1 Una abuela faraona. Pertenecer a una familia tan conocida como los Flores siempre marcó su vida. Estuvo fascinada desde niña por su abuela, a la que no llamaba ni por su nombre ni por su parentesco, sino que se refería a ella como Ole, Ole.

2 Vocación. Las luces y sombras del mundo artístico la han acompañado desde la cuna y siempre se sintió atraída por la interpretación. Como hándicap tenía el ser nieta de, hija de y sobrina de. Como no podía ser de otro modo, las candilejas la atraparon para siempre.

3 Matrimonio. Según las últimas noticias, se casará con su pareja y padre de su hijo, Gonzalo Sierra, en septiembre. Hasta hace poco Lolita decía no saber nada de la boda de su hija.

4 Con las manos en la masa. Como tantos famosos, confiesa que se relaja en los fogones y que le gusta cocinar. Está de moda hablar de gastronomía. Para perfeccionar recetas y porque no tenía otro trabajo, participó en MasterChef celebrity.

5 Un lugar para vivir. Si se hubieran dejado llevar por sus gustos, Elena y Gonzalo se habrían ido a vivir a la selva. Como es una ilusión casi imposible, han llenado su casa de Madrid con plantas tropicales.

6 Para gustos, colores. Le gustan los muebles de color madera, y el azul y en blanco combinados en las paredes y los tejidos de los sofás. Repudia los excesos y prefiere los espacios diáfanos y muy luminosos.

7 Tradicional. En algunas cosas se manifiesta muy clásica: tiene una vajilla de a diario y otra para cuando hay invitados y quiere quedar como la perfecta anfitriona. Para el de fuera, siempre lo mejor.

8 Aficiones. Además de la música, el teatro y el cine, suele disfrutar en pareja de la naturaleza. A ambos les encanta hacer escapadas a sitios en los que el verde sea el color predominante.

9 El refugio. Cuando quiere retirarse del mundanal ruido se va a Caños de Meca (Cádiz). Cree que su casa allí es el lugar ideal para llorar, reír y amar, como le ha ocurrido a ella. En cuanto puede, se traslada hasta este trozo de costa con su familia en busca de la paz interior.

10 Momentos para el recuerdo. Los fines de semana que pasaba con su padre, Guillermo Furiase, y con su hermano, y los sonidos de las carreras de Fórmula 1 que le llegaban mientras comían, forman parte del paisaje recordado de su niñez.