El artista valenciano Escif ha culminado recientemente un nuevo mural en uno de los edificios del barrio de Errekaleor. La obra muestra un gato negro, sentado, mirando al horizonte desde una de las paredes que integran uno de los edificios del distrito vitoriano. Sus ojos, además, están dibujados con pintura fluorescente que los hace brillar en la oscuridad, un elemento cargado de simbolismo y que deja patente el apoyo del autor hacia los miembros del colectivo que reside en el barrio ocupado.
Este barrio de la capital alavesa se quedó sin conexión al suministro eléctrico desde finales de mayo, después de que Iberdrola asegurase haber recibido dos requerimientos del Departamento vasco de Industria para que cortase la luz en la zona. Motivos de seguridad, adujeron. Desde entonces, los ojos de este gato negro que preside uno de los edificios de Errekaleor vienen a simbolizar el reflejo de la autosuficiencia eléctrica a la que aspira el barrio. Un proyecto en el que trabajan desde hace semanas, después de haber logrado reunir más de 100.000 euros a través de una campaña de crowdfunding que organizaron en Internet. “Les cortaron la luz sin pensar que la noche les pertenece y les dieron, sin saberlo, la posibilidad de hacer la oscuridad un poquito más clara”, detalla el propio artista sobre los vecinos de Errekaleor en una publicación en las redes sociales. También, en el mismo comunicado, el muralista critica que el Ayuntamiento de Vitoria “está haciendo lo imposible para frenarles los pies”, a la vez que aclara el paralelismo entre los ojos brillantes del felino y la iniciativa energética del barrio.
“Dicen que los gatos pueden ver en la oscuridad. Así pues, pintamos los ojos de este gran gato negro con pintura fluorescente, intentando que también él pueda ser autosuficiente”, argumenta el artista urbano.
La información disponible acerca de Escif, este muralista valenciano que ha cubierto de colores las paredes de lugares del mundo como Londres, México, Miami o Berlín, es muy limitada. También ha dejado su sello personal en diversos puntos de su Valencia natal, especialmente en el Casco Histórico. Sus obras abordan, fundamentalmente, temas de actualidad desde una perspectiva crítica y social. En lo que respecta a su técnica de pintura, se caracteriza por alejarse de los habituales graffitis callejeros que saturan las paredes de los barrios y acercarse, en cambio, a los murales.
Estas representaciones gráficas son, en algunos casos, de grandes dimensiones y cargados de contenido social. Itxaso Viñe, vecina del barrio, se remite a la opinión del artista, quien apunta que el mural es un fiel reflejo de la situación que vive actualmente el barrio. Insiste en que el corte de luz trajo la oscuridad a Errekaleor, pero añade que ahora buscan que la iluminación regrese de nuevo al distrito ocupado. Viñe puntualiza que la elaboración de murales en las paredes de los inmuebles está “abierta a todo el mundo”, y no descarta la presentación de nuevas pinturas en próximas fechas. Durante el mes de agosto, sin ir más lejos, una chica argentina realizó un mural en la plaza del barrio mientras tenían lugar las celebraciones de las fiestas de La Blanca.
Esta no es la primera vez que Errekaleor recibe la visita de un artista de los murales para decorar y mejorar el aspecto de sus calles. Ya el pasado mes de julio, el barrio recibió la visita de del italiano Blu, quien, al igual que Escif, empapó de colores las blancas paredes de las viviendas de este barrio gasteiztarra. En aquellas fechas, el creador originario de la ciudad de Bolonia elaboró allí dos murales por iniciativa propia. En uno de ellos, puede apreciarse una silueta humana con un tercer ojo en blanco a través del cual se muestran diferentes ideas a través de dibujos. El segundo mural, de temática completamente distinta, simula una invasión zombi en la que figuran diversos y reconocibles personajes del ámbito político, policial y de compañías energéticas que se quedan frenados ante una barricada vecinal.
Al igual que ocurre con el artista valenciano Escif, la información existente acerca del artista italiano Blu es escasa. Lo que queda claro es que Vitoria se une a una larga lista de ciudades como Barcelona, Buenos Aires, Praga, Varsovia, Viena o Cracovia, enclaves en los que el de Bolonia ha dejado reflejo de su obra.
Más allá de las novedades cromáticas que han llenado de luz y color el barrio ocupado, desde hace meses un gigantesco ongi etorri puede leerse en una de las fachadas de los edificios en la entrada del barrio. La misma bienvenida que Errekaleor ofrece al arte urbano en los edificios que forman sus calles.
soberanía energética Al margen de los proyectos artísticos, más de una decena de habitantes del barrio lleva toda la semana, tanto por la mañana por la tarde, trabajando en la construcción de un molino. Un aerogenerador, para ser más exactos. El objetivo de este proyecto consiste en continuar dando pasos hacia la meta de la ansiada autosuficiencia energética y cubrir de esta manera las necesidades eléctricas de los habitantes de la zona.
Desde que los técnicos de Iberdrola inutilizaron el transformador principal que surtía de suministro a Errekaleor, no disponen de luz y algunas de las tareas diarias se han complicado. Dado que sus requerimientos energéticos no son muy elevados, la instalación puede cubrir gran parte de la demanda. Este taller, promovido por Errekaleor Bizirik en colaboración con Asociación por la Vida Rural y sus Ecosistemas, se compone de tres grupos diferenciados: soldadura, tratamiento de palas y montaje de la turbina. La iniciativa que están llevando a cabo en la actualidad tan sólo contempla la idea de construir el molino de doce metros de altura, por lo que en un futuro no excesivamente lejano habrá que definir su lugar de instalación.