Hay una familia en Vitoria que lucha desde hace años por garantizar el derecho de su hija.
Una familia de Vitoria que no se rinde y que pelea por el derecho de Nahia, de 15 años, en lo que ya consideran "una carrera de fondo", por los alumnos y alumnas sordas que no tienen garantizado el derecho a recibir todos los días las clases en su lengua, la lengua de signos.
Los padres de Nahia y ella misma saben cuál es la solución: hay que formar en la universidad a intérpretes de lengua de signos en Euskadi y con buenas condiciones laborales.
Son muchas las familias de Vitoria y del resto de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa que se alinean en sus reivindicaciones con Eshie, la asociación de Intérpretes de Lengua de Signos y Guías-Intérpretes del País Vasco.
Urgen las instituciones vascas la implantación de estudios universitarios de la lengua de signos con una titulación oficial para salvaguardar los derechos lingüísticos de las personas sordas y sordociegas.
Más de cinco años de lucha
Llevan más de cinco años luchando por la creación de un grado universitario en Euskadi "público, de calidad y gratuito".
Por lo que exigen a la UPV y al Departamento de Educación del Gobierno Vasco la puesta en marcha de un grado universitario con cerca de 4.000 horas de formación.
En esta línea, también piden que no se fomenten los cursos privados y de pago con "apenas 600 horas de formación y sin titulación oficial, sin validez".
En Vitoria los padres de Nahia no van a detenerse. Y es que Peio y Blanca lo tienen muy claro: seguirán con su lucha para que la Administración vasca se encargue de que haya una intérprete a lo largo de todo el horario escolar de su hija que estudia en un instituto de la capital alavesa. Es decir, para que Nahia pueda entender todos los contenidos impartidos en el aula.
Ante la falta de una solución por parte de Educación, el enfado de esta familia es notable con las instituciones por "su falta de empatía y falta de actuación" frente a la situación de vulnerabilidad de su hija.
"No había nadie en la Bolsa de Empleo"
El centro público le asignó una intérprete al inicio de este curso, pero enfermó y estuvo de baja hasta finales del mes de enero, cuando regresó al aula.
Con el problema al principio de curso, la solución, tal y como explicaban entonces, fue que desde el Gobierno Vasco le asignaron dos pedagogas terapéuticas que conocen la lengua de signos, pero "así no se solucionó nada".
Al parecer, "en la Bolsa de Empleo no había nadie para poder sustituir a la intérprete de lengua de signos", y desde el Gobierno Vasco optaron por dos pedagogas terapéuticas, que tal y como denunciaba esta familia de Vitoria, "no están formadas para interpretar, por lo que Nahia no puede seguir las clases como sus compañeros durante semanas".
Frente a este problema que se ha repetido, la reivindicación de Nahia es simple: contar con una intérprete de lengua de signos durante todo el curso para que le ayude en el instituto y poder tener igualdad con el resto de sus compañeros.
¿Quién es y qué hace un intérprete de lengua de signos?
El intérprete de lengua de signos es aquel profesional que actúa como puente de comunicación entre dos lenguas, la lengua de de signos y el lenguaje oral, y entre dos culturas, la comunidad sorda y la de las personas oyentes.
Transmite el contenido del mensaje que interpreta de una manera fiel, exacta y apropiada, favoreciendo una comunicación completa.
Y es que el intérprete siempre se adapta en cada caso a las habilidades comunicativas de los estudiantes sordos y, por esta razón, también interpreta cuestiones anecdóticas y las intervenciones que se dan en el aula, haciendo partícipes en todo momento al alumnado y al profesorado.