l arte amplifica nuestra vida. Y lo hace por dos caminos. En uno, nos la ensancha. Ofreciéndonos otros universos, otras dimensiones, otros tiempos. Con el arte podemos vivir nuevas vidas pasadas, presentes y futuras. Cine, música, literatura, artes vivas, visuales€ engrosan nuestra existencia. Por el otro camino, el arte alarga nuestro vivir. Una obra puede existir siglos. De esa manera, hoy en día, las creaciones de Da Vinci, Mozart, Goya, Picasso, John Ford, Gary Grand, Katharine Hepburn, Fred Astaire, Janis Joplin, Frida Kahlo, Kubrik€ siguen entre nosotros. Mientras alguien lea, vea, visione, escuche, una obra, ésta seguirá viva y, también, seguirá nutriendo nuestra biografía.

El arte es un producto de los tiempos, y de sus gentes. El artista es sólo el encargado de plasmar aquello que aprende, vivencia€ y lo sella en obra. Como en una cápsula del tiempo ésta sobrevive a su propia existencia y a la de sus coetáneos impregnada del pensamiento de éstos. La labor de la sociedad futura será la de salvaguardarla e impedir que desaparezca. Para ello existen los museos, centros de arte, bibliotecas, universidades€

Hoy se inaugura en Artium la exposición La vida como ejercicio de la artista vitoriana, fallecida hace seis años, Juncal Ballestín. Una muestra comisariada por Fernando Illana, que es la persona encargada de insuflar de nuevo aliento a la obra de esta artista. Una exposición que estaba planteada para el pasado año, pero la pandemia y sus efectos colaterales impidieron que ello fuera posible. Un par de charlas previas y también una mesa redonda se han desarrollado estas últimas semanas con el propósito de acercar a la ciudadanía el trabajo de esta creadora. De ellos se han encargado distintos profesionales y artistas próximos a la obra y vida de la autora.

Juncal Ballestín fue una artista que, contra viento y marea, decidió dedicarse a su pasión: el arte. Con dedicación exclusiva, en las últimas décadas de su vida. Durante años compaginó la creación con la enseñanza, pero abandonó ésta última para centrase exclusivamente en la creación. Para vivir el arte plenamente. Aunque no para vivir de él plenamente, como le sucede a otros muchos creadores en estos "tiempos malos para la lírica", la prosa, y en general para el arte y la cultura.

Nos hubiera gustado infinitamente más a todos los que conocimos a Juncal Ballestín brindar con ella inaugurando esta gran muestra que ahora despliega Artium. Muestra que la artista no verá. Ojalá los ateos se equivoquen en sus convicciones y Juncal Ballestín, su espíritu, se dé un paseo, sonrisa en rostro, por La vida como ejercicio.

Detrás de ella, se fueron otros artistas locales. Como el que fue su profesor, Rafael Lafuente. Artistas, como también Xabin Egaña, a los que no se les ha dedicado muestra alguna. Esperemos que algún día se las dediquen a ambos. Y también que a los que se irán en un futuro, esta dedicación sea previa a su último viaje.