Una sota con 137 años de historia es la carta escogida de la baraja española para representar una portada que invita a conocer la historia de una de las fábricas más ilustres e importantes de Vitoria, la de Naipes Heraclio Fournier. También sobre la saga familiar que la puso en pie y que hizo de los naipes un auténtico icono internacional.
Bajo el título Los Fournier. La aventura de los naipes, Paz Larrumbide propone a lo largo de sus más de 400 páginas de ensayo una lectura en profundiza acerca del nacimiento de la firma vitoriana que levantó el comerciante burgalés Heraclio Fournier a partir de una modesta imprenta en los años del Sexenio Democrático (siglo XIX).
Asimismo, arroja luz sobre la evolución del negocio –teniendo en cuenta el contexto político, social y cultural del momento– además de las actividades que sus trabajadores emprendían diariamente puertas adentro.
Y, por supuesto, entre todas las temáticas recogidas en la obra, la escritora destaca lo que supuso para Gasteiz esta producción singular de cartas, que según los últimos datos recogidos por la fábrica, sitúan la cosecha diaria en 27.000 barajas que acaparan el mercado nacional y llegan a más de 70 países en todo el mundo.
En este sentido, la autora, arquitecta de profesión, “madrileña de nacimiento, pero vitoriana de elección”, quiere que el lector descubra todos los detalles sobre de narración que aúna parte de del patrimonio de la ciudad a través de un recorrido con ilustraciones así como una nutrida bibliografía; entre otros elementos.
Si algo tiene claro Larrumbide, es que “cuando vas a escribir sobre algo te tiene que impactar, y a mí Heraclio Fournier me enamoró”. Sobre todo, destaca su inquietud, las “ganas que tenía de emprender” y la “forma en la que se autoformó a sí mismo como algunos de los factores que la han llevado a sumergirse en este proyecto literario que ha requerido de exhaustivas fuentes de información y documentación y que desde hace una semana ya está disponible en las librerías.
Sin ir más lejos, tal y como desgrana la autora a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el ensayo nace de la curiosidad y del espíritu de indagar lo conocido hasta hora sobre los naipes con sello vitoriano y de la necesidad de “aclarar informaciones contradictorias”, empezando por el origen de la familia; numerosa, por cierto.
“Heraclio ya tenía claro que quería producir naipes en serie, que tuvieran el mejor diseño y fueran los más limpios. Tenían que resbalar, ser muy opacas, nada transparentes, y que el reverso fuera exactamente idéntico en todas las cartas, uniforme. Todas esas características debían estar reunidas en sus cartas. Y lo consiguió”, apunta la Larrumbide.
Lo cierto es que la empresa supo adaptarse a los tiempos y, Fournier, en sus viajes a Francia o Alemania, acudía a ferias para promocionar sus barajas, pero sobre todo adquiría nueva maquinaria para adaptarlas necesidades de su empresa en Gasteiz.
"Las mujeres desarrollaron la labor más delicada desde el principio, daban los colores a mano y se encargaban de todos los trabajos que requerían mucha precisión y revisión"
Aún así, la escritora cuenta que no fue hasta 1878 cuando el empresario se dio de alta como industrial, año en el que “instala la primera máquina de vapor de Vitoria adaptada a la industria, lo que le permitió no depender de la fuerza manual en su totalidad y producir así en serie de una forma más continúa”.
El fundador de naipes trepó no solo a escala económica, también social, llegando incluso a ocupar el puesto de presidente de la Cámara de Comercio de Álava, una información desconocida para una gran parte de la sociedad.
El papel de las mujeres
La plantilla llegó a estar compuesta por hasta 1.000 trabajadores “en sus mejores momentos”. Sin olvidar a las trabajadoras, a ese colectivo femenino que no obtuvo el reconocimiento que debía, pese a que como cita la autora, supusiera el 73% del total de empleados.
“Las mujeres desarrollaron la labor más delicada desde el principio, daban los colores a mano y se encargaban de todos los trabajos que requerían mucha precisión y revisión. Eran fundamentales, aunque el reconocimiento económico, y del propio puesto, no se lo llevaran ellas”, expone la escritora.
Es más, dentro de ese linaje familiar, existió una figura femenina con especial renombre, la esposa del fundador, Nieves Parte Arroyo, quien empezaría siendo comerciante vendiendo las barajas Fournier a pie de calle hasta terminar rodeándose de altos cargos de la clase política y social gasteiztarra por aquel entonces; entre ellos, marqueses y obispos. “Cuando fallece Heraclio, Nieves se dedicó a administrar los bienes de la familia. Hizo muchas cosas por Vitoria”.
Para conocer todos los detalles, Larrumbide no hace otra cosa sino invitar a adentrarse en unas letras que profundizan en una parte relevante del patrimonio vitoriano.
Cita con el público
Será este jueves 5 de junio cuando Larrumbide presente ante el público gasteiztarra la este singular ensayo que se enmarca en la colección Álava Medieval. Una cita que tendrá lugar en la Casa de la Cultura Ignacio Aldecoa a las 19.00 horas y en la que la autora dialogará con Antonio Rivera (catedrático de la Universidad del País Vasco) y Ander Gondra (editor de Sans Soleil Ediciones).
Sobre la Larrumbide, destacar que aprovecha su jubilación para plasmar sus investigaciones en letras, dedicas a Vitoria, para la que siempre tiene palabras bonitas y considera como “amable”.
En concreto, la historia en torno a los naipes es su segunda obra literaria, ya que en 2020 público La forja de una identidad. Araya, pasado y presente, enfocado en la historia de la primera siderurgia alavesa. Asimismo, fue directora de Arquitectura y viceconsejera de Vivienda en el Gobierno vasco hasta 2013.