Esta semana que está a punto de concluir ha situado a Gasteiz en una encrucijada respecto a sus modos de reciclaje. Pese a la conciencia común nacida alrededor del apelativo de verde que recibe la capital alavesa por sus atributos medioambientales y por los premios y reconocimientos que ha recibido al respecto desde ámbitos nacionales e internacionales, la realidad deja a la ciudad en un lugar que necesita abandonar con celeridad para llegar a cumplir con los deberes impuestos por la Unión Europea en materia de reutilización de los residuos y de economía circular.
En esos aspectos, Vitoria aún no es un alumno avanzado. Según los datos aportados por el propio Ayuntamiento, en la actualidad se recicla un 38% de los residuos domésticos que se generan. El objetivo es llegar al 55% en el año 2025. Sin salir de esos parámetros, hay estadísticas que llaman la atención y que necesitan de contexto, como aquella que asegura que el volumen de basura recogido en la ciudad ha disminuido en el último ejercicio. Como base para sustentar estas afirmación se encuentran los datos derivados de la gestión de los sistema de recogida neumática de desperdicios que existen en diferentes barrios gasteiztarras.
Según los datos facilitados a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA por la empresa Envac Iberia, especializada en la gestión de basuras, en el año 2021 se recogieron en las seis estaciones de recogida neumática con las que cuenta la capital alavesa, las situadas en Mariturri, Salburua, Zabalgana, Casco Viejo, Ibaiondo y Aretxabaleta-Gardelegi, un total de 7.051 toneladas de residuos.
Esos datos, trasladados a una comparación con lo observado en 2022, último ejercicio del que se tienen datos completos, son un 8,6% superiores. De hecho, según la misma fuente, el volumen transportado cayó en 606 toneladas, hasta situarse en 6.444 toneladas.
Una explicación posible a esta situación hay que buscarla en el actual contexto económico auspiciado por episodios de inflación desbocados provocados, entre otras cosas, por el encarecimiento de las materias primas, de los combustibles o de la energía eléctrica que, per se, se han manifestado a la vez en la cesta de la compra elevando el precio de los alimentos básicos a límites insospechados hace unos meses.
Esas limitaciones se traducen en un volumen menor de compras y, lógicamente, en un volumen menor de residuos generados teniendo como punto de partida el mismo modelo de consumismo en el que abundan plásticos, vidrios y cartones en los embalajes de alimentos frescos y en los elaborados.
Precios desbocados
No es para menos. Según indican los datos actualizados del Instituto Nacional de Estadística (INE) respecto a la subida de precios en la cesta de la compra y en los suministros básicos de los domicilios y de los transportes particulares, en 2022 la tasa media de inflación escaló hasta el 8,4%, la mayor de los últimos 35 años. De ahí que el consumo particular se haya ralentizado hasta extremos cercanos al 9%.
Parece evidente que los vecinos han tenido que resituar prioridades o hacer uso del dinero disponible para hacer frente a otras realidades igualmente imperiosas, como el pago de las alquileres (con una oferta menguante superada por la demanda) o de las hipotecas. Estas también están en máximos por los alzas del euríbor derivados a su vez de las políticas monetarias implementadas para tratar de rebajar los episodios de inflación.
En cualquier caso, hay datos que conviene subrayar. No en vano, es una evidencia que la inflación ha incidido negativamente, y de forma más directa, en el epígrafe de los alimentos, cuyo IPC alcanzó en el último trimestre de 2022 el 14,2 %.
Gasteiz, por encima de la media
Para la realización del estudio global que sirve de base a esta información, la empresa encargada de operar los circuitos de recogida neumática, se ha tomado en consideración la actividad en 40 de los sistemas que opera en diversas ciudades del Estado español.
Con ello se ha podido constatar que en el ejercicio 2022, el volumen de residuos transportado, en comparación con 2021, se redujo en 25 de 40 sistemas, con una caída media del 2%. Vitoria se sitúa muy por encima de esa estadística, a la que casi multiplica por cuatro en términos porcentuales.
La tendencia marcada sobre el particular insinúa que las cifras de la gestión de los circuitos de recogida neumática van a seguir en la misma línea en 2023. De hecho, A lo largo de este año, aunque el alza de los precios se está moderando (la inflación acumulada se sitúa en el 3%), persiste aún una alta presión inflacionista sobre los alimentos, que podrían terminar el año en una tasa por encima del 12%, según el Banco de España.
“Aunque es difícil establecer de forma rotunda una relación de causa-efecto entre el volumen de residuos depositados por los ciudadanos y la tasa de inflación, sí es cierto que este factor constituye una variable a tener en cuenta, bien porque afecta al poder adquisitivo de los ciudadanos y podría inducir ciertos cambios en los hábitos de consumo, bien porque debido al alza extraordinaria de los precios se ha desarrollado una mayor conciencia sobre el consumo responsable y la reducción de desperdicios”, explica Carlos Bernad, responsable de Envac Iberia.