos a su hinchada. Aunque se quedara el sabor amargo de la derrota, la conclusión de la segunda edición de las Gloriosas Astea marca el camino a seguir para que el fútbol femenino albiazul continúe creciendo.