A pesar de que Álava guarda pueblos con mucho encanto, lo cierto es que hay zonas cercanas que también vale la pena visitar. Ya sea por su historia, arquitectura o belleza, existen lugares imprescindibles en la agenda de todo viajero que se precie. Y uno de ellos se encuentra a poco más de una hora en coche desde Vitoria.
Por si fuera poco, la famosa revista ‘National Geographic’, en un reciente artículo publicado por el periodista José Alejandro Aldamuz, recomienda esta localidad como la mejor para visitar en este mes de noviembre. ¿De cuál estamos hablando? Vamos a verlo.
Una joya cercana
El pueblo del que hablamos no es otro que Frías (Burgos), la ciudad medieval más pequeña de todo el Estado, la cual se erige en el cerro de La Muela en la provincia, ofreciendo una imagen de cuento desde el valle de Tobalina.
Con menos de 300 habitantes, esta localidad conserva su título de “ciudad” desde que el rey Juan II de Castilla lo otorgara en 1435, consolidando su estatus y atractivo histórico.
Aunque pequeña, Frías encierra un pasado fascinante, que se refleja en sus calles empedradas, sus monumentos y su entorno natural.
Conociendo Frías
Acceder a Frías es como retroceder en el tiempo, sobre todo al cruzar el puente medieval sobre el río Ebro, una construcción del siglo XII hecha en piedra de sillería que cuenta con seis arcos de medio punto.
Este puente es un mirador privilegiado hacia la ciudad, permitiendo apreciar su ubicación estratégica sobre el cerro, función esencial para su defensa en épocas pasadas.
Las estrechas callejuelas del Casco Histórico conducen al Castillo de los Duques de Frías o Castillo de Velasco, una fortaleza del siglo XII que domina la cima de La Muela y ofrece vistas espectaculares del valle.
Esta imponente estructura fue construida y ampliada a lo largo de los siglos para cumplir un papel defensivo clave en la región. Desde el castillo, es posible imaginar cómo sus habitantes protegían la ciudad y controlaban el paso de viajeros y comerciantes.
Tesoros arquitectónicos
Frías también es reconocida por su arquitectura singular, marcada por la toba caliza, una piedra local que confiere a las edificaciones un color y textura característicos. Entre sus construcciones más llamativas se encuentran las casas colgantes, situadas al borde del precipicio de La Muela y adaptadas a las peculiaridades del terreno.
Esta disposición es un testimonio de la habilidad de sus habitantes para aprovechar el espacio limitado en la zona más alta de la ciudad.
Otro de los atractivos de Frías es la iglesia de San Vicente Mártir, que alberga en su interior capillas de estilos gótico y renacentista. Aunque su pórtico románico se encuentra hoy en el Museo de Claustros de Nueva York, en su interior se conservan varios retablos de gran valor artístico, incluyendo uno del renombrado pintor Juan de Borgoña.
Naturaleza otoñal
El otoño es la época ideal para visitar Frías y la región de Las Merindades, cuando el paisaje se viste de tonos cálidos que enmarcan sus rutas de senderismo. A pocos kilómetros se encuentra el Parque Natural de los Montes Obarenes, que invita a recorrer sus hayedos y a disfrutar de miradores naturales.
Estas rutas, accesibles para todos los niveles, permiten una inmersión completa en la naturaleza y en el espectáculo de colores que ofrece el otoño.
A una hora de Frías se encuentra el hayedo de Monte Santiago, hogar de la cascada más alta del Estado, y el Salto del Nervión, que cae desde una altura de 222 metros. Este paraje es especialmente encantador en otoño, cuando la vegetación circundante exhibe un vibrante despliegue de tonos dorados y rojizos.
En dirección oeste, las Hoces del Ebro y el monte Hijedo ofrecen paisajes igualmente impresionantes, combinando bosques de hoja caduca y formaciones rocosas para los amantes de la aventura y la naturaleza.