“Ir a Vitoria y llenar una sala siendo un grupo más o menos desconocido, tiene un valor”
Dentro de la gira ‘Tatuado a fuego’, Da Igual acude por primera vez este sábado a Vitoria, un estreno que se va a producir en la Urban Rock
Entre versiones singulares de temas bien conocidos y canciones propias que están teniendo largo recorrido. Da Igual viene construyendo su camino sobre esas dos bases, una senda que este sábado pasa por la capital alavesa. “Es la primera vez allí y estamos muy sorprendidos porque están a punto de acabarse las entradas”, sonríe Wences Sánchez sobre el concierto que se producirá en la sala Urban Rock Concept. Está previsto que el espacio de Portal de Gamarra abra sus puertas a las 20.30 horas. Todavía queda algún pase disponible, aunque sería bueno no esperar hasta el último momento...
Acaban de empezar la gira por salas después de un verano sin parar de actuar. ¿No hay tiempo para el descanso?
–No, no lo hay (risas). De hecho, en los huecos que nos deja esta gira de salas, estamos trabajando en el próximo disco. No es que tengamos mucha prisa en sacar material nuevo, pero sí queremos aprovechar el momento dulce en el que nos encontramos.
Con la vida un tanto azarosa que ha tenido esta banda, lo cierto es que ahora parece que está llegando a lo alto de la ola.
–Estamos empezando a notar que gustamos a la gente. El termómetro real es la gira de salas que estamos haciendo. Al final, hasta ahora nunca nos habíamos expuesto a algo como esto, quiero decir, a que alguien vaya a la taquilla y pague una entrada porque quiere verte a ti. Nos hemos tirado casi ocho años de gira haciendo conciertos gratuitos y queríamos probar. Y la verdad es que el resultado ha sido muy bueno. Hicimos una primera fase del tour con diez conciertos a principios de año y las últimas cinco citas fueron todas sold out. En octubre hemos empezado esta nueva gira con conciertos en Madrid y Santiago de Compostela y los dos han colgado también el cartel de completo. Estamos un poco a verlas venir. Nuestra forma de promoción, más allá de las redes sociales, es clásica, es decir, nuestra promoción pasa porque nos has visto tocar en algún pueblo o ciudad. Punto. Todo ha sido muy desde abajo en nuestro caso. Eso también nos hace valorar mucho más que la gente ahora venga y pague su entrada. Y nos pone los pies en el suelo. Ir a Vitoria y llenar una sala siendo un grupo más o menos desconocido, tiene un valor.
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Entre versiones y temas propios
Este es un grupo, además, con dos hándicap: su estilo no encaja en los parámetros que marca la industria musical aquí; y el hecho de darse a conocer a través de versiones ha hecho que algunos no valoren su trabajo.
–Completamente de acuerdo. Pero hubo un momento en esta banda en la que decidimos pasar de todo eso. Respetamos mucho el criterio de otros, pero nosotros lo que hacemos es hacer ver que la calidad en el escenario se puede demostrar también haciendo versiones, sobre todo si las produces tú. Al no tener financiación externa o un contrato discográfico, a nosotros las versiones nos han permitido poder invertir en una gira de salas como la actual, alquilar los escenarios, hacer promoción, contar con un equipo de comunicación... No es fácil que todo el mundo en la industria entienda tu película. Nosotros somos un grupo de canciones propias que además hacemos versiones, pero no al uso. Pedimos licencia al artista, hacemos nuestros propios arreglos... De hecho, nuestros arreglos de algunos temas son los más tocados a nivel estatal por todas las orquestas y nadie lo sabe. La versión del Bailar pegados la toca todo el mundo. Esto significa que la banda está teniendo repercusión porque lo que hacemos, gusta. Para llegar a esto, es verdad que tuvimos que tomar la decisión de dejar atrás esos prejuicios que mencionabas.
Sus compañeros igual no tanto, pero es verdad que en directo usted debe de peder un par de kilos...
–(Risas) No, no te creas. Sí que es cierto que hemos tenido que aprender que la potencia sin control no sirve de nada. Pero es verdad que esta banda tiene esa peculiaridad, que tiene mucha energía.
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¿Les ha costado que se valore sus temas propios frente a las versiones?
–La verdad es que los temas propios, tanto ahora como con los discos anteriores, han entrado muy bien. Lo que pasa es que no tener una relación directa con la industria musical nos ha perjudicado bastante. También la ignorancia la hemos pagado cara. Madonna es hoy una gran empresaria musical porque cuando empezó tuvo unos managers que le dijeron por dónde tenía que ir. Nosotros no tuvimos esa fortuna y aprendimos a base de hostias.
Al final, todo esto se hace por el público, que en el caso de Da Igual es muy, muy variado.
–Sí, sí. De hecho, es algo que reivindicamos mucho. Nosotros tocamos relativamente potente y ves a gente muy mayor, de 70 años, que viene a los conciertos a darlo todo. Y luego tienes a público de 14 a 16 años, que vienen con sus padres y sus madres. Es verdad que tenemos un público muy, muy variopinto. Es un público familiar muy energético.
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