El proyecto de excavación del yacimiento de la época romana de Elexazar iniciado en el año 2009 ha culminado su proceso con la colocación de un panel informativo que recoge los hallazgos realizados durante las diferentes campañas realizadas en el lugar. Los trabajados de excavación y restauración llevados a cabo en el yacimiento arqueológico dirigidos por el investigador local Juanjo Hidalgo han sido autorizados y cofinanciados por la Diputación Foral de Álava y el Ayuntamiento de Amurrio.Tras las labores de consolidación del yacimiento y sus estructuras para su correcta preservación, se ha llevado a cabo la colocación de un panel explicativo que recoge los hallazgos realizados y la información obtenida a lo largo de dichas intervenciones. La colocación de este panel supone culminar el proceso de recuperación del yacimiento y, además, tiene como objetivo que todas las personas que se acerquen a Elexazar puedan obtener información y conocimiento del proceso realizado.
En concreto, las intervenciones realizadas en Elexazar a lo largo de nueve campañas han permitido identificar una granja de cría de ganado vacuno de época romana, que estaba compuesta por un edificio principal formado por varios recintos de uso habitacional y de almacenamiento, que estaban ubicados en torno a un gran espacio central, y otros dos edificios que se interpretan como un establo y un taller, ya que la aparición de un yunque y un hogar, así como de gran cantidad de herramientas de metal dan fe de la existencia de una forja.
Además, en el yacimiento se han localizado diferentes materiales que han ayudado a establecer una cronología bastante ajustada y que permiten asegurar que estuvo habitado desde finales del siglo I hasta el año 235-240 de nuestra era y formó parte de la demarcación administrativa del Imperio romano conocida como Autrigona.
De hecho, junto a los restos cerámicos, como bordes de ollas, platos y fuentes, y los elementos metálicos como clavos y puntas, así como tachuelas de sandalias y botas, se encontraron elementos de bronce y dos monedas correspondientes a los emperadores Alejandro Severo y Gordiano III que, junto a las pertinentes pruebas de carbono 14 realizadas, sitúan el final del yacimiento hacia mediados del siglo III de nuestra era.
No obstante, entre los hallazgos más significativos de Elexazar y el que se ha convertido en su marca o logotipo, es el ara taurobolio labrada en un bloque cuadrangular de arenisca donde aparece representada la cabeza de un toro, que fue descubierta en 2013 y ya expuesta en el Museo Bibat de Vitoria-Gasteiz. Se trata de un elemento religioso de carácter sacrificial y simbólico relacionado con el culto a Cibeles, mediante el cual se pretende invocar su favor para el colectivo de los habitantes de Elexazar y la buena marcha de la actividad de la granja.
"Se encontró tirada en el recinto identificado como área de talleres y no en su posición original", recuerda Hidalgo, que siempre ha insistido en que la importancia de este yacimiento no radica en las piezas halladas, sino en la información que ha arrojado para conocer más de cerca este tipo de asentamientos de índole rural, "pues son tremendamente desconocidos por la ciencia". Es más, "unido a lo que sabemos del investigado en Aloria, brinda unas pautas que dan pie a lanzar hipótesis en torno a la celebración de un gran mercado semanal, aunque no sepamos donde, y a que esta gente comerciaba con dinero, no mediante trueque, pese a que solo hayamos encontrado dos monedas", apunta.
Su hipótesis se justifica en las piezas de cerámica halladas pero no elaboradas en Elexazar. "Se trata de ollas de borde plano que, por los análisis realizados, creemos provenían de la zona de Iparralde y que llegaban, muy posiblemente del mar y por el río Nervión, rellenas de pescado que adquirían para su consumo y luego empleaban para almacenaje", informa. A su vez, los vaqueros romanos de Elexazar acudirían a ese supuesto mercado "a vender el ganado que criaban, ya sea en forma de carne, pieles curtidas, astas, leche, quesos o tendones", enumera.
Asimismo, en la campaña del verano de 2019 también salió a la luz lo que posiblemente sea el enterramiento en vasija de un neonato, aunque la característica acidez del suelo ha impedido que lleguen hasta nuestros días restos orgánicos del posible cadáver. Lo que tampoco se sabe aún son las razones que movieron a sus moradores a abandonar este asentamiento de montaña, aunque Hidalgo cree que tuvo que ver con la situación de aguda crisis que atravesaba el Imperio romano en aquella época. De lo que sí ha quedado constancia en los estratos arqueológicos es que en algún momento del siglo III sufrió un incendio.