BILBAO. Sabino Méndez, músico y portavoz actual de la Sociedad General de Autores, llegó a la junta directiva unas semanas antes de aquel 1 de julio en el que la Guardia Civil ponía patas arriba la sede de Madrid de la entidad de gestión de derechos y precipitaba una crisis que terminaría, poco después, con la salida de la presidencia de Teddy Bautista acusado de malversación de fondos y estafa. "Quienes como yo habíamos entrado nuevos en la institución nos temíamos algo así porque se había creado un tipo de gobierno de una opacidad total. Era una caja negra para los socios". Sabino Méndez confiesa que no piensa en abandonar su carrera creativa, por lo que se compromete a no estar más de un año en tareas directivas de la SGAE.
¿Es consciente de que la SGAE es ahora una de las entidades más desacreditadas no solo del Estado sino también del mundo?
Está desprestigiado el escándalo con los antiguos equipos de gobierno. Hace unos días tuvimos una reunión con las asociaciones internacionales en Alicante y les expusimos nuestro plan para cambiar la SGAE. Nos animaron mucho y están interesados en ver las iniciativas que vamos a tomar de cara a aplicarlas ellos. Creen que en Europa estas asociaciones son muy personalistas, ahí está el problema que se ha generado aquí. Era un sistema jerárquico, muy personalista y muy opaco.
Las investigaciones policiales revelan una posible malversación de millones de euros a través de sociedades instrumentales que servían para pagar lujosísimos gastos personales de los directivos. Ha confesado que se temían algo así...
Yo estuve fuera de la junta directiva hasta unas semanas antes de la intervención policial, pero es cierto que ha habido autores más críticos con la SGAE y otros menos críticos, que consideraban que el papel de las sociedades era fundamental, pero que había que llevarlas de otra manera. Lo que sensatamente pensábamos es que en estos sistemas tan jerárquicos y opacos podían pasar estas cosas.
Y si se lo temían, ¿por qué ha habido tanta falta de control?
Creo que por una cosa muy sencilla. Tenemos una democracia joven, entonces todo el sector de músicos, autores y compositores está dejado legislativamente de la mano de Dios. Habría que organizarlo muchísimo más, tendría que existir una legislación más afinada, que pudiera controlar, imponer sanciones a las entidades que se desvían de sus objetivos. Esa falta de legislación nos la encontramos también en otros muchos escalones del sector de los músicos y autores, tanto en el ámbito laboral como en el fiscal. Por ejemplo, estás trabajando tres o cuatro años en un proyecto, invirtiendo tu dinero porque nadie te paga y cuando empiezas a sacar beneficios del mismo, se te contabilizan cómo si lo hubieras ganado ese año, en lugar de ser fruto de tres o cuatro años. Es un trabajo de legislación que tendrá que hacer el sector y que servirá para detectar todas esas desviaciones que han pasado.
La SGAE se va a deshacer del otro gran imperio de Teddy Bautista, la red de teatros Arteria.
La red Arteria no pertenece a Teddy Bautista, obviamente. Se compone de varios teatros tanto en España como en el extranjero. Desde la nueva junta directiva creemos en la necesidad de reexaminar la política de inversiones llevada a cabo por Bautista. Los teatros consumen unos recursos enormes de mantenimiento, de obra... Y en situaciones como la actual de crisis, son muy necesarios para ayudar a los autores. Como el resto de los españoles, hemos notado la crisis. Queremos que estos recursos se centren en actividades de mecenazgo, de asistencia, de formación... No es el momento de gastar en grandes infraestructuras. No nos vemos como empresarios ni inmobiliarios, la SGAE debe centrarse en lo suyo y no consumir esfuerzos y dinero en proyectos de riesgo empresarial.
Se ha realizado un estudio interno para vender todos los teatros.
En el teatro de la Gran Vía madrileña programamos musicales americanos; el de Buenos Aires o el de México no dan valor a nuestros autores. Vamos a reexaminar cada caso uno por uno y ver si sería adecuado desprenderse de ellos. Nosotros lo que hemos propuesto es un programa de desinversión para no seguir gastando porque una red así se podría haber hecho en ochenta años, pero no en una década.
¿Y cómo afectaría al teatro Campos de Bilbao?
Es un caso diferente. El edificio pertenece al Ayuntamiento de Bilbao, es una inversión compartida con la ciudad. Tiene un compromiso con los autores y la ciudadanía bilbaina. Además, es un teatro que no presenta riesgos económicos y no consume grandes esfuerzos. No es conflictivo. Cualquier cosa al respecto, tendría que ser consultada previamente con el ayuntamiento porque se opera bajo licencia de él.
El edificio pertenece al Ayuntamiento de Bilbao, pero la situación ha cambiado sustancialmente desde la firma del convenio y la nueva coyuntura de la SGAE no ayuda en nada.
Repito, no va a afectar para nada. Es el caso que más se escapa a todo lo que consideramos ahora conflicto en la SGAE.
Según un informe que tiene la SGAE, se calcula que se puede alquilar hasta la finalización de la concesión por 100.000 euros. Pero la remodelación ha provocado una deuda de 8 millones que hay que devolver.
Como toda la red Arteria, está concebido dentro de un proyecto conjunto, esa inversión ya está hecha. Con lo cual, la situación es al revés. Paradojas de la vida, el teatro Campos se ha beneficiado de esta operación tan megalómana que se había lanzado con la red Arteria. El problema sería para la SGAE al pensar que se había invertido tanto y ver qué rendimiento podía tener. Pero es un planteamiento que no se va a cambiar.
Un 60% de ocupación en el primer año de funcionamiento del teatro bilbaino no es una cifra para echar cohetes.
Estamos hablando de un tema diferente. Esa es la gestión del teatro. Esa ocupación gestionada de otra manera, no digo por SGAE, sino por profesionales que lo lleven de otra manera, igual podía mejorar. O igual no.
A Teddy Bautista le han acusado de haber facilitado el desvío de unos 30 millones de euros de los derechos de autor a través de la filial SDAE. ¿Pero cuál es la deuda real de la SGAE? En la junta de este año se habló de que esta deuda puede alcanzar los 185 millones.
En eso estamos, haciendo nuestras auditorías internas. También queremos ver cómo se ha llegado a ese patrimonio, incluso por una cuestión de imagen, nosotros no tenemos nada que ver con las decisiones que tomaron juntas anteriores. El juez Ruz ha decretado el secreto de sumario para la parte de Arteria. Nosotros seguimos avanzando a nuestro ritmo.
¿A cuánto asciende el patrimonio de la red Arteria?
Puede ascender a 250 millones de euros y malversarlo, simplemente por momentos de histeria o informaciones encontradas, es un flaco favor que haríamos a los músicos y autores y eso no lo vamos a hacer. En estos momentos, estamos trabajando, investigando internamente, tenemos que ver si en el sumario del juez Ruz sale algo que nosotros no hemos encontrado. Esta red ha crecido a la vez que el boom de la construcción de España y hay que ver si han sido legítimas todas las prácticas que ha habido en torno a las obras de estos teatros.
Como compositor, músico, ¿considera excesiva la presión recaudatoria de la SGAE?
Bueno... Creo que se podría realizar de otra manera. En algunos sectores, sí, ha sido excesiva e indiscriminada y en otros sectores, no. Igual que ha habido excesos, también se ha producido el caso contrario.
¿En qué sectores ha habido exagerada presión?
En la aplicación del canon, cuando hay una sentencia europea que dice que ha sido excesivamente indiscriminado y eso hay que revisarlo. Cuidado, que la sentencia es muy justa, reafirma la legitimidad de la compensación por copia privada, lo que ocurre a es que hay que revisar cómo se había aplicado. Luego hay casos puntuales como la necesidad de renovar toda la red de representantes. Intentamos hacer una red profesional, por lo que los representantes tienen que ser respetables. No podemos tener gente de mucha valía al lado de oportunistas.
¿Cree que alguna vez la Sociedad General de Autores se merecerá que se confíe en ella?
La SGAE no es Teddy Bautista, no es un equipo de gobierno en unos años concretos, ni las iniciativas discutibles que puede haber tomado ese equipo. La SGAE nació en el siglo XIX, de hecho fue la que consiguió que existiera por fin una clase media de autores, compositores, cineastas... Ahora lo que hay que intentar es que la renovación de la sociedad vaya acompañada de otras medidas legislativas que estructuren el sector.