La sierra de Badaia se ha convertido en el particular refugio natural de Ramiro González. Por el camino que parte desde Mendoza, su localidad de residencia desde hace un par de décadas, se adentra en la ruta hacia las cumbres en las que encuentra su particular remanso de paz, el que le permite, cuando tiene un hueco en la agenda, desconectarse de la cotidianeidad de quien ostenta el cargo de diputado general de Álava.

El traje y la corbata dejan paso a la ropa de monte. Lejos del ruido, muchas veces solamente acompañado por los cencerros de las vacas que se mueven con libertad por los pastos de la zona, recorre las veredas y vericuetos que conducen a los diferentes picos de la zona para desconectarse de sus responsabilidades en unos paseos que se extienden hasta donde el reloj de las obligaciones se lo permite.

En ocasiones, una subida y bajada rápida por la misma senda; en otras, un trayecto de largo recorrido que le puede conducir a cualquier punto de destino entre los pueblos que conforman la Mancomunidad de la Sierra de Badaia y que se encuentran a los pies de la misma.

No en vano, el transcurrir de los años y los muchos kilómetros recorridos le han llevado a ser un conocedor profundo –y, pese a esa experiencia, recuerda que “en el monte nadie se puede confiar y menos en esta zona en la que la niebla es habitual”– de un espacio natural convertido en su particular refugio.

Descubriendo a... Ramiro González

Descubriendo a... Ramiro González Aitor Álvarez

Al hoy diputado general y aspirante al cargo por tercera vez como cabeza de lista del PNV le gustaba ir al monte de joven, pero esta afición quedó aparcada durante años. Hasta que la decisión de trasladar su residencia a Mendoza le hizo poner sus ojos de nuevo en las cumbres que le rodeaban.

“Se produjo un cambio en la forma de vida y también en el ocio. Pasas de una vida urbana a vivir en un pueblo y el contacto con la naturaleza es mucho mayor. Tienes el campo y el monte en la puerta de casa y al final es muy fácil salir; lo puedes hacer si tienes mucho tiempo y también si tienes poco porque te puedes dar un paseo corto de ida y vuelta a Mendoza o meterte de lleno en la sierra y bajar por su otra vertiente, por ejemplo hasta Subijana-Morillas, que es una ruta que me gusta mucho”.

“Cuando me fui a vivir a Mendoza cambié mi vida y mi ocio y pasé a tener un mayor contacto con la naturaleza y el monte”

Aunque las salidas se espacian más de lo que le gustaría, sobre todo en unos últimos ocho años como diputado general en el que apenas le queda tiempo para desconectar las mañanas de los domingos, las considera como un oasis de calma en el que “despejarme, desconectar y abstraerme de los problemas del día a día”.

Y aunque a veces sale acompañado, reconoce que pasear en soledad es lo que más le ayuda en esa necesaria desconexión. “La sensación de estar solo en el monte y ese silencio que te rodea me relajan muchísimo, me tranquilizan y me dan mucha fuerza”.

Esa paz, lejos del ruido que nos es tan cotidiano, solo se rompe por el sonido de los cencerros de las vacas que campan a sus anchas por los pastos comunales de la zona y que, tímidas, se alejan para esconderse entre la espesura de la vegetación. Son poco curiosas, como muchos de los montañeros con los que Ramiro González se encuentra en sus paseos y que se limitan al cortés hola y adiós que nunca hay que olvidar en el monte.

Otros, en cambio, llevan su curiosidad más allá. Hay quienes se giran y en su rostro se pinta el interrogante del ¿será él? Otros, directamente, se paran a preguntar y a intercambiar impresiones. “Algún cazador me ha parado y me ha detallado los problemas de la caza en medio del monte”.

“Ser del Alavés es pasarlo mal y, en la situación en la que estamos, estoy sufriendo mucho esta temporada ”

“La sierra de Badaia es una zona que, sobre todo los fines de semana, tiene muchos visitantes entre ciclistas y montañeros. Y desde que tenemos bar en Mendoza, todavía más porque la gente aprovecha para ver el pueblo, la torre y tomar algo. Normalmente la gente te saluda y alguno que te reconoce se queda mirando, pero a veces alguien con más curiosidad te acaba preguntando si eres tú, porque como te ven vestido de monte.... Mucha gente se sorprende que, fuera de nuestro trabajo, tengamos una vida como la suya, con aficiones que pueden ser las mismas. Te ven en ese entorno diferente y casi se sorprenden de que seas normal”, detalla.

La sierra de Badaia se ha convertido en el particular refugio natural de Ramiro González. Jorge Muñoz

Fotografías, libros y alavés

Mientras la ruta va ascendiendo por la ladera y a la espalda quedan una magnífica vista de Vitoria, Ramiro González desvela ante dicha visión cuál ha sido la última afición ante la que ha sucumbido: la fotografía.

“Teníamos en casa una cámara réflex que le regalé a mi mujer hace muchos años y desde hace un tiempo estoy experimentando. Cuando salgo al monte me gusta disfrutar del paisaje y ahora estoy aprovechando para hacer fotos de los caminos, los árboles, las flores, el monte... Estoy en plan novato, con manual de instrucciones y todo, y a ver qué tal va saliendo”.

Una cámara que en algún momento recogerá la visita en profundidad que tiene pendiente a uno de los rincones de Álava que tiene por descubrir, el Valle de Arana, o el viaje que, ya con sus hijas crecidas, pretende repetir a la Toscana italiana. “Con las conexiones que tenemos desde Foronda, viajar tres o cuatro días es más sencillo para quienes tenemos poco tiempo”.

El otro remanso de paz en el día a día del diputado general de Álava tiene forma de libro. “Soy un lector empedernido”, afirma al tiempo que detalla que le encanta devorar todo aquello relacionado con la Historia, especialmente la primera parte del siglo XX. “Estoy con toda la saga de Pierre Lemaitre, la trilogía Los hijos del desastre y ahora con El ancho mundo”.

Fuera de novela, tiene en su despacho, recién finiquitado, 'Gregario', el libro del exciclista Charles Wegelius “que refleja la filosofía del éxito por ayudar a un compañero a ganar”.

Calma en el monte; calma en la lectura. Calma que para Ramiro González rompe el Deportivo Alavés, su otra gran pasión. “Lo paso mal; ser del Alavés es pasarlo mal y en la situación que estamos... Estoy sufriendo mucho”. El regreso a la cumbre les espera a ambos este fin de semana.