Mirar al ayer y al hoy de San Cristóbal y Adurtza para poder, en colectivo y sirviéndose de la fotografía analógica, imaginar el futuro. En muy pocas palabras, sobre esa idea se ha venido construyendo desde el pasado otoño el proyecto Barrio Creativo, cuyo resultado se expone ahora en la capital alavesa. Detrás está la implicación y el trabajo de personas muy diferentes entre sí pero que han cruzado sus caminos en una propuesta que durante estas semanas se puede visitar y conocer en la sede de Hibridalab, en la avenida Miguel de Unamuno.

Al fin y al cabo, el Centro de Innovación Abierta y Transferencia Creativa de Álava es un vecino más de la zona, un lugar desde el que se ha dado forma a una idea que se basa en un principio básico: la implicación directa de vecinos y vecinas, así como de quienes, por trabajo o estudios o la razón que sea, tienen relación con Adurtza y San Cristóbal

Hasta el 24 de julio, la muestra se puede ver tanto en el exterior como, sobre todo, en el interior del espacio de Miguel de Unamuno

Es el caso de Susana Martínez Murguialday, Sonia Seco, Indira Orozco, Ibone Mujika y Albontse Rey, más allá del caso de Jesús Santos, que se ha acercado al proyecto de la mano de su impulsor, el fotógrafo Josetxu Silgo. Lo cierto es que han sido alrededor de 30 las personas que se han implicado de manera directa en el proyecto coordinado por Pablo Juez, más allá de que también han jugado su papel estudiantes de Federico Baraibar, alumnado de fotografía de Hegoalde, así como componentes de otras entidades y colectivos.

La cámara analógica

Tanto en el exterior como, sobre todo, en el interior de Hibridalab se distribuyen las diferentes partes de un proyecto en el que los y las participantes han contado con el acompañamiento de nombres propios de la cultura alavesa como Sara Berasaluce y Ane Gebara. A través de ellas y otras artistas y creadoras, se han servido de las herramientas del arte para mirar a estas calles y plazas, a sus vecinos y vecinas, a lo que se tiene y a lo que falta, a lo que ya no será y a lo que está por venir, de otra manera.

Parte de los participantes, impulsores y coordinadores del proyecto Barrio Creativo DNA

Lo han hecho, de manera fundamental, situándose cada participante detrás de las cámaras analógicas proporcionadas por el proyecto y retratando sus propias visiones de Adurtza y San Cristóbal. La lista de imágenes obtenidas es interminable, sin perder de vista las instantáneas del ayer aportadas por el vecindario. Con todo ello se ha compuesto una exposición en la que, como es evidente, ha sido imposible abarcar todo lo tratado y deseado. 

Personas de diferentes generaciones e intereses han tomado parte desde otoño en este proceso creativo, colectivo y ciudadano

Con todo, la satisfacción por la experiencia vivida y por la actual muestra es evidente en ellos y ellas. Y eso que al principio, no se tenía tan claro que fuera a participar tanta gente. “Al principio era todo un poco abstracto”, sonríe Albontse Rey. Pero a cada paso se fue concretando qué era lo que se buscaba y cómo poder darle forma. La curiosidad por la invitación que se hacía en el caso de Indira Orozco, la estrecha relación de toda una vida con el barrio en lo que respecta a Sonia Seco, la pasión por la fotografía de Jesús Santos... cada cual se ha implicado por sus motivos o razones, pero aquí han encontrado un lugar propicio para compartir, imaginar, crear, reflexionar, aprender, convivir.

“El éxito de participación nos ha sorprendido”, apunta Ibone Mujika, componente de la asociación vecinal Adurtzakoak y también participante en una experiencia “muy divertida y estimulante”. Son sensaciones que, en realidad, se repiten en cada persona que habla. “Ha sido muy interesante el hecho de compartir nuestros diferentes puntos de vista. Al final, todos hemos estado por las mismas zonas con las cámaras, pero cada uno tiene su manera de mirar y eso se percibe en las imágenes”, recalca Santos. 

Parte de la exposición del proyecto Barrio Creativo DNA

“Lo importante de este proceso ha sido rescatar la creatividad que cada uno tenemos. Parece que nos somos tan creativos pero con todos los talleres que nos dieron las artistas, nos fueron sacando ideas muy interesantes”, describe Orozco. “Además, hemos estado gente de edades muy dispares. Ha habido mucha gente joven. Y, claro, cada uno aportado desde su experiencia y recorrido vital”, remarca Susana Martínez Murguialday.

El futuro

Eso sí, que la senda recorrida en estos meses haya sido provechosa no quiere decir que detrás no haya muchas horas de trabajo y de esfuerzo. Al contrario. “Parecía que no acabábamos nunca y que no íbamos a llegar a la inauguración con todo lo que quedaba por hacer”, apunta Rey. Pero no hubo fallo. A finales de mayo se levantó el simbólico telón tal y como estaba previsto.

Parte de la exposición del proyecto Barrio Creativo DNA

“Lo más difícil fue cómo pensar en el futuro, cómo retratarlo”, describe Orozco. “Todos pensamos que el futuro pasa por la juventud. Este ha pasado de ser un barrio obrero y militar a uno más bien universitario. Algo de ese cambio sí lo logramos plasmar en la exposición, pero falta el reflejo de tanta vivienda vacía, gente que viene al barrio pero no tiene posibilidad de quedarse porque está muy caro…. ¿Cómo plasmas el futuro? Es un barrio envejecido. ¿Habrá niños?”. 

En esta línea, Mujika señala que “no sé si hemos conseguido tanto esa parte de reimaginar; pero sí hemos acertado en la de participación colectiva para crear el futuro dentro del barrio. Aquí hemos trabajado en torno a qué sentimos por Adurtza, cómo estamos en el barrio y qué futuro le queremos dar”. Y esa labor en colectivo es una herramienta muy poderosa. 

Parte de la exposición del proyecto Barrio Creativo DNA

En ese pensar en el mañana también está la mirada al presente y el recuerdo del ayer. Por supuesto, en ese proceso está la crítica, la reivindicación, la visualización de lo que no se ha hecho, de lo que falta, de lo que se llevó a cabo y no debería haberse dado. Es algo que ni puede ni debe faltar. Incluso con respecto al propio Barrio Creativo hay que ser exigente. “Nos hemos dejado muchas cosas fuera de la exposición. De todo lo que es y supone el barrio faltan imágenes”, comenta Seco.

En común

Más allá del resultado expositivo del proceso –que se va a poder visitar hasta el próximo 24 de julio–, lo que todas y todos dicen llevarse es el aprendizaje que les ha aportado las personas de la cultura que han conocido y el hecho de haber construido el proyecto desde la suma del colectivo y la participación. Como explica Mujika, “hemos visto una forma de hacer interesante para ser trasladada, por ejemplo, a nuestro trabajo” como asociación vecinal.

Un trabajo en común que, eso sí, también su parte de labor a nivel individual con la toma de fotografías de cada participante. “La gente nos miraba con curiosidad”, recuerda Martínez Murguialday, “aunque nadie se terminó de acercar para preguntar”. No fue el caso de Rey. “Hice fotos dentro de bares, por ejemplo, y, claro, la gente preguntaba para qué y también por la cámara”. Hace no mucho las analógicas eran lo común, pero ahora...

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En imágenes: Inauguración de la exposición de Barrio Creativo sobre San Cristóbal y Adurtza DNA

Responden al instante que sí cuando se les pregunta si repetirían la experiencia con otra idea sobre la mesa. De hecho, Seco propone que esta metodología podría ser interesante llevarla a cabo en torno al de Marzo. Puede ser. Ya se verá. De momento, su trabajo es ahora el protagonista del hoy, de una muestra que no solo es o espera a quienes viven y trabajan en Adurtza y San Cristóbal. Es una puerta abierta a toda la ciudadanía que se acerque a Hibridalab.